Daniel Gómez (ALN).- Aivo es una empresa argentina especializada en atención al cliente. La magia está en sus sistemas de inteligencia artificial. Una red de robots capaces de interactuar con los usuarios y resolver sus problemas en el acto. “Somos un asistente virtual. Solucionamos los problemas desde la primera interacción”, dijo a ALnavío Bruno Dalla, director de negocios internacionales de Aivo.
Desde una pequeña oficina ubicada en el centro WeWork del Paseo de la Castellana en Madrid, Bruno Dalla, director de negocios internacionales de Aivo, orquesta la expansión de la empresa argentina por Europa. Un reto que le recuerda al que emprendió enBrasil hace tres años, cuando lideró la entrada de Aivo en el gigante latinoamericano.
“Queremos empezar por España por una cuestión de hábitos. Nuestra estructura habla español y nuestra tecnología está muy desarrollada en ese idioma. También vemos que muchas de las grandes compañías españolas han dejado de lado la inversión en tecnología. Eso lo podemos explotar”, dijo al diario ALnavío Dalla.
El directivo admite “contactos muy avanzados” con grandes grupos del país, pero no revelará los nombres hasta que firmen los contratos. También admitió acercamientos con otras firmas de Portugal, Reino Unido e Italia, que quieren llevar la tecnología de Aivo (que funciona en español, inglés y portugués) a esos países.
Aivo nació en Argentina en 2012. Especializados en inteligencia artificial para la atención al cliente, han despuntado en Latinoamérica como una de las tecnológicas más pujantes. Hoy trabajan junto a firmas de la talla de BBVA, Telefónica, Visa y General Motors en los mercados de Argentina, México, Colombia y Brasil.
Según el directivo, en lo que respecta a la atención al cliente, la inteligencia artificial de Aivo es la más avanzada. “Trabajamos con chatbots [robots que conversan con personas] antes incluso de que existiera la palabra. Somos viejos en una industria nueva”, matizó.
Robots sin forma humana
A esta experiencia hay que sumarle las capacidades de su tecnología. Los robots de Aivo son inteligentes y se manejan por chat y por voz. No tienen forma humana, pero actúan como si la tuvieran. Son potentes ordenadores capaces de aprender palabras, preguntar si el cliente tiene dudas e interpretar oraciones y contextos.
Gracias a estas capacidades, Aivo puede conversar con un usuario como si de un humano se tratase. Algo parecido a lo que hace Siri en Apple, Alexa en Amazon y Cortana en Microsoft. “Somos algo así. Un asistente virtual. Resolutivos en el acto. Solucionamos los problemas desde la primera interacción”, apuntó.
Para Dalla, con Aivo se consigue un “todos ganan”. Gana el usuario final porque resuelve su inconveniente con unos pocos mensajes. Y gana la empresa porque ahorra hasta 68% de los costos de atención, agregó. Además, la compañía obtiene información de sus clientes con la que puede reenfocar estrategias.
“Una empresa automotriz contrató nuestra plataforma para agendar citas. Con el paso del tiempo se dieron cuenta de que los clientes querían saber otro tipo de cosas. Cuál era el color de los vehículos, qué paquetes ofrecían… Ese tipo de cosas. Cuando lo supieron modificaron su estrategia y la cambiaron de postventas a preventas”, apuntó.
«La inteligencia artificial se pondrá a la cabeza de todas (las tecnologías)»
Otra de las ventajas es el creciente protagonismo de su tecnología. “Se habla mucho de tecnologías como big data, blockchain… Yo creo que la inteligencia artificial se pondrá a la cabeza de todas. Y la que experimentará cambios más rápidos es la enfocada a la atención al cliente”.
Según el directivo, en el futuro los robots serán incluso proactivos. Es decir, podrán anticipar los problemas antes de que ocurran. De hecho, comentó que con Enel en Brasil ya están desarrollando un sistema que prevenga al usuario de que sus problemas vienen por un corte de luz o un fallo de infraestructura. “Queremos informar antes de que el cliente pregunte”.
Talento e innovación
Bruno Dalla, brasileño de 44 años, es uno de los empleados con más años en Aivo. “Todos los días me gastan bromas diciéndome que soy el más viejo”, comentó. Esta anécdota no se puede pasar por alto. Que con esa esa edad sea el mayor retrata muy bien el espíritu de la empresa, joven y disruptiva, como su creador, el argentino Martín Frascaroli.
“Todos los créditos de Aivo hay que dárselos a Martín. Tiene una mente muy global. Dice que su oficina es el aeropuerto. El otro día hablaba con él y me dijo que había hecho 30 vuelos en seis meses”, apuntó.
Frascaroli también es un empresario muy conocido en Silicon Valley. Lleva casi 10 años en San Francisco defendiendo las ventajas de la inteligencia artificial y exponiendo el caso de Aivo, ya que su desafío es expandir la empresa hacia Estados Unidos.