Leticia Núñez (ALN).- Desde la gestora Macroyield señalan que “la ayuda del Fondo Monetario Internacional a Argentina puede mejorar gradualmente las perspectivas”. Sostienen que la situación no refleja un problema subyacente de liquidez sino un movimiento del Gobierno para calmar a los inversores. Este miércoles la Bolsa ha roto con cinco jornadas consecutivas de caídas. No obstante, el anuncio de las negociaciones con el FMI no frenó la subida del dólar. De hecho, este miércoles volvió a subir. En sólo una semana, el peso ha perdido 7% de valor.
La presión sobre el tipo de cambio en Argentina no se apacigua. Tras el anuncio de Mauricio Macri de pedir apoyo financiero al Fondo Monetario Internacional (FMI), el dólar abrió este miércoles en alza en el mercado local. En las primeras operaciones del mercado mayorista, el peso avanzó hasta los 22,63 dólares, tras cerrar el martes en 22,47 dólares. Es decir, un aumento de 0,65%. Respecto al jueves de la semana pasada, cuando el valor del peso fue de 22,25 unidades frente al dólar, la divisa argentina ha perdido 7% de valor.
Por su parte, el índice Merval, la referencia de la Bolsa argentina, arrancó este miércoles con una subida de 3% tras hundirse el martes 4,49%. A medida que avanzaba la sesión, el índice subió 5,17%, cortando una racha de cinco jornadas consecutivas de caídas.
En el mercado local, las mayores subidas eran para Byma (11,6%), Banco Francés (7%), Aluar (6,2%) y Agrometal (5,6%), entre otras. Además, en Wall Street también subían los títulos de empresas argentinas. 6,4% en el caso de Pampa Energía, 4,6% Grupo Financiero Galicia, 4,1% Macro, 3,4% Banco Francés, 3,1% Central Puerto y 2,5% Supervielle.
Para el banco suizo Julius Baer esta situación “no refleja un problema subyacente de liquidez, sino un movimiento del Gobierno para calmar los temores de los inversores y reducir la creciente presión de la moneda”. Destacan que Argentina tiene cubiertas entre 80% y 85% de sus necesidades de financiamiento para el presente ejercicio, y que entre el 15% y 20% restante se cubrirá con emisiones a corto plazo en pesos.
En una línea similar se expresa Macroyield: “La ayuda del FMI, de concretarse, puede frenar la sangría de capitales y mejorar gradualmente las perspectivas”. Mientras, desde la gestora de fondos Fidelity indican que “los observadores experimentados de los mercados estarán familiarizados con los episodios de pánico de los inversionistas y la depreciación de la moneda durante los ciclos anteriores”.
A Renta 4 tampoco le preocupa “excesivamente” la crisis del peso argentino. Alejandro Varela, gestor del fondo Renta 4 Latinoamérica, recordó este miércoles en la presentación de las perspectivas de la región para 2018 que con la petición de ayuda “Argentina intenta anticiparse a males mayores tras la fuerte especulación y depreciación del peso”.
En este sentido, insistió en que en el país “se están haciendo las cosas bien”, aunque subraya que niveles de inflación de 25%, tipos de inversión en 40% y devaluaciones de 9% del peso no son característicos de una “economía normalizada”.
Por su parte, Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis Sociedad de Valores y profesor del Instituto de Empresa (IE) de Madrid, asegura que “no está todo perdido” y que “esto es una advertencia y el Banco Central y la Administración Macri deben tomar este episodio como una grave señal de alarma”. En declaraciones al portal diagonales.com, Lacalle añade que “Argentina puede separarse del círculo vicioso de aumento de masa monetaria, devaluación, inflación, crisis. Debe aprovechar que la percepción de los inversores se mantiene positiva. No para retrasar las inevitables reformas, sino para acelerarlas. Así evitará caer en una grave crisis”.
Pese a que muchas de las compañías que cotizan en el Ibex español están presentes en Argentina, la Bolsa española se mueve al alza este miércoles, anotando una subida cercana a 0,40%. Tasa similar en la que se mueve el índice brasileño Bovespa.
“Tenemos un Fondo Monetario Internacional muy diferente”, dijo Lagarde hace menos de un mes en Buenos Aires
Las siglas del Fondo Monetario Internacional (FMI) tienen un significado especial en Argentina. La palabra se asocia a duros ajustes, a turbulencias económicas. Así sucedió este martes, cuando Macri anunció que pedirá apoyo financiero al organismo tras el desplome del peso. En sólo una semana, la moneda perdió 15% de valor, las tasas de interés tuvieron que ser subidas a 40% y el Banco Central perdió casi 5.000 millones de dólares de las reservas en un intento de contener al dólar.
