Daniel Gómez (ALN).- El presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa, Antonio Garamendi, dice que las compañías “están demasiado solas” por el carácter “individualista” de los españoles. Sin embargo, el problema va más allá. “Hay leyes que suponen desincentivos para crecer”, reconoce Mario Buisán, director general de Industria en el Ministerio de Economía, en el Foro MedCap.
El tamaño de las empresas españolas preocupa a inversores, empresarios y políticos. En España, 67% de las compañías son pequeñas y medianas, en línea con la media europea. El problema llega con los detalles. De un total de 2,8 millones de pymes, sólo 22.568 cuentan con más de 50 empleados, según datos recientes del Ministerio de Economía.
Este último dato es muy pobre. Tanto que inquieta a empresarios, inversores, universidades y Gobierno. Por eso Bolsas y Mercados Españoles (BME) reunió a un experto de cada campo este jueves en el Foro MedCap que se celebra en Madrid. Todos coincidieron en el diagnóstico y en la solución: es necesario un cambio de mentalidad.
La mentalidad del empresario
Dijo Antonio Garamendi, presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), que uno de los problemas viene ligado al carácter de los españoles. “Somos muy individualistas. Muchas empresas son familiares y difíciles de sostener cuando pasan de la primera generación”.
Por eso pide más confianza. Que las empresas abran sus puertas a nuevos socios, a nuevos modelos de financiación. Modelos que vayan más allá de los créditos bancarios. “Muchas están demasiado solas”, apuntó.
Josep María Echarri, director general del fondo Inveready, también hizo énfasis en este aspecto. “Para crecer hay que complicarse la vida. Ver menos a los hijos, a la familia, este tipo de cosas”, apuntó.
Las trabas de la administración
Detrás de ese mensaje subyace una cuestión de conformismo. Justo lo que detecta Mario Buisán, director general de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa en el Ministerio de Economía. No por parte de los empresarios, sino por las trabas que pone la regulación al crecimiento de las empresas.
García Novoa: “Hay que plantearse el crecimiento desde la competitividad”
“Hay leyes que suponen desincentivos para crecer. Hay empresarios que, en vez de tener una empresa mediana, limitan su facturación a los seis millones de euros, y para crecer lo que hacen es fundar otra empresa. Buscan suavizar los escalones”.
Buisán planteó dos soluciones. La primera, rebajar la carga legal de las empresas. Y la segunda, ser “más radical” y suprimir los límites. No se posicionó sobre cuál es su favorita, pero sí comentó las soluciones que ofrecen desde el Gobierno: “Modelos de financiación alternativos y préstamos a la competitividad industrial”.
Otro que insistió en la cuestión cultural fue César García Novoa, catedrático de derecho tributario y financiero de la Universidad de Santiago de Compostela. Su mensaje también fue dirigido a la administración. “Hay que plantearse el crecimiento desde la competitividad”, apuntó.
Según el académico, esta filosofía “permite plantear un crecimiento no tanto para que la pyme deje de ser pyme, sino para que la pequeña empresa pase a ser mediana. Ese es el gran reto de España”.