Daniel Gómez (ALN).- El resultado financiero de PDVSA en 2016 adquiere dimensiones bíblicas. La petrolera estatal no está quebrada, pero vive la peor situación de su historia. En el informe auditado por la firma KPMG se evidencian irregularidades como posibles deterioros de activos, mermas en la producción, gastos billonarios en operaciones ajenas al negocio petrolero, corrupción e indicadores financieros con caídas mayúsculas.
La Biblia cuenta que Dios castigó con siete plagas al pueblo egipcio pues el faraón no aceptó las advertencias de Moisés. Algo parecido está ocurriendo con Petróleos de Venezuela (PDVSA), aunque la compañía presume de salud financiera en un comunicado: “Cabe destacar que, a pesar del incesante ataque de la derecha apátrida dirigida por factores transnacionales, PDVSA continúa honrando sus compromisos con instituciones financieras y tenedores de bonos en el mercado internacional, cumpliendo con sus compromisos contractuales”.
Sin embargo, en el informe anual de 2016, auditado por la firma KPMG, se evidencian indicadores financieros en declive, gastos billonarios en operaciones ajenas al crudo, mermas en la producción, corruptelas y posibles deterioros en el valor de los activos por el esquema cambiario de Venezuela. Son irregularidades que podrían acercar a la petrolera al default (suspensión de pagos). Estas suman un total de siete, como en el Egipto bíblico.
1. El beneficio. “PDVSA informa a la opinión pública nacional e internacional que obtuvo una ganancia integral de 1.592 millones de dólares (1.358 millones de euros) al cierre financiero y operacional del año 2016”. Así arrancó el comunicado que PDVSA colgó en su página web. La petrolera obvia la diferencia entre ingresos y gastos (beneficio neto) con el fin de comunicar una cifra billonaria. Y ni siquiera eso es una buena noticia.
La disminución con respecto a 2015 es del 61%, cuando el resultado integral fue de 2.209 millones de euros (2.588 millones de dólares). Más brutal aún si se contrasta con 2014. En ese ejercicio tuvieron 10.639 millones de euros (12.465 millones de dólares) de ganancia. Casi 10 veces más que en 2016.
Contabilizando la diferencia entre ingresos y gastos, KPMG indica que el beneficio fue de 706 millones de euros (828 millones de dólares) en 2016, un 89% menos que en 2015, curso en el que ganaron 6.269 millones de euros (7.345 millones de dólares). Un año antes, el beneficio neto de PDVSA había sido de 7.744 millones de euros (9.074 millones de dólares). Además, el diputado Elías Matta, vicepresidente de la Comisión de Energía y Petróleo de la Asamblea Nacional, advierte que el resultado en 2016 habría sido negativo de haber contabilizado la subvención estatal que recibió PDVSA.
El gobierno de Nicolás Maduro entregó a la petrolera una ayuda de 4.881 millones de euros (5.726 millones de dólares) por el subsidio de combustibles internos. Es decir, “por la diferencia entre el precio de venta y los costos de producción por venta de productos en Venezuela”, tal como precisa el informe de KPMG. Matta señala que PDVSA también recibió por ingresos financieros una devaluación de 6.025 millones de dólares. “Entre las dos suman 11.751 millones de dólares. Es decir, PDVSA sin estos ingresos hubiese tenido una pérdida de 10.923 millones de dólares”, indicó el diputado.
2. La producción. Venezuela atraviesa la peor crisis de producción de su historia. En los 80, periodo de bonanza petrolera, llegó a generar 3,5 millones de barriles de crudo diarios. En estos momentos, apenas supera los dos millones. Sin embargo, en PDVSA encuentran argumentos para que la cifra no sepa a poco. “En el año 2016 la empresa estatal petrolera nacional mantuvo un promedio de producción de 2,57 millones de barriles diarios, hecho que se enmarca en la política de defensa del precio del barril en los mercados internacionales”, apuntó en alusión a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
La paulatina merma productiva de PDVSA: en 2016 se generaron 2,57 millones de barriles diarios, 2,86 en 2015 y 2,89 en 2014
La OPEP, ante el exceso de oferta y bajos precios del crudo, estableció cuotas entre los países miembros para que redujeran la producción. Pocos la cumplieron. No Venezuela, que se excusa en las medidas del organismo para justificar su situación. De hecho, la OPEP impuso para 2017 una nueva cuota aún más baja: 1,97 millones de barriles diarios. No obstante, todos coinciden en que la caída de producción en Venezuela supone un problema.
