Leticia Núñez (ALN).- El presidente de Ecuador asegura que Correa viajó hasta Ginebra, donde él vivía en 2016, para convencerle de que aceptara la candidatura a la Presidencia. Se lo pidió por dos horas. Hasta que Moreno le dijo sí. Hoy la confianza está rota. El mandatario reclama a Correa que acuda a Ecuador a rendir cuentas ante la justicia y que “deje de avergonzar a sus partidarios”.
La pregunta no pudo ser más rotunda. Se la realizó la periodista Patricia Janiot, de Univisión, al presidente de Ecuador, Lenín Moreno. “¿Qué responde a aquellos que dicen que usted no sólo es un traidor sino también un oportunista que se valió de un gobierno que fue popular para llegar a la Presidencia y ahora desde la comodidad del poder tiene fácil señalar?”. El mandatario tomó aire y después reveló que el expresidente Rafael Correa se trasladó personalmente a Ginebra (Suiza), donde él vivía entonces, y insistió dos horas para convencerle de aceptar la candidatura a la Presidencia.
“Yo tenía más popularidad que el señor Correa en el momento en que fueron las elecciones. Es por eso que fue a Ginebra, donde me encontraba residiendo, y me pidió durante dos horas que aceptase” el cargo, arrancó Moreno.
Se trata de dos detalles, el del viaje de Correa a Suiza y el de las dos horas que tardó en persuadir a Moreno, que hasta ahora no se conocían. Ni uno ni otro lo habían hecho público. Esto es lo que sucedió después. “Me convenció. Me convenció diciendo que era importante que alguien siguiera con el proceso y que se podía perder el proceso de revolución ciudadana”, contó el presidente en la entrevista con Univisión.
“Me convenció. Me convenció diciendo que era importante que alguien siguiera con el proceso”
Moreno ganó las elecciones presidenciales celebradas en abril de 2017 y asumió el poder el 24 de mayo. La ruptura entre ambos tardó muy poco en producirse.
La primera crítica del mandatario hacia su antecesor, tal como recordó este lunes, tuvo que ver con la economía. “Confié en la palabra de Correa de que dejaba la mesa servida”, dijo en referencia a una supuesta economía saneada. “Pero hasta la mesa había desaparecido”, remató Moreno.
Lo cierto es que Correa se marchó con la economía en rojo. De hecho, 2016 fue el único año en la última década en que Ecuador no creció. Según datos del Banco Central, la economía disminuyó 1,5% por la caída del precio del petróleo, el encarecimiento del dólar y el pago de una indemnización a Chevron y Oxy tras perder el país un juicio internacional con estas petroleras.
La periodista también preguntó a Moreno qué tiene que decir a aquellos que le acusan de traidor, incluido el propio Correa. El mandatario planteó la siguiente situación: “Si ingresa a una institución en la que no conoce que sus directivos están cometiendo actos dolosos y luego lo denuncia, ¿es una traición? ¿Con quién es la lealtad? ¿Es con una persona, con un grupo de matones y a lo mejor delincuentes o con el pueblo ecuatoriano y los principios?”.
Acto seguido, remató: “Él dice que lo he defraudado y yo digo que me alegro mucho de haberlo defraudado”. Unas palabras que ya pronunció en su reciente viaje a Madrid del pasado julio. Criticó duramente al Ejecutivo de Correa, a quien acusó de estar “obsesionado” con reelegirse indefinidamente y de dejar un “índice de corrupción altísimo”. En este sentido, manifestó que en la Corte Constitucional “sólo estaban sus amigos. Eran jueces elegidos a dedo, fiscales elegidos a dedo y un contralor elegido a dedo” (Ver más: Moreno se alegra mucho de haber defraudado a Correa).
En la visita oficial que realizó a España en diciembre del año pasado, Moreno también habló de Correa y aseguró que la relación entre ambos se volvió “siniestra” por el deseo de perpetuarse en el poder. “No me gustan aquellos que tratan de disfrazar de democracias las dictaduras”, zanjó rotundo (Leer más: Moreno: La relación con Correa se volvió “siniestra” por el ansia de perpetuarse en el poder).
“Me gustaría que Correa no vaya preso”
El presidente también habló de corrupción. Concretamente, la periodista le preguntó por quienes consideran que las medidas aplicadas hasta ahora no son suficientes. Algo que no comparte el mandatario: “En este tiempo de transparencia, hay un vicepresidente en la cárcel, varios exministros y funcionarios en la cárcel y otros que andan fugados. Recuerdo que Correa está citado a rendir cuentas con la justicia y con una orden de prisión. Si eso no da la pauta de que hemos comenzado con buen paso a ejercer una total autonomía e independencia no lo entiendo”.
Llegados a este punto, la pregunta era inevitable. ¿Se imagina a Correa preso en Ecuador? Moreno empezó atizando al expresidente. “Mi sugerencia es que asista al llamado de la justicia, que ahora sí es independiente y autónoma. Que deje de encontrar pretextos fuera del país y deje de avergonzar a sus partidarios, que deben sentirse muy incómodos con un presidente que decía siempre que los que se encontraban fuera debían venir a rendir cuentas a la justicia”.
Después llegó la confesión: “Me gustaría que no vaya preso, que sea inocente”. No quedó ahí la cosa. El motivo de tal deseo es obvio: “Me es bastante incómodo saber que fui vicepresidente y permanecí como integrante de un movimiento político de una persona que entre cortinas se comportaba de otra manera a la que decía delante del público. Hubo una corrupción bastante generalizada. Nosotros no tuvimos la suficiente acuciosidad de investigarlo en su debido momento”, reconoció el presidente.