Redacción (ALN).- Casi el 18% de los nacimientos en Latinoamérica corresponden a madres menores de 20 años. Y esto tiene “elevados impactos socioeconómicos en la región”, según el Fondo de Población de Naciones Unidas.
Existe una realidad “alarmante” en América Latina, advierte el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa). Un número desproporcionado de chicas menores de 20 años, en muchos casos adolescentes e incluso niñas, son madres. Y esto, además de ser un riesgo para la salud, representa “elevados impactos socioeconómicos para la región”.
“Cada año, alrededor de un millón y medio de adolescentes de entre 15 y 19 años dan a luz. Esas cifras, de por sí alarmantes, se tornan más críticas al observar que muchos de estos embarazos son consecuencia de la falta de información, el limitado acceso a métodos anticonceptivos y la violencia sexual y de género”, dijo Victoria Camacho, experta en salud sexual y reproductiva de la Unfpa para Latinoamérica.
Agregó que “estos embarazos, que se podrían haber evitado, se traducen en menos oportunidades para las mujeres más jóvenes”. Los indicadores están ahí:
Educación. Las madres adultas tienen tres veces más posibilidades que las madres jóvenes de lograr un título universitario.
Ingresos. Las mujeres que tienen hijos después de los 20 años ganan un promedio anual de 573 dólares más que aquellas que son madres antes de esa edad.
Recaudación. Por cada mujer que tuvo un hijo en la adolescencia, el Estado deja de recaudar 110 dólares anuales. Y esto representa un total de 746 millones de dólares que las arcas públicas dejan de ingresar cada año.
Por cosas como la anterior, las niñas y jóvenes de América Latina pierden al año una media de 1.242 millones de dólares en ingresos, empleo y actividad laboral. Esto equivale a un 0,35% del PIB regional.
“Un costo muy alto”
La Unfpa añadió que los embarazos adolescentes también son el reflejo de una región “marcada por las desigualdades económica y sociales, la violencia de género, así como la falta de opciones que impiden el ejercicio de los derechos de las niñas y adolescentes”. De ahí que el director regional del organismo, Harold Robinson, pida a los países “garantizar que las niñas y adolescentes puedan ejercer sus derechos y aprovechar sus oportunidades de desarrollo”.
“No actuar implica un costo muy alto: no hay tiempo que perder. Nuestro futuro depende de ello”, sentenció.