No es la primera vez que Argentina acude al FMI. El primer crédito que dio el Fondo al país suramericano fue en 1957, en el gobierno militar de la “Revolución Libertadora”. Según el presidente Arturo Frondizi, la condición económica heredada era dramática. El acuerdo de Frondizi con el FMI tenía cláusulas secretas que incluían la privatización de empresas estatales, despedir a 15% de los empleados públicos, restricciones crediticias, aumento de precios y congelación del salario mínimo, tal como informa la BBC. ¿El resultado? Según el historiador Mario Rapoport, “una brusca devaluación, una fuerte caída del PIB y una crisis política que terminó con el golpe de Estado en 1962”.
En 1991, el FMI aprobó la convertibilidad, es decir, el plan económico diseñado por el gobierno de Carlos Saúl Menem y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, para terminar con la hiperinflación. El peso se ancló al dólar y se puso en marcha un nuevo plan de privatizaciones.
Después fue el gobierno de Fernando de la Rúa el que pidió ayuda al FMI y a los bancos privados para reducir la presión de la deuda externa. Era diciembre de 2000 y el ministro de Economía, José Luis Machinea, negoció un paquete de ayuda de unos 40.000 millones de dólares, conocido como blindaje financiero. El objetivo era ganar confianza y credibilidad en el exterior para bajar los pagos de intereses.
Néstor Kirchner canceló en un solo pago la deuda con el Fondo Monetario Internacional por más de 9.800 millones de dólares
Pero sólo hubo dos desembolsos. La suspensión del tercero precipitó el fin de la convertibilidad. Estalló la peor crisis económica que recuerdan los argentinos: el corralito bancario. Decretado el 1 de diciembre de 2001, dio paso al mes más dramático de la historia reciente. 20 días después de aquel cepo a los ahorros, el presidente De la Rúa dimitió, acorralado por las protestas.
Cuatro presidentes lo sucedieron en dos semanas. Uno de ellos, Eduardo Duhalde, recurrió dos veces más al FMI. En 2003 se firmaron los últimos crédito stand by –en los que el banco garantiza el pago si el solicitante incumple con los compromisos adquiridos- por 2.174 millones de dólares y 8.900 millones de dólares.
Ya en 2006, el presidente Néstor Kirchner canceló en un solo pago la deuda con el Fondo Monetario Internacional por más de 9.800 millones de dólares, gracias, según informa el periódico El País, a los ingresos extraordinarios de las exportaciones de materias primas. Argentina se declaró libre de cualquier condicionamiento.
Los Kirchner –tanto Néstor como su esposa Cristina Fernández– hicieron bandera de su enemistad con el FMI, al que culparon de haber contribuido a la crisis de 2001. De hecho, tras cancelar la deuda, se suspendieron las visitas examinadoras de la entidad internacional al país.
En 2013, el FMI emitió por primera vez en su historia una “declaración de censura” contra Argentina por negarse a facilitar estadísticas confiables sobre la inflación y el Producto Interior Bruto. El organismo emplazó al país a arreglar “la falta de precisión” de los datos bajo la amenaza de verse privado de los recursos del Fondo.
Algo que no gustó nada a la expresidenta. “¿Qué pasa con los países emergentes que sostuvimos la economía global la última década y hoy quieren hacernos cargo de platos rotos por otros? ¿Se conoce alguna sanción del FMI, alguna decisión sobre quienes se enriquecieron ellos y fundieron el mundo? No. La primera medida que toma el FMI es contra Argentina”. Y agregó: “¿Dónde estaba el FMI que no pudo advertir ninguna crisis? ¿Dónde cuando se formaron no ya burbujas sino globos aerostáticos financieros?”.
Ya con Macri en la Casa Rosada, el Gobierno aceptó las revisiones anuales del FMI, suspendidas desde 2006.
Asimismo, cabe destacar que no ha pasado ni un mes desde que funcionarios del FMI visitaron Buenos Aires. “Tenemos un Fondo Monetario Internacional muy diferente”, dijo entonces Christine Lagarde. Quiere cambiar la imagen de maletines negros y condiciones duras de ajuste. Sabe que en Latinoamérica, y especialmente en Argentina, el recuerdo de los años 90 permanece y que una parte de la población ve en el FMI “una herramienta del imperialismo, de dominación”, tal como explica Carlos Malamud, investigador principal sobre América Latina en el Real Instituto Elcano, en declaraciones al diario ALnavío. Por ello, añade: “Macri va a tener que hacer un esfuerzo didáctico para explicar por qué es necesaria esta situación”.