Daniel Gómez (ALN).- Jeanette Epps lleva 11 años en la NASA. Es astronauta, pero todavía no ha viajado al espacio. Este año pudo haberlo conseguido, pero la retiraron del programa. No se dio por vencida y ahora prepara un futuro viaje a la Luna. Mientras, enseña a los emprendedores a no rendirse nunca.
Jeanette Jo Epps, neoyorquina de 47 años, pudo ser conocida como la primera mujer negra en vivir en el espacio. Otros ya habían viajado, pero nunca se instalaron allí. Esta proeza, finalmente, no se pudo cumplir.
En enero de 2018, la NASA anunció que no participaría en la misión que la llevaría a pasar unos días en la Estación Espacial Internacional. No alegaron motivos, e inmediatamente saltaron las alarmas del racismo. Epps no se ha pronunciado al respecto, y sigue sin hacerlo. Quizá sea una muestra de su mentalidad de hierro. Ella continúa preparándose para poder acercarse un poquito más a las estrellas.
Epps está en Madrid como ponente del South Summit 2018, uno de los eventos de startups y emprendimiento más importantes de Europa. Su ponencia fue una lección de vida. De lo importante que es aprender. De trabajar. Del miedo. Y de que la clave del éxito está en no desistir.
“Toda la vida debe ser aprender”
Para Epps, algo fundamental es no dejar de descubrir cosas nuevas. “Toda la vida debe ser aprender. Es algo que no quieres dejar de hacer. Voy aprendiendo algo totalmente nuevo todo el tiempo. Aprender significa continuar el viaje. El programa de astronautas no fue fácil, fue duro”, dijo.
Añadió que aprender la llevó a ser astronauta. “Aprender como ingeniera en muchos países. Quería aplicar lo que se aprende en el laboratorio en el campo. Como astronauta tienes que ser muy técnico y practicar todo lo que se hace”.
Epps: «Aprender significa continuar el viaje»
Graduada como ingeniera aeroespacial, comenzó su andadura en la Ford Motor Company. De los coches pasó a los helicópteros como parte de la unidad de inteligencia de Estados Unidos, la CIA. Allí estuvo siete años hasta que, en junio de 2009, fue nombrada candidata a astronauta y seleccionada finalmente en 2011.
“Aunque trabajé con el Gobierno estadounidense, la NASA es algo totalmente distinto. Me abrió los ojos. Es fascinante ver a esta gente, a tus compañeros. Además, tenía que mezclar esa fascinación con la competencia de demostrar que lo estoy haciendo bien”, comentó.
Epps admitió que su principal enemigo no es otro que ella misma. Se exige mucho. Quiere ofrecer su mejor versión siempre. “Me empujo a mí misma. Veo los estándares, los cumplo y trato de sobrepasarlos”.
“Vivir con miedo es una muerte lenta”
Aunque sea una batalla personal, estar continuamente superando los límites es una labor severa. Y, además, da miedo. Miedo a hacer las cosas mal, a fallarse como persona, tal como dijo Epps. “Pero el deseo de hacer algo supera el miedo. Los astronautas tienen miedo, pero hacen las cosas igual”. Y agregó: “Para mí vivir con miedo es como una muerte lenta”.
Pese a llevar 11 años en la NASA -y ser retirada de la misión para la Estación Espacial Internacional-, Epps no se rinde. “Si eres astronauta siempre sueñas con hacer algo grande. Esto es más que un sueño convertido en realidad, pero no siempre lo vives como tal. Seguir haciendo cosas únicas me ayuda a seguir adelante”, apuntó.
Hoy Epps trabaja en el equipo de la NASA que pretende volver a la Luna y preparar un futuro viaje a Marte. “Vamos a usar la Luna a fin de preparar todo para ir a Marte”, señaló con convencimiento. Porque lo suyo no es otra cosa que una lección de vida.