Daniel Gómez (ALN).- El presidente encargado de Venezuela cuenta con un arma infalible: la gente. Es el denominador común de todas sus victorias. ¿Lo seguirá siendo? El martes es el día señalado para que el pueblo regrese a la calle. Para que clame contra el régimen. Para que pida a los militares que dejen pasar la ayuda humanitaria. Para que “definitivamente”, dice Juan Guaidó, “cese la usurpación”. Sigue la guerra de nervios.
Todas las batallas libradas por Juan Guaidó se cuentan por victorias. Y no es casualidad que, en cada uno de estos triunfos, cosechados en tiempo récord, el arma haya sido la misma: la gente.
Guaidó fue nombrado presidente de la Asamblea Nacional el 5 de enero. Trazó un plan (fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres) y lo expuso a los ciudadanos a través de los cabildos abiertos. Reuniones ciudadanas celebradas en toda Venezuela, las cuales movilizaron a miles de personas y devolvieron la esperanza a un pueblo frustrado.
La ejemplificación de la esperanza se produjo el 23 enero. Una concentración masiva en Caracas propició la jura de Guaidó como presidente encargado, lo que, a su vez, precipitó la respuesta de más de 60 países reconociéndole como mandatario legítimo.
2 de febrero. Nueva jornada de manifestaciones. Tras conocerse el apoyo de la Unión Europea a Guaidó, Nicolás Maduro decidió medir fuerzas. Este llenó la avenida Bolívar en Caracas. Guaidó llenó las calles de todo el país. Más de 50 ciudades participaron en la protesta.
El 2 de febrero la balanza se inclinó claramente del lado de Guaidó. Por eso pidió la ayuda humanitaria. Y Estados Unidos, en una maniobra coordinada con el presidente encargado y el gobierno de Iván Duque, mandó los primeros paquetes de alimentos y medicinas.
Desde el viernes, esta ayuda humanitaria descansa en la frontera de Colombia con Venezuela. Pero Maduro no la deja pasar. Por eso Guaidó presiona. Y lo hace con su arma infalible: la gente.
“Ayúdennos a que la ayuda humanitaria entre en nuestro país, y a que definitivamente cese la usurpación”, dijo Guaidó este domingo en un nuevo llamado para que los venezolanos se movilicen contra Maduro.
Un importante universo de venezolanos
Por tanto: hay otra protesta en camino. Está convocada para este martes con motivo del Día de la Juventud en Venezuela, y con la finalidad de “lograr la entrada de la ayuda humanitaria”.
¿La del martes será otra protesta masiva? Caracas será el medidor, pero también lo serán las ciudades de la frontera. Los 280.000 habitantes censados en San Cristóbal. Los más de 50.000 que habitan en Ureña. También los 85.000 de Rubio. Un universo de 388.000 venezolanos que será claves
¿Será otra protesta masiva? Caracas será el medidor, pero también lo serán las ciudades de la frontera. Los 280.000 habitantes censados en San Cristóbal. Los más de 50.000 que habitan en Ureña. También los 85.000 de Rubio.
Un universo de 388.000 venezolanos que serán claves este martes. Aunque no todos. Muchos de los censados son niños, ancianos, chavistas. Personas que no serán partícipes de la protesta, ni del día que se pacte la entrega.
Tampoco hay que olvidar a los venezolanos que habitan en Cúcuta. No hay cifras oficiales, pero que esta ciudad colombiana sea fronteriza con Venezuela la convierte en uno de los escenarios que más padecen el éxodo.
Maduro habla de “un show”
Mientras los venezolanos se movilizan, Maduro insiste en que el plan de ayuda no es más que “un show”. Lo que no es “un show” son estas cifras: más de tres millones de venezolanos han huido del régimen, según las Naciones Unidas. 3,7 millones de personas que, según este organismo, están pasando hambre. Malnutridos. “Subalimentados”, que es el término que usa la ONU.
