María Rodríguez (ALN).- El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, denuncia que, con el permiso del gobierno de Rafael Correa, se proporcionaron instalaciones dentro de la embajada ecuatoriana en Londres para que Julian Assange, fundador de Wikileaks, interfiriera en los procesos de otros Estados. “No podemos permitir que nuestra casa, la casa que abrió sus puertas, se convierta en un centro de espionaje”, criticó el presidente en una entrevista a The Guardian.
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, añade más argumentos a la ya larga lista de motivos por los que el Gobierno retiró el asilo diplomático a Julian Assange, fundador de Wikileaks. En una entrevista con el periódico londinense The Guardian, Moreno dijo que Assange trató de usar la Embajada de Ecuador en Londres, donde permanecía desde 2012, como “centro de espionaje”.
“No podemos permitir que nuestra casa, la casa que abrió sus puertas, se convierta en un centro de espionaje”, denunció el presidente.
En este sentido Moreno acusó directamente al expresidente Rafael Correa de posibilitarlo. “Es lamentable que, desde nuestro territorio y con el permiso de las autoridades del gobierno anterior, se hayan proporcionado instalaciones dentro de la embajada ecuatoriana en Londres para interferir en los procesos de otros Estados”, dijo el presidente ecuatoriano. E hizo referencia a la filtración de documentos del Vaticano en enero de 2019. Moreno insistió además en que la decisión de retirar el asilo a Assange “no es arbitraria, sino que se basa en el derecho internacional”.
Julian Assange no era barato y tampoco una buena compañía
Por otro lado, Moreno negó que esta retirada de asilo a Assange sea una represalia por la forma en que se habían filtrado documentos sobre su familia. Es decir, el caso INA Papers, que según Wikileaks y el expresidente Correa, es el verdadero motivo que hizo a Moreno poner fin al asilo de Assange.
Este caso vincula al presidente con la supuesta adquisición de bienes a través de empresas offshore. La denuncia llegó por el legislador Ronny Aleaga, de la bancada correísta de Revolución Ciudadana.
Cabe recordar que las acusaciones entre Correa y Moreno son continuas desde que el presidente de Ecuador se alejó del exmandatario -y de su legado de 10 años- una vez que asumió la Presidencia del país en mayo de 2017. Lejos quedan los años de buena sintonía entre ambos políticos, cuando Moreno era el número dos de Correa.
El gobierno de Moreno ya denunció, entre otras cuestiones, la conducta “irrespetuosa y agresiva” de Assange en la embajada, la intervención en asuntos internos de otros Estados, la violación del protocolo de convivencia y los costos económicos, que superaron los 6,5 millones de dólares en partidas de seguridad, alimentación, higiene personal, asistencia médica y asesoría jurídica.
¿Assange como trueque?
Guillaume Long, exministro de Relaciones Exteriores en el mandato de Correa, dijo a RT que Moreno podría haber decidido retirarle el asilo a Assange para así obtener el voto decisivo de EEUU en el Fondo Monetario Internacional y recibir un préstamo. Moreno rechazó estas acusaciones en la entrevista con The Guardian.
“Es una falacia que haya un alivio de la deuda a cambio de Assange. Esta declaración ha sido generada y difundida por grupos relacionados con el régimen anterior que no querían encontrar una solución al caso de Assange más allá de tenerlo encerrado en nuestra embajada”, denunció Moreno. Y añadió: “Con los Estados Unidos, trabajamos en temas de cooperación, comercio, cultura y seguridad. En ningún momento se ha negociado el estatus de Assange con ese país”.
Correa acusa a Moreno de “un crimen que la humanidad nunca olvidará” y describió a Moreno como “el mayor traidor en la historia de Ecuador y América Latina”. Moreno respondió: “Si ser un traidor significa defender la democracia, la libertad de prensa, así como revelar la verdad y la corrupción del régimen anterior, entonces puede llamarme lo que quiera. Él está dentro de sus derechos para expresarse libremente”.