(EFE). El líder opositor venezolano Leopoldo López aseguró que lamenta no haber liberado a Venezuela ante la frustración de un sector del exilio venezolano en Miami que rechaza las negociaciones en México y acusan al opositor Juan Guaidó de corrupción en la repartición de la ayuda humanitaria en 2019.
López, quien este martes fue uno de los oradores principales del Oslo Freedom Forum, dijo a Efe que no ha habido tal corrupción y que Guaidó ha ordenado auditorías externas al respecto.
Indicó, además, que la Fiscalía de Colombia cerró el caso que involucraba a dos venezolanos porque no había méritos y que repite lo que el Gobierno de EE.UU. ha dicho varias veces: que el mandato interino de Guaidó no tuvo a cargo la distribución de esa ayuda.
López, quien estuvo preso en Venezuela cerca de cuatro años en una prisión militar, agregó que puede asegurar como lo ha hecho la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) que Guaidó no administró «ni un solo dólar de la ayuda humanitaria». Para López, se trata de una «línea de ataque» del régimen de Nicolás Maduro para dividir a la oposición.
La Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex), que realizó este martes una protesta al frente del New World Center, donde se realiza el evento, calificó de «oposición colaboracionista» a López, al Partido Voluntad Popular y al Gobierno interino de Guaidó.
José Colina, presidente de Veppex, criticó que terminaron yendo a una mesa de negociación, a elecciones y con «un esquema de corrupción en cuanto los activos que han manejado».
Según Colina, los venezolanos están «decepcionados» hasta el punto de organizar la protesta de hoy y señaló que los diálogos que se llevan a cabo en México son una «perdedera de tiempo».
Son la «desaparición del Gobierno interino porque terminaron sentándose con una tiranía que ellos reconocen como ilegítima y al único que benefician es a Nicolás Maduro», expresó Colina a Efe.
FRUSTRACIÓN COMPARTIDA
Entre tanto López, quien hoy presentó el caso de Venezuela durante el foro que analiza las tiranías y cómo combatirlas, dijo que comprende la frustración de los venezolanos y reconoce que cometieron errores en el camino, pero que todas las decisiones las tomó pensando lo que era la mejor para la salida de la dictadura.
«Yo tengo la frustración de no haber logrado la libertad de Venezuela, y ha sido un proceso muy largo, muy tóxico, que ha llevado a buscar culpables entre nosotros y yo creo ese no es el camino», expresó.
Aseguró que es «el diseño cubano de buscar siempre como la prioridad dividirnos a nosotros».
Señaló que su papel ahora es «buscar unirnos y dedicar tiempo y esfuerzo a buscar unificar los liderazgos y movimientos de los países que estamos pasando por una circunstancias similares».
«Podemos estar mucho mejor organizados entre nosotros. Podemos aprender mucho el uno de otro, no solo en América Latina, este es un fenómeno global», manifestó.
Por otra parte, el líder opositor dijo que el papel de Guaidó es muy «importante» porque es el «depositario de la legitimidad democrática de nuestro país y eso es algo que es constitucional y legal y ese es el golpe más duro que se le ha dado a Nicolás Maduro».
Admitió que ha habido «una caída en la popularidad».
«Eso es cierto, pero la realidad es que Guaidó sigue en Venezuela arriesgando su vida», enfatizó.
Por otro lado, dijo que los militares en Venezuela siguen siendo la estructura de fuerza de la dictadura y que la oposición «nunca» debe dejar de invitarlos a apartarse de cumplir las órdenes de la dictadura.