Leticia Núñez (ALN).- Desde las elecciones de 2012 han cambiado muchas cosas en México. Atrás quedó un sistema bipartidista y la creencia de que en las zonas rurales se votaba mayoritariamente por el PRI y en las ciudades por el PAN. Ahora que esos mitos han sido superados por la evolución de los hechos, la fotografía del mapa político mexicano se ha reconfigurado “profundamente”, según el analista César Astudillo.
Sólo han pasado seis años desde las últimas elecciones presidenciales, pero el mapa político de México se ha reconfigurado “de manera dramática, totalmente radical”. Así lo sostiene César Astudillo, analista político e investigador en la Universidad Autónoma de México. En un acto celebrado en la Casa de América en Madrid, aseguró que en las últimas décadas se generó una especie de “mitología política” que ahora ha sido superada por la evolución de los hechos.
En su opinión, estos son los seis mitos políticos que México ha dejado atrás:
1.- México era un Estado con un sistema bipartidista. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) mantuvo el poder de manera hegemónica entre 1929 y 1989, cuando perdió por primera vez una gobernación, la del estado de Baja California. No fue sino hasta 2000 cuando por primera vez ganó las elecciones presidenciales un representante de la oposición: Vicente Fox al frente del Partido Acción Nacional (PAN). Entre medias, en 1988, irrumpió el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Ahora, todas las encuestas de cara a las elecciones del próximo 1 de julio sitúan a la cabeza al outsider Andrés Manuel López Obrador, del partido Morena.
2.- La influencia de los partidos se podía establecer geográficamente. Así, en el norte había más partidarios del PAN, en el centro del PRI y en el sur del PRD.
3.- En las zonas rurales se votaba mayoritariamente por el PRI mientras que en las ciudades la gente se decantaba más por el PAN.
4.- Cuanto mayor era el nivel de escolaridad en una ciudad determinada, menos se votaba por el PRI y más por el PAN.
5.- Había un reparto del poder político por bastiones. Es decir, en determinados estados había una fuerza preponderante que impedía la alternancia política. Por ejemplo, el PRI en el estado de México, el PRD en Ciudad de México y Tabasco, y el PAN en Guanajuato y Querétaro.
6.- Lo que mantenía la cohesión era claramente la disciplina interna.
Ahora, para ver la fotografía de 2018 hay que “bajar distrito por distrito, territorio por territorio y partido por partido”, según Astudillo.
En su opinión, no hay “ninguna duda” de que Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador que encabeza todas las encuestas para las elecciones de julio, ha llegado “para cambiar las premisas de cómo estábamos entendiendo el sistema. Morena es un partido no tradicional que nació siendo altamente contestatario”.
Esta irrupción echa por la borda muchos de esos mitos. Pero el análisis de Astudillo va más allá. “Si empezamos a analizar estado por estado, en unos hay tendencia bipartidista, en otros ha habido alternancia entre los tres partidos y en otros sigue habiendo una sola fuerza”, explicó.
Asimismo, el investigador de la UNAM destacó que las tres coaliciones configuradas para la elección presidencial –Juntos Haremos Historia de López Obrador, Todos por México de José Antonio Meade (PRI) y Por México al Frente de Ricardo Anaya (PAN)- “no están luchando de la misma manera en el ámbito de los estados que en el municipal”.
Así, Astudillo citó varios ejemplos: PAN y PRD se han asociado para los comicios estatales, pero no para la Presidencia. Tampoco a nivel local, como sucede en Morelos y en Jalisco. En Michoacán el Partido Verde no va con el PRI.
Otro dato que subrayó el analista fue que el elector tiende a emitir un voto cada vez más heterogéneo, más diferenciado. “Y eso en un contexto de elecciones concurrentes puede ser relevante”, enfatizó.
“Mientras no tengamos políticos con altura de miras, esto no va a cambiar”, dice Astudillo
Asimismo, en las elecciones del 1 de julio por primera vez se verá cómo funcionan las reglas que compactaron todos los comicios. Además del presidente de la República, también se elegirán 500 diputados, 128 senadores y más de 1.590 ayuntamientos (Ver más: México celebra en 2018 las elecciones más complejas de su historia).
Con todos estos factores, Astudillo recalcó que “hoy el mapa político es diametralmente distinto al de 2012”. No obstante, continúan algunas asignaturas pendientes: “Sigue habiendo mucha desconfianza. No hemos terminado de consolidar una transición. Mientras no tengamos políticos con altura de miras, esto no va a cambiar”.