Daniel Gómez (ALN).- El último estudio del BID presenta datos preocupantes. Por ejemplo, que 38% de los jóvenes latinoamericanos entre 15 y 24 años no son capaces de realizar cálculos matemáticos “muy sencillos”, como una división. Pero no todo es negativo. Hay muchos resultados que invitan al optimismo, siempre y cuando se tomen políticas públicas específicas.
Los milenials de América Latina tienen potencial. Lo afirma el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) después de entrevistar a 15.000 jóvenes latinoamericanos de nueve países (Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Haití, México, Paraguay, Perú y Uruguay) entre 15 y 25 años.
Sus niveles de autoestima, autoeficacia, pasión y perseverancia están por encima de la media. La mayoría piensa que les irá bien en la vida. Son optimistas respecto al futuro. Por ejemplo, la cobertura actual de la educación superior en la región se ubica en torno al 40%. Aun así, el 85% de los jóvenes encuestados aspira a completar ese nivel educativo. “Es una mayoría imponente”, dice el BID.
Además, como recuerda el organismo, estas “habilidades socioemocionales” son “excepcionalmente relevantes en un mercado laboral cercado por los robots”. Por la tecnología. Algo que también manejan de maravilla los jóvenes latinoamericanos.
Esta suma de detalles llevó al BID a determinar que hay potencial en la región. Pero también advierte que este “se está desaprovechando”. Entre los motivos, exponen, está el bajo nivel de algunos docentes, la mejorable gestión de las escuelas, la falta de innovación en el aula y de nuevas herramientas de aprendizaje. Problemas que, de resolverse, “tienen el potencial de elevar el aprendizaje”.
Problemas con las matemáticas
Ahora mismo hay datos que preocupan, pero antes de conocerlos, trate de resolver este problema: La abuela le da 20 dólares al nieto para que lo reparta entre y él y sus cuatro primos a partes iguales. ¿Cuánto dinero le correspondería a cada uno? Seguro que ya lo adivinó. La solución apenas requiere una división. 20 entre cinco, resultado: cuatro.
El problema es que este cálculo, “muy sencillo”, precisa el BID, no lo sabe realizar el 38% de los milenials latinoamericanos, según el último informe de PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Eso sí. No ocurre igual en todos los países. Mientras 72% de los jóvenes colombianos responde de manera correcta a un problema parecido, apenas 46% de los brasileños lo hace bien.
Estos resultados reflejan un problema superior. La desigualdad que impera en la región, el acceso limitado a la educación, la falta de empleos de calidad, las escasas oportunidades de adquirir experiencia laboral, enumera el BID.
“A pesar de estas dificultades, los jóvenes se muestran optimistas respecto de su futuro. Desean proseguir sus estudios hacia la educación superior y asignan una alta probabilidad de alcanzar sus aspiraciones educativas y laborales. Asimismo, cuentan con un conjunto relevante de habilidades socioemocionales, que son valoradas por los empleadores y que son útiles para una inserción educativa, laboral y social exitosa”, dice el BID.
Este mensaje de optimismo es también un llamado a los gobiernos. “Es el rol de la política pública generar un contexto favorable para que esos deseos no se frustren y para que los jóvenes puedan poner sus capacidades a disposición de su propio desarrollo y del de las comunidades donde viven”.
Políticas públicas específicas
Por el momento, los gobiernos están tomando medidas con subsidios y programas de cobertura. Pero hay que tomar acciones más concretas. Por ejemplo, en Colombia un problema al que tienen que hacer frente las mujeres jóvenes es el de la maternidad temprana.
“A pesar de estas dificultades, los jóvenes se muestran optimistas respecto de su futuro”
Que muchas de las niñas queden embarazadas antes de alcanzar la mayoría de edad hace que tengan que abandonar las escuelas para dedicarse a su hijo. Se le cierra la puerta a la enseñanza, y también al trabajo. Porque en los primeros años del niño no tienen tiempo para ingresar en la vida laboral.
¿Qué puede hacer el Gobierno colombiano? Pues lo que propone el BID es “promover el acceso a cuidado infantil y la educación inicial de calidad para los hijos, así como empleos flexibles que permitan el doble rol de madre y trabajadora sin tener que caer en la informalidad laboral”.
En Chile, por ejemplo, el problema es otro. Las políticas públicas sobre educación están bien enfocadas. Los niveles de acceso y cobertura son altos. El nivel de formación también es bueno. Pero luego no encuentran trabajo. Y eso es, según el BID, porque las habilidades adquiridas no se adaptan a las exigencias del mercado laboral.
“El Estado debe reforzar los programas que apoyan la adquisición temprana de experiencia laboral como forma de reducir el alto desempleo juvenil”, apunta el organismo.