Leticia Núñez (ALN).- Dicen los expertos que México anhela al mismo tiempo un cambio y un castigo. El cambio se llama López Obrador. Se da por segura su victoria este domingo. El castigo es para los partidos políticos de siempre, que no han logrado pacificar el país ni limpiar la administración pública. México se la juega. Serán los comicios más grandes con la elección de 18.000 cargos.
México vivirá este domingo las elecciones más históricas. Históricas porque por primera vez la izquierda es favorita para ganar. Nunca ha gobernado el país. Algo que podría cambiar en 48 horas. Andrés Manuel López Obrador está a un paso de suceder a Enrique Peña Nieto. Sus rivales figuran a dos dígitos de distancia en los sondeos: Ricardo Anaya, de una coalición encabezada por el Partido Acción Nacional (PAN) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD); y José Antonio Meade, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), aspiran como mucho al segundo lugar.
Según Samuel Aguilar, analista político mexicano, “está en juego el futuro del país”. En declaraciones al diario ALnavío, sostiene que hace falta “construir un proyecto de nación que dé respuesta a las demandas de creación de empleos, de combate a la pobreza y a la desigualdad, de garantizar la seguridad y acabar con la violencia, y de manera subrayada combatir frontalmente la corrupción y la impunidad”.
Ese es el país que recibirá López Obrador… si como apuntan todos los pronósticos vence en las urnas. Un país “dividido, irritado y con un grado de violencia terrible”, asegura Aguilar. Irritado con la clase política. Harto de la corrupción. “El sistema es corrupto por naturaleza”, advierte Hernán Gómez Bruera, investigador del Instituto Mora en el campo de la historia y las ciencias sociales.
“Hay un clamor de cambio entre la población muy fuerte. No se había dado desde hace mucho tiempo”
De ahí la esperanza en el cambio. López Obrador, quien ya fue candidato en los comicios de 2006 y 2012, ha capitalizado el desencanto de millones de mexicanos hartos de gobiernos de los partidos de siempre: el PRI del presidente Enrique Peña Nieto y el conservador PAN. Ni uno ni otro han logrado pacificar el país ni limpiar la administración pública. “Hay un clamor de cambio entre la población muy fuerte. No se había dado desde hace mucho tiempo. La gente quiere cambio”, asegura Gómez Bruera.
Muchos mexicanos no están a favor de López Obrador pero sí votarán por él porque quieren un cambio. “Hay una combinación entre quienes a ojos cerrados están apoyando a López Obrador y una gran cantidad de votantes que desean un cambio de las políticas públicas y que se encuentran enojados y hartos de la corrupción, de la violencia, la inseguridad, de la carestía de la vida… y al final lo que se anhela es un cambio y un castigo a la vez a la actual clase política”, sostiene Aguilar.
Una idea que también comparte Gómez Bruera: “Mucha gente está harta de los partidos que nos han gobernado y quieren probar una cosa distinta. Unos lo hacen con dudas, es cierto, pero también quieren darle esa oportunidad”, agrega el investigador.
No obstante, Gómez Bruera advierte: “Es una herencia de corrupción enquistada en el sistema y va a ser difícil acabar con ella de la noche a la mañana. López Obrador cree que con su ejemplo de honestidad va a contagiar al resto de la clase política del país, pero eso no es verdad. Es una arenga político-electoral. Se trata de uno de los grandes problemas de México” (Ver más: En México los partidos políticos tradicionales serán barridos).
López Obrador también recibirá un país anegado por la violencia. Desde que el expresidente Felipe Calderón declaró la guerra contra el narco en 2006 ha habido cerca de 170.000 muertes, según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).
Enero y febrero de 2018 han sido los meses más violentos que ha vivido México en los últimos 20 años. Se registraron casi 5.000 asesinatos. Esto equivale a cuatro por hora, de acuerdo con las cifras del SNSP. Un dato más: en el proceso electoral han muerto asesinados 46 contendientes.
