Leticia Núñez (ALN).- Gonzalo Solana, director de la Cátedra Nebrija Santander en Dirección Internacional de Empresas, asegura que aunque la internacionalización en América Latina “es reducida, avanza en la buena dirección”. Entre los puntos positivos, destaca el espíritu emprendedor y el interés por aprender. No obstante, señala que también son varios los aspectos que la región debe mejorar, como el elevado nivel de burocracia y la alta dependencia de las materias primas.
Lo importante es la actitud. En la internacionalización de una empresa, como en otros muchos ámbitos de la vida, prima la disposición, el interés. Y los empresarios de América Latina tienen “mucho interés por aprender” pese a que la salida al exterior de sus compañías “es todavía reducida”, tal como afirmó Gonzalo Solana, director de la Cátedra Nebrija Santander en Dirección Internacional de Empresas, en un acto celebrado esta semana en la Cámara de Comercio de Madrid.
“Hay mucho camino por recorrer en Iberoamérica y esta es la parte positiva. Lo importante son las posibilidades de desarrollo que hay. Se está avanzando en la buena dirección”, recalcó Solana, defendiendo que la internacionalización es relevante porque las empresas que salen al exterior “son más grandes, más eficientes y tienen más estabilidad”.
Pero no sólo eso. A juicio del doctor en Ciencias Económicas, también “dan mejores condiciones de trabajo. La gente que trabaja está más cualificada. Son las que innovan y, en definitiva, son las que presentan productividades más elevadas, fundamental para el desarrollo de los países, no sólo para la competitividad de la propia empresa. Esto es algo que Iberoamérica necesita”.
Gonzalo Solana: «La internacionalización es fundamental para el desarrollo de los países, no solo para la competitividad de la propia empresa.» #AICOMadrid pic.twitter.com/l7EtGyTuEq
— Cámara de Madrid (@CamaradeMadrid) 13 de noviembre de 2017
Tampoco se olvidó Solana de la importancia que tiene la transmisión de conocimientos en la internacionalización de las empresas. Aquí puso como ejemplo a España y aseguró que “la empresa española ha aprendido de las compañías que se han instalado en el país para después crear multinacionales fuera”. Todo ello teniendo en cuenta que “exportar es algo casi heroico, de una gran valentía”.
En lo que respecta a América Latina, Solana reconoció que por ahora “se habla poco de internacionalización de empresas”. Algo que consideró “lógico” puesto que las prioridades pasan por la inseguridad jurídica, los casos de corrupción y la mejora de las infraestructuras. En este sentido, el economista señaló que “desde los 90 no se han conseguido avances significativos”, pero aun así, se mostró optimista sobre el futuro.
“En América Latina hay un clima social más favorable al empresario”, según Solana
Solana destacó ocho factores a favor. “Además de las multilatinas, en Latinoamérica están apareciendo nuevos competidores globales con más diversificación geográfica y sectorial”, que, en su opinión, “pueden dar un empujón a la internacionalización”.
Hay más. También juega a favor de América Latina “la mejora sensible del entorno macroeconómico, la mayor estabilidad cambiaria, un clima social más favorable al empresario, que hay más gente con espíritu emprendedor y más empresarios que saben trabajar en un contexto de mercado emergente, que es el que mayor dinamismo genera”. A todo esto se suma algo que Solana considera fundamental: “Hay un capital humano cada vez más preparado y muy interesado en aprender”.
Debilidades
Sin embargo, también son múltiples los elementos que la región debe mejorar de cara a la internacionalización empresarial. En primer lugar, Solana apuntó que tener una marca propia permite tanto mejores precios como mejores condiciones para los productos y lamentó que “la marca Iberoamérica no es la más valorada del mundo”.
Asimismo, señaló que “la financiación es cara”, que hay una “elevada” dependencia de las materias primas y que algunos países “están muy pegados al monocultivo”. En opinión del experto, otro problema es “el elevado nivel de burocracia y a veces un excesivo intervencionismo público”.
Y todo con la globalización de fondo. Así lo cree Solana: “La tendencia de intensificar las relaciones entre los países va a continuar a pesar de que ciertos planteamientos políticos parezcan ir en sentido contrario”, dijo en alusión a las políticas proteccionistas de Donald Trump en Estados Unidos. “Nadie puede pensar que irá para atrás”, zanjó.