Redacción (ALN).- Venezuela pasó de una inflación moderada a galopante durante la era Chávez. Las políticas monetarias altamente expansivas para cubrir el déficit fiscal y un derroche de importaciones para reelegir al expresidente fallecido en 2012 liquidaron las reservas internacionales, aumentó considerablemente la proporción de dinero circulante sin respaldo y llegó la caída sostenida de la producción de Petróleos de Venezuela.
Aquí comienza el tránsito de galopante a hiperinflación ya durante el mandato de Maduro, que mantenía un anclaje del tipo de cambio artificial, controles de precios y gasolina regalada. Fue la dura época de la escasez. Venezuela se hizo famosa a nivel mundial porque sus habitantes no conseguían papel higiénico. Todo un reto conseguirlo. Y a ese coctel se le sumaron las sanciones y caída en los precios del petróleo. Se había terminado la época de las vacas gordas.
Entonces hubo menos ingresos y más motivos para protestar. Maduro resistió estoicamente 2014. Resistió la elección legislativa (que perdió) en 2015 y en un período agudo, entre 2017 y 2019, la hiperinflación era un hecho.
Pero la crisis no se llevó a Maduro. Ni las sanciones. Ni la abstención. Ni las protestas con centenares de muertos y miles de heridos. La oposición derrochó su capital político sin rubor. Y fue en ese período cuando comenzó el ajuste de Maduro: una serie de medidas de política económica de tipo ortodoxas que nadie, ni en sus más remotos cálculos, hubiera imaginado del chavismo, que parecía, por momentos, aferrado al modelo impuesto por Chávez, que básicamente era estatista, y paternalista.
Entre 2019 y 2021 Maduro acabó con la hiperinflación. El último reporte del Banco Central de Venezuela da cuenta de que la variación intermensual de precios fue menor a 50 puntos durante doce meses continuos desde enero a diciembre. Incluso, en el último trimestre, la variación fue de apenas un dígito mensual.
Las cifras hacen sentido porque tienen consistencia con las suministradas por la propia oposición, cuyo Observatorio de Finanzas dijo que la hiperinflación termina en febrero de 2022, pues según sus cálculos, enero y febrero de 2021 fueron meses con inflación superior a 50%. Pero el resto de los meses, coincide casi al calco con las cifras del BCV.
Una disputa de dos meses es meramente política. Técnicamente, Venezuela ha salido de la hiperinflación. Y esta fue la receta de Maduro. La ortodoxa receta:
-Desanclaje cambiario.
-Libre circulación del dólar.
-Supresión a controles de precios.
-Venta de gasolina a precio internacional.
-Eliminación a barreras de importación.
-Supresión del multiplicador monetario bancario con un encaje legal agresivo de 85%.
-Aumento pequeño pero crucial en la exportación de petróleo, lo cual generó mayores ingresos.
-Aumento de las reservas internacionales, que pasaron de un piso de 6 millardos a 12 millardos de dólares, y luego este incremento fue usado para abastecer la demanda de divisas en el mercado oficial.
-Las reservas disminuyeron a 10,8 millardos tras las sucesivas intervenciones del Banco Central vendiendo dólares más baratos que el paralelo a la banca pública y privada. El martes, el ente emisor anunciaba su tercera intervención en el mercado cambiario.
Y así, en cámara lenta y con la oposición perdida entre el interinato y las salidas cortoplacistas fallidas, Maduro terminó de la manera más ortodoxa (de librito de economía básico) con la hiperinflación.