Daniel Gómez (ALN).- En España hoy el tema es la carta que el presidente de México envió al Rey y al Papa para que pidan disculpas por los agravios en la conquista de América. Hace 20 años Hugo Chávez empleó un discurso similar. ¿Qué piensan los analistas al respecto? “Es un recurso de marketing político”, dice a ALnavío Eduardo González Vega, profesor de la Universidad Camilo José Cela. Busca “capitalizar la ignorancia del pueblo”, agrega a este diario el doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de La Laguna, Max Römer.
Alentados por el fallecido expresidente Hugo Chávez, un grupo de indígenas venezolanos validos de cuerdas de alpinismo tumbaron la estatua de Cristóbal Colón en Plaza Venezuela, en Caracas, un 12 de octubre de 2004. Los vándalos, no satisfechos, pegaron pancartas que rezaban “juicio a Colón por genocidio”.
Estas palabras eran las mismas que entonaba Chávez. El hombre que dos años atrás, el 12 de octubre de 2002, sustituyó el Día de la Raza por el Día de la Resistencia Indígena. El hombre que no paró de repetir desde que llegó a la Presidencia, en 1999, que “el descubrimiento de América fue el genocidio más grande que pueda registrar la historia”.
20 años después de Chávez apareció Andrés Manuel López Obrador. El presidente de México revolvió de nuevo el pasado al pedirle al rey Felipe VI y al Papa Francisco que se disculparan por los abusos de la conquista, la cual “se hizo con la espada y con la cruz”. Eso escribió en la carta que remitió a los gobernantes.
López Obrador, a diferencia de Chávez, fue delicado en los términos. Al Rey y al Papa les pidió, no les exigió, “una revisión histórica de los acontecimientos” y “una disculpa” que admita “los agravios que se cometieron y sufrieron los pueblos originarios” por parte de España y de la Iglesia.
Pese a la educación, “esto es una posición vetusta y trasnochada de entender lo que significa el mundo contemporáneo dentro de la historia y tratar de volcar una realidad precolonial al siglo XXI”, dice a ALnavío el doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de La Laguna, Max Römer, venezolano y asesor de campaña de Henrique Capriles en 2008.
Un debate agotado
Como Römer también opinó el uruguayo Eduardo Galeano. Y eso tiene mucho significado. Este escritor, fallecido en 2015, es el autor de Las venas abiertas de América Latina. Es su obra más famosa. En ella repasa cómo la región, desde la conquista, hasta mitades del siglo XX, fue golpeada por imperios coloniales.
El libro le gustó a Chávez. Tanto que, en 2009, se lo regaló al entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la Cumbre de las Américas celebrada en Trinidad y Tobago. Lo que pasa es que el contenido de este libro no lo suscribió ni el propio Galeano en los últimos días de su vida.
“Ni Obama ni Chávez entenderían el texto”, declaró el escritor en 2014 preguntado por el episodio entre los mandatarios en una rueda de prensa en Brasil. Galeano confesó que en 1971 “no tenía la formación necesaria” para redactar ese ensayo. Una obra que no volvería a leer porque, aseguró, “caería desmayado” del aburrimiento. “Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima. Mi físico no aguantaría. Sería ingresado al hospital”.
Han pasado más de 500 años desde la conquista de América, marcada por luces y sombras, y cuyo debate, como escribe en uno de sus textos Miguel Molina Martínez, doctor en Historia de América por la Universidad de Granada, sólo debe ser marcado por “el auténtico análisis histórico”.
Existen matanzas documentadas por los colonos, y también textos como las Leyes de Indias que reflejan el buen trato de los españoles a los indígenas americanos. Un debate para historiadores y no para políticos, cuyo objetivo, dice Römer, “es capitalizar la posible ignorancia del pueblo, creyendo que su mensaje les ayuda a crecer como líderes supuestamente intelectuales”.
Eduardo González Vega, profesor de la Universidad Camilo José Cela, consultor del Centro Internacional de Gobierno y Marketing Político y periodista, recuerda a ALnavío que la estrategia de López Obrador es “un recurso de comunicación política”.
“Lo que pretenden con estas declaraciones es marcar la agenda informativa. Con ello consigue dos cosas. Lanzar un mensaje interno hacia su propio país para que se hable de quién es y qué dice, y el otro punto es lanzar un mensaje externo hacia el entorno iberoamericano para hacerse notar y verse importante”, explica.
