(EFE).- Las aves marinas del Atlántico Norte se enfrentan cada año a ciclones de fuerte intensidad en sus rutas de migración, unas condiciones adversas que, unidas a que algunas especies no están adaptadas a volar con vientos violentos, hace que muchos ejemplares acaben muriendo de hambre.
Un equipo de investigadores siguió a más de 1.500 ejemplares de aves, como frailecillos antárticos, mérgullo atlántico, gaviota tridáctila y dos tipos de álcidos, a los que equipó con pequeñas balizas.
Estas son algunas de las aves marinas de las que cada invierno se encuentran miles cadáveres muy delgados en las costas europeas y del norte de América.
El estudio que publica Current Biology indica que la causa de estas muertes son los ciclones de fuerte intensidad que pueden durar días y a los que se tienen que enfrentar durante la migración desde sus lugares de nidificación en el Ártico hacia el Atlántico Norte, más al sur, donde invernan en condiciones más favorables.
Las balizas permitieron al equipo comparar los desplazamientos de los pájaros con las trayectorias de los ciclones, para determinar su grado de exposición a los fenómenos meteorológicos.
Los científicos crearon un modelo para calcular el gasto energético de las aves y el estudio sugiere que los pájaros no mueren por un incremento de este, sino por su incapacidad de alimentarse durante un ciclón.
Las especies estudiadas están especialmente poco adaptadas volar cuando hay vientos violentos y algunas no pueden sumergirse en un mar tormentoso lo que les impide alimentarse, señala el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia, que participó en el estudio.
Los animales morirán de hambre si tienen que hacer frente a un ciclón que dure más allá de los pocos días que sus reservas corporales les permiten resistir sin alimentarse.
La frecuencia de los ciclones de fuerte intensidad en el Atlántico Norte está aumentando con el cambio climático, por lo que los animales que invernan en esa zona serán cada vez más vulnerables a ellos.