Luego están los números que proporciona la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi). Esta indica que 87% de los venezolanos son pobres. Es decir: cuando comen lo hacen para sobrevivir. Para llenarse. Con harinas, arroces y pastas. No con los solomillos que se comió Maduro en su divertido viaje a Turquía.
La pasión turca de Nicolás Maduro indigna a Venezuela
Tampoco es “un show” lo que ocurre en la frontera. En el Puente Internacional Tienditas, que conecta Cúcuta con el pueblo venezolano de Tienditas, hay un centro de acopio con recursos básicos para los más necesitados.
No son las bolsas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) que entrega el régimen a los que presentan el carnet de la patria. Ese rectángulo de plástico con tecnología china que permite a Maduro controlar a los ciudadanos.
La ayuda humanitaria de Guaidó no tendrá distinción de ningún tipo. Tampoco se limitará a una botella de aceite, piña enlatada, 400 gramos de judías negras, mayonesa y dos kilos de arroz y pasta. Que es lo que contienen las bolsas CLAP.
Estos paquetes traen comida suficiente para alimentar a 5.000 venezolanos por 10 días. Con aceite, Harina Pan, lentejas, café y arroz. También hay galletas para más de 10.000 jóvenes y suplementos nutricionales que abastecerán hasta por dos meses a niños con malnutrición.
Los productos de higiene -pasta de dientes, cepillos, jabones, papel higiénico y desodorantes-, que son artículos de lujo en Venezuela, estarán disponibles para 7.000 venezolanos.
El contrataque del régimen tuvo lugar en las redes. Venezolana de Televisión publicó un informe del Centro Nacional para la Información Biotecnológica de Estados Unidos que advertía que los alimentos enviados en las bolsas de ayuda eran cancerígenos por su alto contenido en azúcar, así como los aditivos que contienen.
Es cierto. El azúcar y los aditivos son un riesgo para la salud. Consumidos en altas cantidades pueden ser incluso cancerígenos. Pero: ¿Acaso con las bolsas CLAP no ocurre igual? Ni la mayonesa ni la pasta procesada son saludables. Más bien al contrario.
Medicinas para 10.000 personas por 90 días
Otro punto importante de la ayuda humanitaria enviada por EEUU son las medicinas. Hay fármacos y material médico de emergencia para 10.000 personas por 90 días. Y quizá esto sea lo más importante.
Si la escasez alimentaria es preocupante, la falta de material médico lo es aún más. No es sólo que el sistema sanitario del chavismo sea deficiente, sino que las farmacias apenas cuentan con productos para atender las enfermedades de los venezolanos.
Es un problema que ha generado el propio Maduro, cerrando las puertas a cualquier tipo de ayuda humanitaria. Al respecto se pronunció el cantante venezolano Carlos Baute, quien dijo -en una entrevista con Antena 3 la semana pasada- sentirse como “un narcotraficante para hacer llegar la medicación” pues “la logística es muy complicada”. Y lo es por el cerco impuesto por el régimen.
Baute sabe de lo que habla. Hace cuatro años fundó Una medicina para Venezuela. A través de esta fundación ha enviado más de 32 toneladas de fármacos al país latinoamericano, aunque para ello tuviera que sentirse como un narcotraficante.
El cantante no desiste y sigue recolectando medicinas para enviar a Venezuela. Y de igual forma lo está haciendo Guaidó. Este domingo lanzó la plataforma www.voluntariosxvenezuela.com, la cual cuenta con más de 20.000 voluntarios.
¿Voluntarios para qué? Para salvar vidas. “Es un escenario de vulnerabilidad grave a causa de factores políticos”, aclara la web. Y es que, según Guaidó, hay más de 300.000 personas en Venezuela en riesgo de muerte. Pero Maduro dice que es “un show”.
Lo que no es ningún espectáculo es la guerra de nervios que se vive en Venezuela. En ese puente que conecta Cúcuta con Tienditas. Que decidirá la pugna Guaido-Maduro. Y que tendrá este martes, con la protesta convocada, un detonante. ¿Será de nuevo la gente un arma infalible para Guaidó?