María Rodríguez (ALN).- Ecuador se encamina a cerrar 2018 con “resultados fiscales sólidos”. En concreto con un déficit de 3% del PIB. Lo dice un informe de Torino Capital. Añade que hay razones para ser optimistas. No obstante, la economía crece despacio. Según Cepal, aumentará 1% este año.
Con sus actos, gestos, declaraciones y decisiones, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, se propuso alejarse todo lo posible del expresidente Rafael Correa y de su legado, también en el ámbito económico. En agosto Moreno se planteó firmemente reducir el gasto público, enfrentar el déficit fiscal y disminuir así la deuda pública del país, situada en unos 60.000 millones de dólares. En definitiva, que Ecuador alcance una posición fiscal sostenible.
De acuerdo con un informe de Torino Economics, unidad de análisis del banco de inversiones Torino Capital, “Ecuador luce encaminado a terminar el año con resultados fiscales sólidos”. En concreto, desde este banco esperan que el déficit para el sector público de Ecuador sea de 3,1% del Producto Interior Bruto, con una mejoría de 2,8 puntos porcentuales respecto a lo registrado en 2017 (5,9% del PIB).
Según Torino Economics, los resultados fiscales de los primeros dos trimestres de 2018, publicados por el Banco Central de Ecuador, dan razones para ser optimistas. Los datos revelan un déficit de 761 millones de dólares al cierre del primer semestre frente a los 2.140 millones de dólares registrados en el mismo periodo de 2017, cuando Correa aún era presidente.
Los resultados fiscales de los primeros dos trimestres de 2018 “dan razones para ser optimistas”
Parte de la mejoría, explica la firma, se debe a ingresos fiscales más altos, incluyendo los provenientes del sector petrolero, dada el alza en los precios del crudo. Sin embargo, Torino Economics subraya que estos factores son externos, por lo que poco tendrían que ver con el ajuste fiscal realizado por el Gobierno.
El ajuste de Moreno se centra más en la eliminación de ministerios y empresas públicas, en la venta de vehículos oficiales, en acabar con las contrataciones a dedo y en subir el precio de la gasolina, entre otras cuestiones. Un plan con cinco reformas fundamentales presentado en agosto para ahorrarle 1.000 millones de dólares a Ecuador.
No obstante, según la Corporación de Estudios para el Desarrollo de Ecuador (Cordes), el gobierno de Moreno avanza a pasos “demasiado cortos”. Así lo señala en uno de sus últimos informes, donde asegura que “si bien entre las medidas anunciadas hay algunas que apuntan en la dirección correcta (como la eliminación de algunos ministerios), el paquete también muestra algunas debilidades y enfrenta importantes desafíos”. Entre ellos destacan el de la credibilidad, por acumular anuncios de planes de austeridad que contrastan con aumentos en el gasto corriente.
También la economía crece lento. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) calcula que el PIB de Ecuador aumentará 1% en 2018 y 0,9% en 2019.
Más positivo es el dato de las exportaciones, también de Cepal. Según este organismo Ecuador cerrará con un aumento de 14% de las exportaciones en relación con 2017 y con el “mejor desempeño comercial no petrolero de la última década”.
Así, las ventas ecuatorianas al exterior pasarán en un año de 19.621 millones de dólares a 22.309 millones de dólares. De cumplirse la tasa de crecimiento, esta será mayor que la de países como Chile, Brasil, Perú, Colombia y México. Las exportaciones no petroleras alcanzarán un monto aproximado de 12.643 millones de dólares.
Correa se fue con la economía en rojo
Cabe recordar que Correa gobernó con una situación económica inmejorable hasta mediados de 2014, cuando el precio del petróleo se desplomó: el barril cayó de 100 dólares a 20.
De hecho, Correa se fue con la economía en rojo. 2016 (último año completo en el que ejerció de presidente) cerró con una contracción del PIB de Ecuador de 1,6%. En 2015 la economía del país apenas creció 0,1%. El embate de la coyuntura internacional por el desplome del precio del petróleo, la apreciación del dólar y adversidades internas fueron un cóctel demoledor.
Lejos quedan las buenas palabras y gestos que se dedicaron Correa y Moreno en la campaña electoral de abril de 2017. En ese momento, Moreno negó que el país estuviera inmerso en una crisis y sostuvo que Correa dejaba “la mesa servida”, en referencia a una supuesta economía saneada. Al asumir el poder aseguró que esa misma mesa “no estaba servida” y culpó a su antecesor de las dificultades.