María Rodríguez (ALN).- Los movimientos del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ante el Gobierno de Venezuela son cautos. No firmó la declaración del Grupo de Lima que rechaza un nuevo mandato de Nicolás Maduro, pero se mantiene en el Grupo. “Eso es positivo y hace que no estemos ante el peor escenario posible”, subraya uno de los expertos consultados por ALnavío. Otros elementos que constatan esta cautela son que aún no designó nuevo embajador en Venezuela y que será el encargado de negocios quien representará a México en la toma de posesión del 10 de enero.
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se mantiene cauto respecto al cuestionado segundo mandato de Nicolás Maduro, que arrancará el 10 de enero. López Obrador no firmó la declaración del Grupo de Lima que rechaza este nuevo mandato. Pero esto no quiere decir que el presidente mexicano reconocerá al nuevo Gobierno, ni que se posicione al lado del Maduro.
Para no firmar la declaración, López Obrador apeló al principio de no injerencia, desarrollado tradicionalmente por la diplomacia mexicana, y descartó que se tratase de un “asunto de simpatías”.
“No estamos ante el peor escenario, ante un cheque en blanco a Maduro por parte del gobierno de López Obrador. Ese hubiera sido una ruptura total con el Grupo de Lima, que no se ha producido”, recalca al diario ALnavío Carlos Malamud, investigador senior para América Latina en el Real Instituto Elcano.
Malamud subraya que López Obrador “se ha cuidado mucho” de no dar ese paso, de no conceder ese cheque a Maduro, “en parte porque tiene muy presente la reacción totalmente adversa y muy negativa de la presencia de Maduro en su toma de posesión”, insiste el investigador.
Qué gana López Obrador tomándose una foto con Nicolás Maduro
David Redoli, miembro del Consejo Directivo de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), comparte la visión de Malamud. “Bajo ningún concepto se puede entender que le ha dado un cheque en blanco. Para nada. López Obrador está ahora mismo tanteando alianzas con cierta prudencia. Y creo que está más bien pensando en los intereses de México”, explica Redoli a este diario.
“Y uno de los signos es la cautela con la que está haciendo los nuevos nombramientos”, insiste Redoli. El experto hace alusión así a que López Obrador aún no haya designado nuevo embajador de México en Venezuela y a que para la toma de posesión de Maduro el Gobierno de México enviará al encargado de negocios de la Embajada de México en Venezuela, Juan Manuel Nungaray, y no a un cargo diplomático superior.
Tampoco sorprende a Rogelio Núñez, investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la madrileña Universidad de Alcalá de Henares, la tardanza a la hora de nombrar nuevo embajador. Considera que responde a dos factores: “Que prácticamente López Obrador acaba de llegar a la Administración y que están un poco a la expectativa de cómo se desarrollen los sucesos en Venezuela”. Y eso que, según Núñez, el nuevo canciller mexicano, Marcelo Ebrard, es un hombre de “muchísima” experiencia y una de las figuras más destacadas dentro del gobierno de López Obrador.
Principio de no injerencia y más diálogo
Cuando López Obrador explicó en rueda de prensa por qué México no firmó el comunicado del Grupo de Lima, insistió en dos cuestiones: principio de no intervención y diálogo. “Lo que no podemos es condenar a un gobierno extranjero, porque es violar el principio de no intervención. Pero diálogo sí, en todo lo que podamos dialogar”, expuso.
Para Malamud está claro que “México sigue insistiendo en la necesidad de una negociación para resolver la crisis. Otra cosa es que sea posible o no. Pero por lo menos en el discurso formal de México está ahí”. Ahora bien, el investigador insistió en que “el hecho de que se plantee permanecer dentro del Grupo de Lima es positivo”.
Respecto al principio de no injerencia, se trata de toda una tradición en la política exterior mexicana y en la diplomacia de este país que López Obrador tiene muy presente y está dispuesto a mantener, según lo constatan sus declaraciones. “Lo dijo en su momento cuando señaló que la mejor política exterior es una buena política interior. Esto define de alguna manera su carácter y postura”, explica Malamud.
Y es que “para el gobierno de López Obrador, la política externa mexicana, más allá de su relación con Estados Unidos, tiene un papel secundario”, añade Núñez. De hecho, el presidente mexicano ha criticado en diversas ocasiones que otros gobiernos de América Latina se inmiscuyan en la política interna de determinados países. “Deben tener pocos problemas internos” para hacerlo, se respondía López Obrador de forma irónica.
En este sentido, para Redoli, que México se salte el principio de no injerencia puede ser “una maniobra arriesgada” dadas las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europa a Venezuela. Este experto asegura que si López Obrador está respetando este principio “no es porque tenga una mayor o menor simpatía [hacia el gobierno de Maduro] sino porque sabe las consecuencias que le acarrearía el no respetarlo”.