Daniel Gómez (ALN).- 29 venezolanos, 16 de ellos menores de edad, regresaron a Trinidad y Tobago este martes en dos lanchas tras horas sin que se supiera su paradero. Aunque se encuentran bajo el control de las autoridades y los médicos, su futuro sigue siendo incierto. “Se cierra este capítulo, pero empieza otro: garantizar la protección de los niños con sus padres y evitar otra deportación”, apuntó el comisionado de Juan Guaidó ante la OEA, David Smolansky.
Deshidratados, con vómitos, hambre, desorientados, con miedo… Así regresaron a Trinidad y Tobago los 29 venezolanos que en un principio deportaron las autoridades trinitenses, pero que, tras un dictamen de la Corte Suprema de ese país, pudieron regresar.
Regresaron, eso sí, tras horas de incertidumbre. El paradero de estas 29 personas, de las cuales 16 eran niños, fue una incógnita durante el domingo y buena parte del lunes. Una de las dos lanchas en las que viajaban sufrió una avería mientras estaban en altamar. Y aunque ya están en tierra y bajo atención médica, su futuro sigue siendo incierto.
Una vocera venezolana que pidió no ser identificada, dijo a la cadena CNN que los venezolanos podrían enfrentar dificultades para permanecer en Trinidad y Tobago. “En varios de los casos los familiares de los niños se encuentran de forma ilegal y si se presentan a retirarlos podrían ser deportados”, explicó.
El equipo del líder opositor venezolano Juan Guaidó se movilizó rápido para visibilizar el caso. Primero padres, madres y representantes legales de los 16 niños desaparecidos dieron la voz de alarma. Luego el comisionado ante la Organización de Estados Americanos (OEA) del equipo de Guaidó, David Smolansky, replicó su mensaje y lo presentó ante los organismos internacionales. Fue entonces cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tomó partido. Esta no sólo expresó su “preocupación” por el caso de los migrantes, sino que instó a Trinidad y Tobago a cumplir “el deber de protección especial de menores migrantes y a considerar su interés superior en todas las decisiones que les afecten”.
En un comunicado, la policía de Trinidad y Tobago confirmó que 27 de los 29 migrantes venezolanos “fueron detenidos y llevados al centro de salud Siparia para ser examinados médicamente”. Allí también les realizarán una prueba de identidad. La buena noticia es que están a salvo, pero su futuro sigue siendo incierto.
“Se cierra este capítulo, pero empieza otro: garantizar la protección de los niños con sus padres y evitar otra deportación y/o detención”, apuntó Smolansky en Twitter.
Desde 2015, más de cinco millones de venezolanos han abandonado Venezuela en busca de un futuro mejor. Algunos se marcharon a España, a Estados Unidos, a Panamá. Otros se echaron a los peligrosos caminos de Suramérica para llegar a Colombia, Perú, Brasil, Ecuador e incluso Chile y Argentina. Y también hubo quienes se lanzaron al mar Caribe, una de las vías más peligrosas y mortíferas que existen. No sólo por lo que supone viajar en embarcaciones de mala calidad, sino porque esas rutas están controladas por mafias y traficantes de personas.
En junio de 2019, la Organización Internacional para las Migraciones informó que al menos 380 latinoamericanos murieron en los primeros seis meses de ese año intentando abandonar sus países. La cifra es 50% mayor que la del primer semestre de 2018. Este incremento, explicó el organismo, estuvo relacionado con el éxodo. Sólo en el Caribe desaparecieron 80 venezolanos.