Revisando el histórico, el informe indica que en 2016 se generaron un total de 2,57 millones de barriles diarios frente a los 2,86 de 2015 y a los 2,89 de 2014.
3. Los ingresos. Este punto se relaciona con el anterior. La caída en la producción y en los precios del barril significa un descenso en los ingresos del 33,5%. PDVSA cobró 40.902 millones de euros (48.002 millones de dólares) en 2016, mientras que en 2015 fueron 61.595 millones de euros (72.169 millones de dólares). Todavía más impactante es la diferencia con 2014, curso en el que se ingresaron 104.000 millones de euros (121.895 millones de dólares). Más del doble que en 2016.
4. La subvención. Ha sido uno de los puntos más sensibles en las cuentas auditadas de PDVSA. La consultora reconoció en el informe que se trata de “una transacción inusual, con partes relacionadas y por un monto significativo”. Fueron 4.882 millones de euros (5.726 millones de dólares) que la petrolera solicitó al Ministerio del Poder Popular del Petróleo y que el vicepresidente del Gobierno de Venezuela aprobó mediante un punto de cuenta.
La lectura oficial -presente en el informe de KPMG- dice que la ayuda nace para cubrir las pérdidas incurridas en el mercado interno. Sin embargo, esta versión, según los analistas, esconde un problema más profundo. El del deterioro de activos enmascarado con el tipo de cambio oficial propuesto por el Banco Central de Venezuela (BCV), que no refleja, como han expresado diversas compañías internacionales en sus estados financieros, la situación hiperinflacionaria de Venezuela. Inflación que, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), será de 720% en 2017 y de 2.068% en 2018.
5. Patrimonio. Aquí el esquema cambiario vuelve a jugar un papel relevante. PDVSA tiene un patrimonio de 74.250 millones de euros (87.100 millones de dólares). Cuenta con 127.564 millones de dólares en propiedades, plantas y equipos, distribuidos a lo largo de su cadena de valor, según el informe de KPMG.
Surgen dos incógnitas. La primera es una cuestión puramente económica. “Es signo de que algo no anda bien”, como dice el diputado Matta. “El pasivo (102.563 millones de dólares) supera al patrimonio en las cuentas de 2016”.
La segunda tiene que ver con el tipo de cambio oficial del Banco Central de Venezuela, aspecto del que se hace eco KPMG: “La combinación de la variación del tipo de cambio del bolívar frente al dólar estadounidense, cambios en la inflación, costo de la deuda e incertidumbres sobre las condiciones económicas futuras inciden sobre los resultados de los modelos de negocio del Grupo y, por ende, pudieran resultar en un deterioro de los activos no corrientes”.
6. Desincorporaciones. PDVSA aportó en contribuciones para el desarrollo social 4.541 millones (5.321 millones de dólares) en 2014 y 7.842 millones de euros (9.189 millones de dólares) en 2015. Así figura en el informe auditado. Esto hace un total de 12.383 millones de euros (14.510 millones de dólares) invertidos en operaciones ajenas al crudo. El importe sorprende por lo abultado. Es casi 10 veces superior al beneficio integral del que presume PDVSA y casi triplica el préstamo facilitado por el Gobierno.
La inversión de PDVSA en operaciones ajenas al petróleo en 2015 es casi 10 veces superior al beneficio integral de 2016
Finalizado este periodo de gastos, justo en diciembre de 2015, PDVSA desincorpora una decena de filiales no petroleras para centrarse en operaciones propias del sector. Este movimiento se refleja en los resultados de 2016, ejercicio en el que el aporte social cayó un 89% hasta los 833 millones de euros (977 millones de dólares).
Todavía el aporte social supera a la utilidad admitida. Mientras PDVSA prosigue con la desincorporación de esa decena de filiales, la compañía puede volver a recuperar la senda del beneficio. Restando el aporte social, las ganancias exclusivas del negocio petrolero podrían superar los 2.000 millones de dólares.
7. Corrupción. Como contó el diario ALnavío, la consultora KPMG detectó “riesgos de irregularidades (fraude o conducta irregular)” en, al menos, dos contratos de procura de bienes y servicios de PDVSA y otras causas “de menor relevancia” vinculadas con proveedores de obras de servicios. Unas corruptelas que hacen “incierta” la capacidad operativa de la compañía.