María Rodríguez (ALN).- Japón permitió el ingreso de carne fresca de Uruguay hasta el 2000. Ese año, alertado por la epidemia de fiebre aftosa en las reses uruguayas, bloqueó la entrada. Han hecho falta nueve años de negociaciones para convencer a los japoneses de que la carne uruguaya es segura. Estos días cuatro toneladas de carne vacuna uruguaya llegaron a Tokio.
La última vez que en Japón probaron la carne uruguaya fue en el 2000. Ese año Japón cerró las puertas a esta carne, alertado por la epidemia de fiebre aftosa que afectó a las reses uruguayas. Tras nueve años de negociaciones diplomáticas la carne de Uruguay vuelve a Japón. Y lo ha hecho en cuatro contenedores que suman más de cuatro toneladas de carne vacuna, según informa el diario El País de Montevideo. Aún falta el regreso de la carne ovina, por ejemplo, pero paso a paso.
“Japón es un mercado muy exigente y créanme que siento mucha satisfacción en este momento”, dijo a la prensa el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Enzo Benech, al anunciar el primer envío. Explicó que, si bien los cortes que partieron en esta remesa son de “alta calidad”, Japón también habilitó al mercado uruguayo la exportación de hamburguesas, carne enfriada y carne congelada.
Hasta el 2000, el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón permitió el ingreso de carne uruguaya fresca sin problemas. Pero llegó esta epidemia de fiebre aftosa, que afectó especialmente al ganado del departamento uruguayo de Artigas.
Hasta el 2000, el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón permitió el ingreso de carne uruguaya fresca sin problemas
Cuando se detecta una epidemia de fiebre aftosa en el ganado, se suelen producir restricciones inmediatas y prolongadas al comercio internacional. Por ejemplo, el brote de aftosa que afectó a Reino Unido en 2001 obligó a sacrificar a seis millones de animales y causó pérdidas de 13.000 millones de euros, provocando un serio golpe a la economía británica, según reportó en su día la prensa del país. El temor a la aftosa se debe a la facilidad de contagio, la alta mortalidad del ganado que la padece y las consecuentes y enormes bajas en la producción lechera y de carne.
El brote en Uruguay impactó en una economía que llevaba varios años en recesión. Y siguió cayendo, pero más profundamente: -1,8% en el 2000, -3,5% en 2001 y -7,1% en 2002. En 2003 la economía remontó y el Producto Interior Bruto volvió a la senda del crecimiento con un avance de 2,3%.
A partir de 2009, y tras varias misiones técnicas entre Uruguay y Japón, el mercado japonés decidió volver a abrirse a la carne ovina, bovina, desosada (sin hueso) y madurada de Uruguay. Lo anunció el presidente Tabaré Vázquez a finales de 2018, coincidiendo con el viaje del primer ministro de Japón, Shinzo Abe, a Montevideo. Pero faltaba que la carne uruguaya efectivamente llegase a Japón, como así ha sido estos días.
Casualidades o no, el Gobierno de Uruguay anunció que entre el 15 de febrero y el 15 de marzo inmunizará contra la fiebre aftosa a 11,5 millones de vacas. “Una sólida inmunidad asegura el mantenimiento sanitario de bovinos y permite ingresar a mercados internacionales”, aseguró en un comunicado Eduardo Barre, director de Servicios Ganaderos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca del país.
Este primer envío de carne a Japón también es un paso más para profundizar el intercambio comercial entre ambos países en otros sectores como el lácteo y el vinícola, según recoge la prensa uruguaya.