España reacciona a López Obrador
El recurso de López Obrador cumplió su cometido. Sobre todo, en España, donde nadie se quedó sin opinar ni reaccionar.
“El Rey no tiene que pedir perdón a ningún país”, dijo la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. “Los hechos ocurridos hace 500 años no pueden juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas”, agregó el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, quien apuntó que el Gobierno “lamenta profundamente y rechaza con firmeza” la carta del presidente mexicano.
González Vega: “Los periodistas donde vemos un poco de interés le damos un protagonismo a temas como el de las armas en España [la reciente propuesta de Vox] o el revisionismo histórico de la relación España-México. Pero claro, da que hablar, y vivimos en la época de la espectacularización donde se pide contenido y cosas que hagan click”
La moderada respuesta del Gobierno pronto se vio silenciada por la incendiaria reacción del resto de partidos políticos. Ninguno perdió la oportunidad, más sabiendo que el 28 de abril, día de las elecciones generales en España, está cerca.
“La carta de López Obrador es una ofensa intolerable al pueblo español. Así actúa el populismo: falseando la historia y buscando el enfrentamiento. Cuando gobernemos lideraremos la unión y colaboración entre España y las naciones hermanas de Latinoamérica”, escribió Albert Rivera, líder de Ciudadanos.
“Son inadmisibles las declaraciones del presidente mexicano, López Obrador. Son de una ignorancia escandalosa y una afrenta contra España. El Gobierno tiene que decir claramente que no aceptamos la difamación de una izquierda acomplejada sobre nuestra contribución histórica”, comentó el presidente del PP, Pablo Casado.
“López Obrador, contagiado de socialismo indigenista, no entiende que al pedir reparaciones a España en realidad está insultando a Méjico”, apuntó el jefe de Vox, Santiago Abascal, siguiendo el hilo del viral tuit de Arturo Pérez-Reverte, escritor y académico de la Real Academia Española.
“Que se disculpe él, que tiene apellidos españoles y vive allí. Si este individuo se cree de verdad lo que dice, es un imbécil. Si no se lo cree, es un sinvergüenza”, dijo Pérez-Reverte con la habitual determinación con la que se expresa en Twitter.
Cabe recordar que a Chávez también lo llamaron imbécil e ignorante y demostró ser todo lo contrario. Su régimen, pese a todo, sigue aferrado al poder. No es cuestión de desprestigiar a los contrarios. Menos a López Obrador.
El mandatario es el hombre que rompió el bipartidismo en México, construyó una mayoría de izquierdas en un país que tradicionalmente fue de derechas, y que en sus tiempos como alcalde de Ciudad de México se le recuerda por su buena gestión.
También cabe recordar que en España no todo fueron críticas. Unidas Podemos aprovechó la ocasión para desmarcarse de la derecha. “López Obrador es el digno presidente de México. Tiene mucha razón en exigirle al Rey que pida perdón por los abusos en la ‘conquista’. Si gobierna Podemos habrá un proceso de recuperación de la memoria democrática y colonial que restaure a las víctimas”, dijo la portavoz, Ione Belarra.
Todos mordieron el anzuelo
El caso es que López Obrador se convirtió en el tema del día. No se habló del problema de la corrupción en México. No se habló del narcotráfico. No se habló de los contratos con las petroleras. No se habló de los problemas de Pemex. Se habló de la petición del mandatario a España y el Rey.
“Los periodistas donde vemos un poco de interés le damos un protagonismo a temas como el de las armas en España [la reciente propuesta de Vox] o el revisionismo histórico de la relación España-México. Pero claro, da que hablar, y vivimos en la época de la espectacularización donde se pide contenido y cosas que hagan click”, apuntó el profesor de la Camilo José Cela.
Prensa, políticos y académicos mordieron el anzuelo. Y mientras las reacciones a López Obrador copan el espacio mediático, no se dice nada de la poca memoria que tuvo el presidente de México. Se acordó de los genocidios de los colonos hace cinco siglos, pero no de que el Papa entonó su mea culpa hace cuatro años.
“Pido humildemente perdón. No sólo por las ofensas de la propia Iglesia, sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”, dijo Francisco en su visita a Bolivia.