Redacción (ALN).- En el arte de gobernar, la confianza es un factor de primer orden. En México, una decisión del presidente electo ha colocado la confianza bajo observación. Ya estaba, en verdad. Pero como dice un análisis de BBVA Research, los mercados le habían concedido a Andrés Manuel López Obrador el beneficio de la deuda. ¿Qué pasó?
Todo tiene que ver con el aeropuerto para la Ciudad de México promovido por el magnate Carlos Slim. Un asunto de honor para Andrés Manuel López Obrador que cuestionó desde la campaña electoral y que este domingo sometió a consulta ciudadana para luego decidir que el proyecto no va. Que cancela el aeropuerto. Huelga decir que la consulta, en sí misma, no está libre de sospechas. Por la escasa participación y por el control de los votos.
“El presidente electo confirmó que los resultados de la consulta son vinculantes y que se cancelará el nuevo aeropuerto”, escriben los analistas de BBVA, que en México con Bancomer es la institución líder.
Con la suspensión del aeropuerto, todo parece volver al punto inicial de lo que López Obrador representa en cuanto a incógnita e incertidumbre
Al margen de los costos que genera paralizar el proyecto, el problema de la confianza es el que más pesa. Señala el análisis: “Tanto los mercados como los inversores nacionales e internacionales estaban concediendo al nuevo gobierno el beneficio de la duda. Pero esto parece estar cambiando en las últimas semanas. Antes de que la incertidumbre comenzara a crecer, se creía que el aeropuerto de Texcoco terminaría probablemente siendo construido con posibles modificaciones para reducir los costos y la probable rendición de cuentas para reducir la posible corrupción. El gobierno próximo consultó a técnicos que expresaron su opinión: el proyecto actual era la mejor opción. La visión benigna con respecto al nuevo gobierno fue apoyada por nombramientos apropiados del gabinete en el equipo económico y por mensajes macroeconómicos sólidos. En nuestra opinión, este daño autoinfligido era innecesario”.
Se veía venir. López Obrador se tomó la causa para sí. En la última semana grabó un video en el que quería apuntalar una imagen de objetividad ofreciendo información variada sobre el proyecto, cuando en realidad lo estaba atacando. Días atrás, el equipo de López Obrador había anunciado que se respetarían los contratos otorgados por el gobierno de Enrique Peña Nieto en el marco de la apertura petrolera, y ello fue recibido con beneplácito por los inversionistas. Con la suspensión del aeropuerto, todo parece volver al punto inicial de lo que López Obrador representa en cuanto a incógnita e incertidumbre.
Discrecionalidad y confianza
Un daño innecesario, señala BBVA. Y es que ahora “es arriesgado enviar una señal de que el enfoque de las políticas económicas podría ser discrecional”. El banco prevé que pueda haber un periodo de control de daños. Sin embargo, apunta: “La confianza está dañada”. Dos palabras clave: discrecionalidad y confianza.
Y son los costos indirectos “el verdadero daño”, afirma BBVA. “¿Va a verse erosionada la confianza? ¿Cambiará la percepción de los mercados sobre el próximo gobierno tras este proceso y su resultado? En caso afirmativo, los costos serán probablemente elevados. Toda la incertidumbre sobre el TLCAN ha mantenido débil la inversión privada durante los últimos tres años. Con un nuevo acuerdo comercial y una perspectiva favorable después de las elecciones, ya que se asumió que las políticas económicas serían sólidas, se consideró que la inversión privada estaba a punto de dar un giro y comenzar a superar la debilidad observada en los últimos años. Este resultado puede percibirse como un bache adicional en el camino y representa un costo de oportunidad. Además, las tasas de interés más altas y un peso más débil se traducirán en mayores costos de servicio de la deuda. Esto limitará el dinero disponible que queda para gastar en programas sociales”.
Un daño innecesario, señala BBVA. Y es que ahora “es arriesgado enviar una señal de que el enfoque de las políticas económicas podría ser discrecional”
Un panorama complejo, sin duda. Porque se envía esa señal de que las políticas públicas pueden manejarse con “un posible enfoque discrecional”. En consecuencia, surge la otra duda: “¿Continuarán descontando los mercados que la solidez macroeconómica prevalecerá durante los seis años del gobierno?”. Es una pregunta en consecuencia, tomando en cuenta la experiencia de otros gobiernos de la región que hicieron de la discrecionalidad una norma y con ello generaron gasto y crisis. Dice el análisis que “el hecho de que surja esta pregunta es, en nuestra opinión, el mayor costo de todo esto”.
En el fondo, se desprende otra consecuencia política enorme vinculada a las tendencias que se mueven dentro de la fórmula que llevó a López Obrador al poder. Y es que, señala BBVA, “en pocas palabras, los mercados saben que los moderados perdieron una batalla clave y que podrían seguir perdiendo más batallas en otros frentes”. Si pierden los moderados se imponen los radicales. Los autores del análisis, Carlos Serrano y Javier Amador, resumen en una frase este trasfondo político y de poder: “La confianza resulta dañada por la pérdida de una batalla clave de los moderados dentro del próximo gobierno”.