Reinaldo Iturbe (ALN).- Entre renuncias, insurrecciones fallidas e inadmisibles casos de corrupción, la popularidad de Juan Guaidó ha ido socavándose progresivamente según los últimos sondeos de opinión.
Juan Guaidó se juramentó el 23 de enero de 2019 con todo el respaldo de la militancia opositora, pero con un mantra que no podía cumplirse. La estrategia de preferencia del cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres iba a tomar un largo tiempo para poder materializarse. La presidencia interina estaba atada a un reloj: la finalización del período de la Asamblea Nacional, que controla en dos tercios la oposición.
Pese a las advertencias de la ineficacia de una presidencia encargada (el experimento del Tribunal Supremo en el exilio fue un fiasco), Guaidó decidió nombrar un gabinete parcial integrado en su mayoría por “embajadores” que operaban en los 50 países que desconocen a Nicolás Maduro. Más adelante, incluso, se creó un “centro de gobierno” dirigido por Leopoldo López, el jefe fundador de Voluntad Popular, uno de los artífices del fracaso de los intentos frustrados de Guaidó por desplazar a Maduro del poder.
Y aunque el gobierno interino no ejercía poder de facto a lo interno, a lo externo tenía recursos que liberaba la Administración de Donald Trump, y además, logró hacerse del control de empresas como Citgo y Monómeros.
Entonces lo imposible se hizo realidad: funcionarios del gobierno interino, que todavía no tomaba control del Palacio de Miraflores, incurrieron en penosos actos de corrupción y conflictos públicos con Guaidó.
-El primer escándalo ocurrió en Cúcuta, con el diputado Freddy Superlano (Voluntad Popular), su asistente, un par de damas de la noche, drogas y 250.000 dólares, justo mientras se celebraba un concierto en la frontera por la ayuda humanitaria a Venezuela. Una ayuda que jamás entró y que terminó en un fracaso. Ese fracaso, sumado al escándalo de Superlano, fue el inicio de una retahíla de declaraciones que la dictadura aprovechó muy bien: Jorge Rodríguez llegó a mofarse en televisión asegurando que Superlano, su asistente (que era además un familiar), y las dos mujeres, “se acostaron los cuatro en una misma cama”. Más tarde, como era de esperarse, Superlano pidió la separación de su cargo mientras se hacían las investigaciones pertinentes. No hubo resultado alguno. Al menos no del conocimiento público. Pero Guaidó se esforzó en aclarar que el dinero involucrado en el escándalo no era de la ayuda humanitaria, cosa que es absolutamente cierta.
-Después renunció Humberto Calderón Berti, el embajador en Colombia. El caso del diplomático fue la guinda de la torta del caso de Superlano.
“Empecé a recibir rumores personalmente y por las redes de que estaban ocurriendo cosas indebidas, había un mal manejo y debía prestar atención, hasta el momento en que las autoridades colombianas me dieron un documento que hablaba de licor, de prostitutas y tuve que confirmar la información y me la proporcionaron. Me la dio gente entendida en esto, colaboradores de la Embajada, que vieron doble facturación, facturaciones ficticias, había documentos que se habían entregado y que yo no había recibido”, fueron textualmente las palabras de Calderón.
-El frustrado intento del 30 de abril: Leopoldo López terminó dinamitando el movimiento insurreccional del 30 de abril cuando apareció en la base aérea de La Carlota. Adelantó los planes y enredó la operación. De esto han dado fe varios dirigentes opositores tanto en público como en privado. Y Maduro seguía allí. Aferrado al poder. Tras el evento, la calle terminó enfriándose a punto de congelación.
-La renuncia de JJ Rendón, asesor presidencial: Esta ocurrió luego de la fallida intentona de incursión por Macuto, que acabó con varios de los “alzados” presos o muertos. Fue Rendón quien había precontratado los servicios de Jordan Goudreau, dueño de la empresa Silver Corp, con el fin de lograr “la captura” de funcionarios del régimen de Nicolás Maduro para luego entregarlos a la justicia de Estados Unidos.
Pero resulta que la operación terminó en lo que se conoce como la incursión de Macuto. JJ Rendón dijo en una entrevista concedida a CNN que su trato con Goudreau fue “parte de un acuerdo preliminar que no llegó a hacerse efectivo (…) Era una exploración para ver la posibilidad de captura y entrega de funcionarios de la Administración de Maduro. Yo firmé el acuerdo y también el diputado Sergio Vergara. Y asumo mi responsabilidad. Era un documento de 42 páginas. Nunca se le dio luz verde. La operación fue descartada desde noviembre del año pasado. No hay aval del presidente Guaidó de ninguna manera, ni firmó el documento que muestra Goudreau”.
En el hecho también estuvo involucrado Sergio Vergara, de Voluntad Popular, y generó otro escándalo para un gobierno interino que no conseguía la primera etapa de su mantra: el cese de la usurpación.
-También renunciaron a sus cargos Guarequena Gutiérrez y Tamara Sujú (embajadoras), José Ignacio Hernández (procurador); Alejandro Grisanti, Gustavo Velásquez y Luis Pacheco (de la junta ad hoc de PDVSA) y Ricardo Hausmann (Banco Interamericano de Desarrollo). Casi todos renunciaron con alegatos parecidos: que su situación económica era difícil y que necesitaban generar ingresos, toda vez que sus cargos eran ad honorem.
–Corrupción con los activos de Venezuela en el exterior: El escándalo fue denunciado por la periodista opositora Patricia Poleo, y ratificado en una investigación abierta por el Ministerio Público controlado por Maduro. El consorcio Caribbean Recovery Assets (CRA), conformado por las empresas Lock in Capital y Global Risk Management presididas por Jorge Reyes y Pedro Antar, presentaron en 2019 a Juan Guaidó una propuesta relacionada con activos venezolanos en el exterior, además de cuentas por cobrar y demás bienes que se encuentran en 19 países que forman parte de Petrocaribe. Los empresarios, según la denuncia, exigieron como contraprestación por sus servicios, el derecho de apropiarse del 18% de todos los activos en poder del chavismo que pudieran ganar en litigios. La Administración de Juan Guaidó ha respondido alegando que los activos en el exterior serán usados para “proteger al pueblo” venezolano.
¿Cuántos escándalos más puede resistir un gobierno interino que no ha llegado al Palacio de Miraflores?