Nelson Rivera (ALN).- A finales de octubre tuvo lugar un hecho que, en buena medida, no se ha comprendido del todo: Arabia Saudí le concedió la nacionalidad a un robot de nombre Sophia, que fue presentado en marzo de 2016 por Hanson Robotics, la empresa que lo creó. Esta acción, divulgada por numerosos medios de comunicación como una especie de evento curioso, es mucho más que eso: probablemente sea la más significativa advertencia de que una vida donde humanos y robots convivirán en el planeta no está lejos. Al contrario: es inminente.
Arthur C. Clarke, cuyo centenario será celebrado el próximo 16 de diciembre, y famoso autor de 2001: Odisea del Espacio, escribió alguna vez: “Lo que ahora ha sido presentado como ciencia ficción, mañana se convertirá en periodismo”. La frase ha resultado cierta: han sido los escritores, mucho más que los científicos, quienes con mayor precisión anticiparon las potencialidades de los robots. Fue un escritor, el checo Karel Capek, quien en 1920 introdujo la palabra ‘robot’.
El paso del tiempo ha hecho que Blade Runner, la película dirigida por Ridley Scott que se estrenó en 1982, adquiera cada vez más la categoría de gran icono cultural del siglo XX: quizás, como ninguna otra, mostró el potencial que incubaban los robots. Las imágenes del robot Sophia, en el acto en el que le concedieron la nacionalidad saudí, inevitablemente recuerdan a Rachel, la robot que se enamora del protagonista de Blade Runner.
Qué promete la robótica
Las empresas dedicadas a crearlos y desarrollarlos, coinciden en un argumento: los diseños actualmente en proceso apuntan, en lo esencial, a la eficacia. Y, esta es una cuestión controversial, a realizar trabajos sin las dificultades propias de la condición humana. Por ejemplo, en el caso de los robots que podrían remplazar a los funcionarios públicos, la promesa será: puntualidad, trato uniforme a todos los usuarios, eliminación de las malas caras, rapidez y precisión en las respuestas. Incluso hasta es posible que los robots se programen para sonreír cada vez que la ocasión lo demande.
Aproximadamente 75% de los oficios actuales del mundo podrían ser ejecutados por robots diseñados para fines específicos
PAL Robotics, en una declaración publicada por el diario La Razón, ha hecho un pronóstico: las casas de adultos mayores y las residencias de retiro serán los primeros lugares donde los robots prestarán sus servicios: traerán el vaso de agua y los medicamentos en las horas indicadas; medirán la tensión arterial y otros comportamientos corporales; mantendrán una vigilancia en tiempo real sobre las personas que se enfermen; indicarán a los usuarios si hay o no condiciones climáticas para hacer una caminata; medirán la cantidad de alimentos que pueden ingerir a lo largo del día. Incluso, si un usuario así lo quisiera, el robot podrá leerle una novela, recordarle las fechas de cumpleaños de los familiares, jugar una partida de ajedrez o participar en un torneo de dominó.
Empleos con potencial de riesgo
El potencial de empleo de los robots, ahora mismo, luce enorme: podrán operar como recolectores de basura, trabajar en líneas de producción en tareas repetitivas o basadas en la percepción -como retirar productos defectuosos-, actuar en la desactivación de bombas o minas, sumergirse en las aguas profundas para participar en operaciones de rescate o para fines de investigación científica. De hecho, lo previsto es que sean robots los que, en una expectativa de tiempo no mayor a una década, hayan viajado a las profundidades abisales del océano Pacífico, cuya profundidad conocida hasta ahora supera los 8.000 metros y alcanza, a veces, más de 14 kilómetros.
Como la Rachel de Blade Runner o la Sophia saudí, muchos de los robots tendrán aspecto humano: serán androides, con capacidad de asumir los más diversos empleos. La cifra que manejan los expertos es simplemente escalofriante: aproximadamente 75% de los oficios actuales del mundo podrían ser ejecutados por robots diseñados para fines específicos.
Hay una estimación en curso: en tres años -2020- alrededor de siete millones de empleos podrían perderse en los países de economías más desarrolladas. En un plazo mayor, las estimaciones empeoran. Es en este marco donde el Informe sobre las Personas Electrónicas, elaborado por el Parlamento Europeo en 2016, adquiere su mejor pertinencia. En él se plantea esta problemática: que los robots tendrán que pagar impuestos. De otra manera no será posible mantener el costo de la seguridad social en unas economías donde, de forma paulatina, se incrementará el desempleo. El documento se limita a formular un enunciado. En los próximos años habrá que definir si esta propuesta es o no viable. Pero, en cualquier caso, contribuye a explicar por qué la revolución digital resulta, para muchos planificadores, una cuestión cada vez más inquietante. En la conferencia del Web Summit que tuvo lugar en Lisboa, Stephen Hawkins dijo que la inteligencia artificial podría llegar a remplazar a los humanos completamente. Pero también advirtió, en la inauguración, que la inteligencia artificial era el más importante hallazgo en la historia de la civilización, aunque todavía era temprano para saber si era el mejor o el peor.