Daniel Gómez (ALN).- Poco a poco las protestas en Quito van decayendo. Y mientras, el presidente Lenín Moreno toma aire. Le interesa porque se acaba de dar cuenta de que su enemigo Rafael Correa es todavía un poder en Ecuador. Tiene una masa de incondicionales que le apoyan. Aunque, por desgracia para el expresidente, los movimientos indígenas no están de su lado. Y estos, además de ser un factor clave en las protestas, se abrieron a negociar con Moreno. Por eso la piedra está sobre su tejado. Si Moreno consigue resultados en la negociación con los indígenas podría reforzar su debilitada imagen frente a Correa. Así lo piensan los analistas consultados por el diario ALnavío.
Ahora al presidente de Ecuador, Lenín Moreno, le toca negociar con las asociaciones indígenas. Estas han liderado las masivas protestas que se dieron contra el mandatario este martes en Quito, manifestaciones que como dicen los analistas, poco a poco irán decayendo.
“Se irán desmayando poco a poco”, dice al diario ALnavío el doctor en Ciencias Políticas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de Ecuador, Simón Pachano. “La idea del gobierno es dejar que el movimiento se desgaste”, añade el analista ecuatoriano Francisco Sánchez, director del Instituto Iberoamericano de la Universidad de Salamanca en España.
Quito ha sido escenario de la movilización más grande en contra de un presidente que se recuerde en la historia reciente de Ecuador. Las medidas de ajuste aplicadas por Moreno hace dos semanas, y en especial, el fin del subsidio a la gasolina y al diésel, que elevó el precio de los combustibles, despertaron el enfado de los ecuatorianos. Especialmente el de los sectores indígenas, liderados por la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador).
¿Las protestas en Ecuador pueden echar a Lenín Moreno del poder?
“Ellos en el pasado han demostrado que son capaces de tumbar presidentes. Estas medidas les afectan directamente. Además, hay que entender la situación del sector rural en Ecuador. Viven en zonas poco atendidas. Sin buenos servicios públicos. Y ahora aprovechan esta situación para fortalecerse”, explica Francisco Sánchez.
Y tanto que lo hicieron. La Conaie se sumó a las protestas contra Moreno el fin de semana. En apenas dos días, movilizaron 20.000 personas a Quito para protestar. Tal fue la presión ejercida que el presidente mudó el gobierno a Guayaquil, una ciudad más favorable para sus intereses.
“Fue una reacción bastante impulsiva”, agrega Sánchez, y este también es uno de los motivos por los que están decayendo las protestas. “A esas 20.000 personas en Quito hay que darles de comer, agua, baños…. Además, el campo queda descuidado. Y a los animales hay que darles de comer todos los días”.
A los problemas logísticos de la manifestación, se suma el último anuncio del presidente: una negociación con el movimiento indígena en el que participen como mediadores la Iglesia y Naciones Unidas.
“Vemos que los indígenas ahora se están desmarcando de los sectores radicalizados y se están abriendo a negociar”, dice Simón Pachano. “Su aspiración máxima es conseguir que el presidente retire las medidas, pero no creo que lleguen a eso”.
“Vemos que los indígenas ahora se están desmarcando de los sectores radicalizados y se están abriendo a negociar”, dice Simón Pachano. “Su aspiración máxima es conseguir que el presidente retire las medidas, pero no creo que lleguen a eso”.
El caso es que Lenín Moreno tiene que negociar y conseguir algún resultado. Lo necesita. Su imagen está muy debilitada. Además, su archienemigo, el exmandatario Rafael Correa, el hombre que le aupó a la Presidencia, salió reforzado tras las manifestaciones porque mostró un poder que antes no tenía. Si bien los indígenas se han desmarcado de Correa, los sectores más radicalizados sí han seguido su llamado, hasta el punto de atentar contra la Contraloría, el tribunal de cuentas en el que esta semana se iba a iniciar un juicio contra él y su gobierno. Por lo anterior la negociación con los indígenas es clave.
“Moreno ahora está muy mal en términos de aceptación. No supera el 20%. Pero quizá mejoraría un poquito su imagen si logra resultados en la negociación, siendo capaz de demostrar que es un presidente con cierta fuerza. Además, conseguiría más apoyo por parte de los sectores empresariales”, explica Pachano.
De momento, el presidente dice que la medida de los combustibles no se toca. Es irrevocable. Y aunque esto es justo lo contrario de lo que exigen los movimientos indígenas, Moreno tiene margen de maniobra.
“Todo lo que son subsidios directos son soluciones efectivas y en cierto modo baratas. El propio Fondo Monetario Internacional y los prestamistas que están pidiendo recortes no tendrían ningún problema en aceptarlos. En Brasil hacen algo similar, es el programa de ayudas más grande de América Latina, y al país no le cuesta ni el 1% del PIB”, explica el director del Instituto Iberoamericano.
Por su parte, Pachano considera que a Moreno todavía le conviene seguir en Guayaquil. Piensa incluso que deberían negociar en esa ciudad, pues si regresa a Quito, corre el riesgo de que los manifestantes le obliguen a renunciar. “Viajar a Quito sería un absurdo, porque podría sufrir una encerrona en el Palacio de Gobierno”, apunta.
Los analistas confían en que las manifestaciones se diluyan poco a poco. También apuntan que la petición de Correa de anticipar las elecciones no tendría sentido. Una decisión así necesitaría una mayoría de dos tercios en el Parlamento, y no la tiene. También existe la posibilidad de que Moreno disuelva el Congreso, y convoque elecciones. “Ya más bien esto fortalecería a Moreno, porque le deja todos los poderes de gobierno hasta que los comicios se celebren”, apunta Pachano.