(EFE).- Brasil amaneció de luto. Petrópolis, conocida como «la ciudad imperial», quedó destrozada por las lluvias que han dejado más de medio centenar de muertos, miles de personas sin hogar y un número aún desconocido de desaparecidos.
La catástrofe se repite once años después de que un temporal segara la vida de más de 900 personas en esa región serrana del país.
Petrópolis, a unos 70 kilómetros de la ciudad de Río de Janeiro, llegó a acumular 259 milímetros de lluvia en seis horas durante la tarde y noche del martes, lo que provocó deslizamientos de tierra en varias zonas de la ciudad, especialmente en el Alto de la Sierra, una zona residencial.
Las autoridades señalan que ya son 54 los muertos registrados por la tragedia, pero se espera que el número de fallecidos suba, por las condiciones en las que se encuentra el municipio, que suma casi 200 deslizamientos.
Además de tres días de luto por las víctimas fatales que dejó el temporal, la Alcaldía de Petrópolis declaró el estado de calamidad pública con el fin de atender a las víctimas y facilitar los trabajos de rescate.
«Vivimos un momento de mucha tristeza con la cantidad de víctimas fatales, que aún pueden aumentar, y la cantidad de hechos que impactan drásticamente a nuestra ciudad», destacó este miércoles el alcalde de Petrópolis, Rubens Bomtempo.
CON LAS MANOS, FAMILIARES BUSCAN A SUS SERES QUERIDOS
La ciudad está en «alerta máxima» y el panorama en la mañana de este miércoles era devastador tras revelarse el estrago causado por la lluvia.
Una ciudad cubierta de tierra y lodo, pilas de carros convertidos en chatarra que fueron arrastrados con la fuerza de las corrientes de agua, y cientos de personas desconsoladas por la pérdida de sus seres queridos y sus hogares.
La gente está desubicada, desesperada e intenta conseguir respuesta de unas autoridades que a su vez están concentradas en encontrar personas con vida bajo los escombros.
Buena parte de la ciudad está destruida y sin servicios, y las 25 escuelas que tiene el municipio dejaron de enseñar para convertirse en albergues.
El gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro, que viajó en la víspera al municipio, describió que la situación en la ciudad era «casi de guerra».
La gente, sin embargo, no pierde la esperanza de encontrar con vida a sus seres queridos y no ahorra esfuerzos para ayudar en las búsquedas a los bomberos y a los agentes de Defensa Civil, aunque la desesperación predomina.
En el lugar de la tragedia, una madre cavaba sin cesar con sus manos el lodo que cubría la que era su casa, según acompañó Efe, con la esperanza de encontrar con vida a su hija, una situación que se observa repetidamente en distintos puntos de la ciudad.
Conocida como la «ciudad imperial», por haber sido la preferida de Pedro II, el último emperador de Brasil, Petrópolis es una de las ciudades más turísticas del estado de Río de Janeiro (sureste).
Aunque el palacio imperial y la catedral se mantienen en pie, el centro histórico de la ciudad quedó convertido en un lodazal.
Para Paulo César Rocha, ingeniero de la Universidad Fluminense y experto en infraestructura, «difícilmente alguna ciudad en el mundo habría podido aguantar» un temporal como el que vivió la víspera Petrópolis.
La ciudad está construida entre pendientes y valles y fue el derrumbe de esas cuestas lo que ocasionó la catástrofe, por lo que, según el especialista, es necesario realizar un análisis de riesgo de todas las demás pendientes que puedan derrumbarse.