“Ha llegado un punto en que el próximo gobierno tiene la imperiosa necesidad de frenar la violencia. No hay opción. O lo hace de manera eficiente y rápida o su legitimidad se erosionará en el corto plazo”, sentencia Samuel Aguilar.
53 millones de pobres en México
Después está el tema de la pobreza y la desigualdad. México tiene 53,4 millones de pobres, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Si se compara con la cifra de 2012, cuando comenzó el sexenio de Peña Nieto, el número de pobres es casi el mismo: 53,3 millones. Así, la pobreza afecta a 40% de los mexicanos.
Las condiciones de desigualdad en el país son tales que 1% de la población posee 43% de toda la riqueza de México, tal como informó la ONG Oxfam.
“La desigualdad no es un asunto que pueda resolverse fácilmente. México ha mantenido prácticamente el mismo nivel de desigualdad en los últimos 25 años. La solución fiscal no está funcionando, nuestra desigualdad antes y después de impuestos es la misma, mientras que en los países desarrollados esa es la gran diferencia. Pero si no se tiene una recaudación sólida, no se puede resolver esto”, apunta Macario Schettino, economista en el Instituto Tecnológico de Monterrey, en declaraciones a ALnavío.
A ello se suma un “crecimiento económico mediocre”, según Aguilar. En 2017, por ejemplo, el PIB de México cerró con un alza de 2%, lo que representó el crecimiento más bajo para el país en cuatro años según el Instituto Nacional de Estadística del país.
Por su parte, Schettino, apunta el siguiente contraste: “México tiene una economía que funciona muy bien en el norte, donde llevan más de 20 años creciendo por encima de 4% en promedio, pero no en el sur, que se ha contraído en el mismo lapso”.
Después está “la relación difícil con EEUU, particularmente por la renegociación del Tratado de Libre Comercio, la amenaza de Donald Trump de construir un muro en la frontera y las agresiones en contra de los migrantes mexicanos”, como recuerda Aguilar.
“México tiene una economía que funciona muy bien en el norte, pero no en el sur”, apunta Schettino
Mucho trabajo por delante para López Obrador. Eso sí, parece que al menos el rechazo que los empresarios mostraron en sus anteriores candidaturas se ha suavizado. De hecho, el magnate Alfonso Romo será su jefe de gabinete (Ver más: Conozca al magnate que López Obrador nombrará superministro).
“López Obrador hizo un trabajo interesante de acercamiento. Ha hablado con inversionistas extranjeros para tranquilizarlos, dice que la economía se va a manejar con responsabilidad, que el país no se va a endeudar excesivamente, que se va a respetar la autonomía del Banco Central…”, expone Gómez Bruera.
Cabe destacar que el pasado diciembre López Obrador ya anunció que su gabinete estará conformado por ocho mujeres y ocho hombres. Gabriela Márquez Colín ocupará la Secretaría de Economía. Es doctora en historia económica por la Universidad de Harvard. Como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores estaría Héctor Vasconcelos, asesor en asuntos internacionales de López Obrador desde 2006 e hijo de José Vasconcelos, uno de los pilares de la educación en México, tal como señala la prensa mexicana. La cartera de Gobernación iría para Olga María del Carmen Sánchez-Cordero, exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Las elecciones más grandes
Por cierto, las elecciones de este domingo también serán históricas porque serán las más grandes. Por primera vez serán unos comicios nacionales en el sentido de que todo el país acudirá a las urnas. No sólo se elegirá al presidente de la República, también a 500 diputados federales del Congreso y a 128 senadores.
A nivel local, se disputarán más de 17.000 cargos que incluyen nueve gobernadores, 1.596 ayuntamientos, 16 alcaldías, 24 juntas municipales y 983 diputados de los Congresos Locales de 30 entidades federativas. En total, unos 18.000 cargos en una lista nominal de 90 millones de mexicanos.