(EFE).- Cargado a hombros de los fieles, como es tradición, el Nazareno de San Pablo, principal advocación de Jesucristo en Venezuela, salió en procesión, luego de dos años en los que, en Semana Santa, la imagen fue paseada en un vehículo acristalado debido a las restricciones impuestas por la covid-19.
Los feligreses, muchos de ellos vestidos con ropas de color púrpura, pidieron, por tercera vez, el fin de la pandemia que afecta al mundo desde hace dos años, como también la paz en Venezuela y en el mundo en medio de la guerra que decretó Rusia a Ucrania hace casi dos meses.
Entre los devotos, se encontraba Carmen Meléndez, alcaldesa de Caracas, quien explicó a Efe que, a las 16.00 hora local (20.00 GMT), se celebró la misa al aire libre en honor al Nazareno, para luego salir en procesión y después al viacrucis que, tradicionalmente, recorre «todas las estaciones del paso de Cristo hasta que llega a la resurrección».
Meléndez, quien también recordó la época de encierro y cuarentena, celebró que este año se recupere, al menos en parte, la normalidad en las celebraciones religiosas.
«(Estuvimos) dos años encerrados, ahorita en esta misa al aire libre, con este espacio tan grande, con esta capacidad, pues el pueblo salió a las calles a pagar su promesa al Nazareno. Esto es una bendición del Nazareno y de Dios, que estemos aquí, en la plaza Diego Ibarra, con mucho espacio», dijo la alcaldesa.
La misma gratitud y alegría manifestaron el resto de fieles, como la caraqueña Dalia Inés Conde, de 62 años, quien aseguró sentirse como «la mujer más feliz del mundo en este día».
«Se ha logrado lo que realmente el Señor quiere: que renovemos la fe y que le sigamos a él, que estemos con él siempre, para siempre, porque él es el grande, el poderoso, el potente, él, que nos saca de muchas cosas. A mí me sacó de esta pierna, gracias a él camino. Caí en estos días enferma y le pedí a él y me paró», relató a Efe.
Fe que crece
Por su parte, el cardenal Baltazar Porras aseguró sentir una emoción «muy grande» al ver «cómo crece esta fe» del pueblo venezolano y que «hoy lo ha demostrado aquí con esta multitud que viene a rendirle ese homenaje, ese culto, a pedir esa fuerza al Nazareno de San Pablo que durante tantos siglos ha acompañado al pueblo caraqueño».
El Nazareno de San Pablo es la advocación más antigua de Venezuela y cuenta con miles de fieles que aseguran que les ha concedido favores y peticiones.
La imagen llegó a Venezuela procedente de España a principios del siglo XVII y fue instalada inicialmente en la hoy desaparecida iglesia caraqueña de San Pablo, donde la tradición asegura que se produjo el primero de los «milagros» que se le atribuyen.
«Vómito negro»
Según la tradición, en 1696 hubo una extraña epidemia, llamada «vómito negro», que azotó a la entonces pequeña población caraqueña, ocasionando decenas de muertes y otros tantos contagiados.
Los caraqueños imploraban al Nazareno el milagro de la cura de la epidemia y en medio de la procesión la imagen tropezó con un limonero, haciendo caer
todos sus frutos, que fueron utilizados para hacer el jugo que erradicó la enfermedad.
A partir de ese momento, hace más de 350 años, el Nazareno es considerado el santo más milagroso de toda la historia venezolana.