Redacción (ALN).- La decisión de la administración del presidente Joe Biden de deportar a Colombia a ciudadanos venezolanos que intentaron entrar a Estados Unidos y estaban viviendo anteriormente en ese país trajo críticas a la Casa Blanca, tanto por parte de demócratas como de republicanos.
“Al continuar utilizando una de las peores políticas migratorias de Trump, esta administración le está dando la espalda a los inmigrantes que más necesitan nuestra protección”, dijo en una declaración escrita el senador demócrata por Nueva Jersey, Bob Menéndez, quien funge como presidente del Comité de Relaciones Exteriores en el Senado.
El legislador se refería así al Título 42, implantado durante la presidencia de Donald Trump al comienzo de la pandemia, que permite la inmediata expulsión de inmigrantes irregulares por cuestiones sanitarias, y que ha seguido vigente bajo la Administración Biden.
Menéndez, aunque aceptó que la medida está en concordancia con las precauciones de salud en EE. UU. debido a la pandemia de coronavirus, también consideró que “la administración debería poner fin a estas expulsiones y restaurar el procesamiento regular de las solicitudes de asilo”.
El lunes el departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) confirmó la deportación a finales de enero pasado de dos ciudadanos venezolanos, un proceso que probablemente se convertirá en un recurso regular.
En declaraciones a la Voz de América, el senador republicano por Florida Rick Scott señaló: “Llegaré al fondo del asunto para averiguar exactamente qué está haciendo la Administración Biden, porque quiero hacer todo lo posible para ayudar a los venezolanos”.
Sin embargo, Scott insistió que quiere «una frontera segura; quiero asegurarme de que tengamos gente que quiera venir a este país y que quiera ayudarnos”.
Vuelos regulares
Desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente Biden ha enfrentado la crítica de sus rivales republicanos, que le achacan ser el causante de una crisis en la frontera sur, con la afluencia continua de cientos de miles de migrantes, provenientes principalmente de Centroamérica, Haití y Venezuela .
A preguntas de los reporteros el martes, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, confirmó que EE. UU. deportó a los dos ciudadanos venezolanos a Colombia, de conformidad con el Título 42, una medida que fue implementada por las autoridades sanitarias en marzo de 2020.
“Estamos repatriando a ciudadanos venezolanos que trataron de ingresar a Estados Unidos desde su último lugar de residencia, como fue Colombia; se espera que el proceso se haga de acuerdo con las normas regulares de Inmigración”, dijo.
Psaki dijo que el programa recién ha comenzado, sin precisar hasta cuándo se mantendrá vigente, si bien adelantó que se espera que estos vuelos se produzcan «regularmente».
«Los vuelos a Colombia con ciudadanos venezolanos que tengan un estatus legal está previsto que tengan lugar regularmente», declaró Psaki. «Por supuesto, eso requiere de un acuerdo con el Gobierno» de Colombia.
En una entrevista con la cadena Blu Radio, de Colombia, la canciller colombiana, Marta Lucía Ramírez, negó que el gobierno de Iván Duque haya llegado a un acuerdo al respecto con Washington, si bien concedió que tras ser consultados sobre el asunto evaluarán la decisión de las devoluciones “caso por caso”.
La representación del Gobierno interino de Venezuela en Washington emitió un comunicado el mismo martes en el que explicó que en contadas ocasiones ha respaldado la deportación de venezolanos, como en casos criminales.
Sobre los que llegan a EE. UU. solicitando asilo, el gobierno interino pidió a la Administración Biden “permitir que los migrantes venezolanos puedan presentar su solicitud de asilo, que la misma sea evaluada de acuerdo a los procedimientos establecidos, y conforme a ello sea tomada una decisión definitiva”.
La legación diplomática, bajo la autoridad del reconocido como presidente encargado, Juan Guaidó, apeló a la crisis humanitaria que vive el pueblo venezolano, la que ha llevado a más de 1,7 millones de ciudadanos a estar desperdigados por el mundo en poco más de cinco años.
VOA