Leticia Núñez (ALN).- Está claro. Latinoamérica fue, es y será uno de los ejes de la política exterior de España, junto con Europa y el Mediterráneo. En ello coinciden los exministros españoles de Asuntos Exteriores Marcelino Oreja, Josep Piqué y Trinidad Jiménez, quien concluye: “América Latina es parte de nuestra alma, de nuestro ser”.
Se dice siempre. España y América Latina comparten historia, idioma, cultura, valores… No son palabras vacías. El vínculo se manifiesta en múltiples ámbitos, incluida la política exterior española. Una política que este jueves cumple 40 años y en la que Latinoamérica ha sido un eje fundamental con independencia de que gobernara la UCD de Adolfo Suárez, el Partido Socialista (PSOE) o el Partido Popular (PP).
“América Latina no es sólo nuestra historia. Es parte de nuestra alma, de nuestro ser. No se puede entender España sin Latinoamérica”, manifestó Trinidad Jiménez, ministra de Asuntos Exteriores de 2010 a 2011, en el Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. En un acto celebrado en el Congreso de los Diputados y organizado por el Real Instituto Elcano, Jiménez subrayó que la política exterior española en general, y hacia Latinoamérica en particular, ha sido una política de Estado.
Para enfatizar esta idea, Jiménez hizo suyas las palabras del escritor mexicano Carlos Fuentes, quien en distintas ocasiones aseguró: “Si un español quiere entender España que viaje a América Latina”.
“América Latina es parte de nuestra alma, de nuestro ser. No se puede entender España sin Latinoamérica”
En opinión de la exministra de Asuntos Exteriores, Latinoamérica es la región donde España “tiene un valor diferenciado en el escenario global. Se nos tiene en cuenta en el mundo por nuestra posición en América Latina”.
En este sentido, contó una anécdota que tuvo lugar en su época como secretaria de Estado para Latinoamérica (2006-2009). Jiménez coincidió en alguna ocasión con Hilllary Clinton, entonces secretaria de Estado de EEUU, que “siempre” le preguntaba por América Latina. Por ello, Jiménez concluyó: “Debemos fortalecer esa relación”.
No fue la única en defender tal posición. En la misma línea también se pronunció Josep Piqué, ministro de Asuntos Exteriores desde el año 2000 hasta el 2002, en el gobierno de José María Aznar. “Cuando entré en el Ministerio, los tres ejes de la política exterior española eran Europa, el Mediterráneo y América Latina. Los dos primeros por geografía y el segundo por historia. Era nuestro corpus doctrinal”, recordó.
En lo que respecta a Europa, Piqué apuntó que se encontraba “en un momento dulce -con 15 Estados miembros- y muy emocionados con la gran ampliación hacia el este”. Por su parte, el Mediterráneo vivía “un momento estable, con regímenes autoritarios, pero estable”. Así, el exministro recordó que en Oriente Próximo el conflicto entre Israel y Palestina “era el monotema”.
“Hay que cuidar la democracia a diario”
¿Y América Latina? En este caso, Piqué optó por hacer un paralelismo de la situación que atravesaban Brasil y México con la que viven en la actualidad. En Brasil, el presidente era Fernando Henrique Cardoso y en México, Ernesto Zedillo. Hoy las dos grandes potencias latinoamericanas viven importantes cambios. Por primera vez en la historia la izquierda gobierna México. Andrés Manuel López Obrador asumió el poder el pasado 1 de diciembre. Mientras, en Brasil será el ultraderechista Jair Bolsonaro quien se haga con el poder el próximo 1 de enero.
“Había una puesta en común de los principios básicos. No había debate sobre el valor de las sociedades abiertas, sobre las libertades y la democracia”, dijo Piqué, para acto seguido remarcar: “La democracia hay que cuidarla a diario porque se puede marchitar. La historia ha demostrado que los cambios se pueden revertir”.
Pero más allá de los ejes fundamentales, Piqué apuntó que el gobierno de Aznar también decidió orientar la política exterior hacia Asia-Pacífico con la puesta en marcha de Casa Asia, entre otras acciones. Hasta entonces sólo existía Casa de América, que en 2017 cumplió su 25 aniversario.
“La política exterior se constituye peldaño a peldaño. Abrimos esa puerta. También intentamos dar un salto cualitativo en nuestra relación con Estados Unidos. Firmamos una declaración política conjunta para elevar nuestra relación al ámbito comercial, económico, cultural, tecnológico…”, explicó el excanciller al respecto.
Así restablecieron la relación bilateral México y España
Finalmente, Marcelino Oreja, canciller español desde 1976 a 1980, contó que en su época también había una relación intensa con Latinoamérica, a excepción de México, país con el que España no tenía relación. Tal situación no se podía prolongar ni un día más. Por ello, Oreja pidió a un colaborador del ministerio que fuera a México para entrevistarse en secreto con el canciller.
“Después, él [el canciller] y yo tuvimos una conversación larguísima en París. Ni siquiera el embajador español sabía por qué yo como ministro estaba en París”, relató Oreja. Tras esa reunión, que duró unas cuatro horas, el canciller mexicano llamó por teléfono al presidente de la República, José López Portillo.
Oreja pidió que taparan el nombre del salón Napoleón para que España y México restablecieran sus relaciones en 1977
Oreja, por su parte, habló con el rey Juan Carlos y con el presidente del gobierno, Adolfo Suárez. “Y ya decidimos restaurar las relaciones”.
No obstante, quedaba un fleco. ¿Dónde restablecer las relaciones entre México y España? ¿Tal vez en la embajada mexicana? ¿Por qué no en la española? Ambos acordaron que sería en el hotel Jorge V, donde habían celebrado tan decisiva reunión. Pero había un último obstáculo por superar… ¡El nombre del salón!
“Él, que era un hombre eufórico, de repente se vino abajo. Me dijo: ‘No podemos celebrar el restablecimiento en ese salón. Se llama Napoleón. Ni usted puede por Napoleón I ni yo por Napoléon III’”, confesó Oreja. Entonces, el ministro español pidió a su jefe de gabinete que tapara el nombre del salón y ahí sí México y España restablecieron sus relaciones en 1977.