Daniel Gómez (ALN).- El pabellón número tres de Ifema es una puerta de entrada a América Latina. Los expositores se esfuerzan en recrear selvas, playas y ciudades históricas, y si no, ahí tienen las gafas de realidad virtual para mostrarlo. Y es que la región, con sus colores, aromas y canciones, es la que más vida da al Fitur más grande, más tecnológico y más internacional.
Los promotores de la Feria Internacional de Turismo (Fitur) no exageraron. Dijeron que la de 2019 sería la edición más grande que se recuerde, y lo fue. Las colas en el metro, consecuencia de la huelga de taxistas, fueron un preludio de lo que ocurrió la semana pasada.
Hubo colas en los stands, en los restaurantes, en los baños, en la entrada. La expectación por la feria fue enorme. A las jornadas para profesionales del miércoles, jueves y viernes, antaño pensadas para operadores turísticos y periodistas, se sumaron los influencers.
Cada vez son más los expertos en redes sociales que en la feria. Es lógico. Una foto en un Instagram con millones de seguidores es más efectiva que una campaña de promoción tradicional.
Los tiempos cambian. Otro ejemplo es ver cómo las empresas turísticas de siempre, véase la española Globalia, lanzó un centro de innovación para startups. Ver cómo la teleco española Telefónica organiza eventos tecnológicos.
Ver cómo Panamá, Costa Rica y Guatemala muestran las bondades de su tierra por medio de gafas de realidad virtual. Ver también cómo Venezuela incluye códigos bidi en los panfletos de promoción para descubrir desde el teléfono móvil Los Llanos, el Parque Nacional Canaima y Los Roques.
De la soledad de Venezuela al esfuerzo de Nicaragua
Respecto a Venezuela, otro año más fue ejemplo de soledad. En el Fitur de las colas, su stand emitía tranquilidad. Todo lo contrario, por cierto, de lo que ocurre en el país, donde una masiva manifestación el 23 de enero llevó a Juan Guaidó a convertirse en presidente interino.
Desde el stand de Fitur, compuesto por la delegación de Nicolás Maduro, quien se aferra al poder, no dijeron nada al respecto. La política de comunicación en 2019 fue la de quedarse mudos. Por primera vez en tres años, ningún funcionario declaró para ALnavío.
Respecto a Venezuela, otro año más fue ejemplo de soledad. En el Fitur de las colas, su stand emitía tranquilidad. Todo lo contrario, por cierto, de lo que ocurre ahora en el país
Sí lo hizo la ministra de Turismo de otro gobierno en problemas como el de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. Anasha Campbell, si bien cargó contra los grandes empresarios del país -dijo que “se dedicaron a hacer política” en tiempo de las violentas protestas-, también realzó las bondades de su tierra, de “lagos y volcanes”.
Otro gobierno que se esfuerza en promocionarse es el de Ecuador. La apertura al mundo que está impulsando el presidente, Lenín Moreno, queda palpable en los planes para el turismo: cero impuestos y cielos abiertos para estimular la inversión.
Panamá, con un stand de lujo, de los más grandes de la feria, en los que se destaca el canal, pero también el casco antiguo de la capital, hace esfuerzos por que los turistas vayan a su país. El país que este fin de semana organizó las Jornadas Mundiales de la Juventud y, en consecuencia, la visita del Papa Francisco. Eso fue una prueba para sus megaproyectos.
Caribe, selvas y ron
En Fitur 2019, República Dominicana presentó una apuesta decidida. Son los principales promotores de una feria que dejó en Madrid 325 millones de euros, y que dio gran visibilidad al país caribeño.
Nadie ignora sus paraísos de arena blanca, cocoteros y agua cristalina. Pero casi todos desconocen su naturaleza y el potencial que tienen en lo que se denomina turismo de salud. Esto gracias a unos servicios médicos de primer nivel.
México, Perú, Chile, Brasil, Uruguay, Colombia, Argentina y Costa Rica también realzaron sus paraísos en el pabellón tres de Ifema. Aunque llamó la atención el caso de los últimos tres. A la oferta turística tradicional, se une la del turismo homosexual, destacándose cómo países abiertos para el dinámico colectivo de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.
Otro aparte merecieron las decoraciones de Guatemala, El Salvador y Costa Rica. El primero muestra el Imperio Maya que las altas cotas de violencia, ya menores, no han dejado descubrir. Lo mismo ocurre con El Salvador, una tierra de colores y culturas.
Por su parte, Costa Rica demuestra que no miente cuando hablan de “pura vida”. Su stand es el pulmón de Fitur. Frondosa vegetación, artificial, eso sí, muestra la selva del país más verde de Latinoamérica.
América Latina, esa región que da vida al Fitur más espectacular. Por los colores de sus banderas. La grandeza de sus tierras. La música. El olor de los platos tradicionales. Los aguacates mexicanos, los dulces nicaragüenses y cómo no: el ron venezolano, cubano y dominicano.