Daniel Gómez (ALN).- Los inversores del Nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México rechazan la solución del presidente de México: una recompra de bonos 1.800 millones de dólares. Dicen que no pueden respaldar la oferta en “su forma actual”, pero se muestran abiertos a negociar. Lo que tendrá que ser a toda prisa.
La segunda semana de mandato del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, no arranca con buenas noticias. Este lunes, los accionistas del aeropuerto que canceló se le echaron encima rechazando su compensación.
“El Grupo de Tenedores de Bonos Ad Hoc de Mexcat no puede respaldar la oferta de compra y la solicitud de consentimiento del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México en su forma actual”.
Este comunicado pertenece a un grupo de inversores representado por el bufete británico Hogan Lovells, asociado con el abogado neoyorquino Ron Silverman y el destacado jurista mexicano Federico de Noriega, quien, con menos de 40 años, es ya una eminencia en el sector.
El grupo al que representan, aseguran en el comunicado, aglutina más del 50% de bonos del aeropuerto, cuya emisión alcanzó un total de 6.000 millones de dólares en más de cuatro series.
Los papeles fueron colocados en los mercados de Nueva York a lo largo del sexenio de Enrique Peña Nieto. Lo hicieron a través del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, un grupo mayoritariamente estatal, cuya intención no era otra que financiar el aeropuerto, valorado en 13.000 millones de euros.
Cabe destacar que el principal promotor de ese aeropuerto, además de Peña Nieto, fue el hombre más rico del país: Carlos Slim. Las empresas del magnate sumaban 3.900 millones de dólares en contratos de un total de 7.800 millones adjudicados. Por eso defendió con ahínco el aeropuerto cuando López Obrador se propuso cancelarlo.
La oferta de López Obrador
Hace una semana, para calmar a los inversores, López Obrador lanzó una propuesta. A través de la Secretaría de Hacienda recompraría por 1.800 millones de dólares los bonos. Los inversores quieren más. No les parece suficiente ya que sólo el grupo de Hogan Lovells posee más de la mitad del valor de los papeles.
Pese a todo, estos inversores dicen estar abiertos a negociar. Lo que ocurres es que al Ejecutivo se le acaba el tiempo. La idea era calmar a los inversores antes de presentar los presupuestos de 2019. Y eso es el próximo sábado, 15 de diciembre.
La Secretaría de Hacienda lanzó una oferta de recompra por 1.800 millones de dólares en bonos, equivalente a un tercio del total. Los inversores quieren más
La celeridad del presidente por llegar a buen término tiene otro motivo. Evitarse las demandas legales llegadas desde Nueva York. Cuando en octubre López Obrador canceló la obra -sin haber jurado como presidente y respaldándose en una cuestionada y minoritaria consulta ciudadana- los inversores se le echaron encima.
BBVA, que es el principal banco del país, fue uno de los más críticos. En un informe apunó las señales del mandatario afectaban a la confianza de los inversores, y que decisiones así tendrían consecuencias “irreversibles” para México.
El banco no se refirió al problema financiero porque, según prometió López Obrador, arreglaría las diferencias con los inversores. Bien con compensaciones económicas, o bien con contratos (en igualdad de términos) en el aeropuerto que ahora construirán en la pista militar de Santa Lucía.
Ahora la pregunta es: ¿Negociará López Obrador condiciones con los tenedores de bonos o llevará el caso a los tribunales? Esto segundo fue lo que prometió no hacer.