Moris Beracha (ALN).- La falta de regulación de la que se acusa a los private equity no implica que se actué al margen de la ley, que no haya transparencia, que no tengan códigos de ética. Es interesante observar la forma como estos instrumentos han venido imponiendo normas de autorregulación que les han permitido ganar reputación y credibilidad.
En todos los artículos que he escrito sobre los private equity me he referido al rol que han cumplido en impulsar emprendimientos, innovaciones o sectores productivos por los cuales la banca tradicional no hubiera dado ni un centavo, pero estos fondos no escapan a la crítica y básicamente se les cuestiona la falta de regulaciones.
El detalle está en que, si se comenzara a imponer regulaciones, ese beneficio que están ofreciendo quedaría restringido o limitado por decir lo menos, pero esa falta de regulación de la que se acusa a los private equity no implica que se actué al margen de la ley, que no haya transparencia, que no tengan códigos de ética. Es interesante observar la forma como estos instrumentos han venido imponiendo normas de autorregulación que les han permitido ganar reputación y credibilidad.
Otro aspecto que permite impulsar normas de transparencia en los private equity está centrado en las obligaciones que deben cumplir los inversores, que son al final el portafolio de clientes de estos instrumentos financieros.
Empecemos por las normas legales. Los private equity en Estados Unidos no están exentos de cumplir las directrices de la Securities and Exchange Commission (SEC por sus siglas en inglés), que es la Comisión Nacional de Valores de ese país, la cual tiene un rol regulador e incluso sancionador y ha sido un organismo que ha insistido en resaltar la importancia de evitar la opacidad y promover la transparencia. Los expertos de la SEC siempre están pendientes y cautelosos porque lo menos que desean es estar nuevamente en la mira de todos, como ocurrió en las crisis financiera e inmobiliaria que afrontó Estados Unidos en 2008.
Otro aspecto que permite impulsar normas de transparencia en los private equity está centrado en las obligaciones que deben cumplir los inversores, que son al final el portafolio de clientes de estos instrumentos financieros. Estamos hablando de fondos de pensiones, retiro de trabajadores o universitarios, empresas, que dedican parte de su capital a fondos de mediano riesgo que ofrezcan una mayor rentabilidad a inversiones conservadoras.
Los propios rankings y monitoreos que realizan firmas auditoras también han llevado a que los private equity se rijan por pautas porque esto forma parte de la competencia, tanto para captar clientes que aporten su dinero como para el uso de los recursos en los proyectos que se van a financiar.
Cómo los ‘private equity’ levantaron el dinero del ‘shale oil’
Uno de los casos que hemos leído fue el realizado por el proveedor de software eFront que ha encontrado alrededor de 1.800 casos -entre ellos de private equity– que han visto cómo la transparencia en la gestión y en la ejecución financiera les ha permitido aumentar los niveles de rentabilidad y la captación de recursos.
La mayor parte de los casos se refieren a private equity con operaciones en Estados Unidos y hasta el momento los ejemplos de prácticas estandarizadas de transparencia se presentan en aquellos instrumentos que suman una captación de recursos por encima de 10.000 millones de dólares, pero eso abarca una cuarta parte del mercado, lo que implica que aún hay retos para los medianos y pequeños.