(EFE).- Las áreas marinas protegidas no son un mecanismo suficiente para restaurar los ecosistemas marinos, según un estudio liderado por investigadores del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona (UB).
Según ha explicado la universidad en un comunicado, el estudio, desarrollado junto a investigadores del Grupo de Oceanografía de Ecosistemas del Centro Oceanográfico de Baleares, pone de manifiesto las limitaciones para restaurar las redes tróficas a niveles previos al desarrollo de la pesca intensiva.
«Únicamente con reservas marinas de pequeña escala no es suficiente para conservar la funcionalidad de los ecosistemas marinos», ha explicado el profesor del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Biología Lluís Cardona, primer firmante del artículo.
También firman la investigación, publicada en la revista ICES Journal of Marine Sciencie, los investigadores Fabiana Saporiti, Asunción Borrell y Àlex Aguilar del IRBio-UB, los expertos Joan Moranta y Olga Reñones del Instituto Español de Oceanografía y Adam Gouraguine, de la Universidad de Newcastle, Reino Unido.
Los investigadores, que estudiaron la cantidad y el tamaño de los peces carnívoros de fondos rocosos poco profundos en el mar Mediterráneo y zonas templadas del océano Atlántico, analizaron los cambios en la dieta de las especies y en la red trófica.
En el Mediterráneo, las muestras se obtuvieron en el Parque Nacional de Cabrera en Mallorca, las muestras del Atlántico se obtuvieron en las islas Cies, un pequeño archipiélago que pertenece al Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia.
El estudio concluyó que, aunque el tamaño de los peces carnívoros era mayor en las reservas marinas que en las zonas cercanas abiertas a la pesca, la protección de algunas zonas, no provocó ningún cambio significativo en la estructura trófica del ecosistema.
Estos resultados se podrían explicar por la ausencia de peces carnívoros de gran tamaño y otras especies de gran movilidad, «muy afectados por la explotación humana».
«Las reservas marinas favorecen la recuperación de especies sedentarias, pero no de otras especies de elevada movilidad y gran tamaño, como tiburones, delfines y focas. La falta de estas especies es lo que impide la aparición de diferencias en las redes tróficas entre reservas y zonas abiertas a la pesca», ha afirmado Cardona.
Por tanto, la conservación de los ecosistemas marinos frente a la pesca debe dirigirse, según Cardona, a «reducir el impacto sobre estas especies en las zonas abiertas a la pesca, ya que las reservas marinas pueden hacer poco para proteger a estas especies».