Redacción (ALN).- Venezuela podría perder hasta 3.000 millones de dólares solo este año y su producción petrolera podría descender, de acuerdo con la estimación del analista Asdrúbal Oliveros, tras la suspensión de la licencia de operaciones en el país a la empresa estadounidense Chevron.
La medida, que afecta principalmente a PDVSA, no obliga a la compañía estadounidense a abandonar sus sociedades con la estatal petrolera, pero sí cesa su actividad, especialmente en la exportación de crudo. Oliveros explicó que Chevron se convierte en un socio «pasivo, sin ningún tipo de acción», dejando todo el control en manos de PDVSA.
Este factor también contribuye a la posible suspensión del pago de una porción de la deuda que PDVSA mantiene con Chevron.
«No se puede negar el efecto en la economía», advirtió Oliveros, señalando que el consumo podría verse afectado. La clave, según el economista, reside en la capacidad de PDVSA para gestionar la producción petrolera. «Si estamos viendo una merma de producción, porque el ritmo va a cambiar, se va a detener», afirmó.
La decisión de la OFAC plantea interrogantes sobre el futuro de las negociaciones entre Venezuela y Estados Unidos. «Si bien la medida no obliga a Chevron a retirarse por completo, la reanudación de las operaciones tomará tiempo», afirmó.
Un aspecto positivo es que Chevron no está obligada a salir de las sociedades con PDVSA. Sin embargo, la suspensión de las licencias representa un desafío significativo para la industria petrolera venezolana y su capacidad para generar ingresos.
La revocación de las licencias petroleras por parte de EEUU representa un duro golpe para la economía venezolana, generando incertidumbre sobre la producción petrolera y el futuro de las negociaciones bilaterales.
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