(EFE).- Las noches de verano más calurosas de lo habitual producen un aumento de las muertes por causas cardiovasculares entre varones sexagenarios, aunque no entre las mujeres, según un estudio divulgado este lunes por la publicación «BMJ Open».
Investigadores de la universidad de Toronto (Canadá) examinaron los posibles vínculos entre las altas temperaturas nocturnas durante el verano y un mayor riesgo de fallecimientos por enfermedades cardiovasculares entre adultos de 60 a 69 años.
Los científicos, que utilizaron datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) británica, hallaron que una subida de 1 grado centígrado respecto a la temperatura habitual en una noche de verano se asociaba con un aumento del 3,1 % en el riesgo de muerte cardiovascular entre hombres de 60 a 64 años.
Ese incremento, sin embargo, no se registraba ni entre los varones de mayor edad (65 a 69) ni entre las mujeres de toda la cohorte.
Anteriores estudios sobre el efecto de las olas de calor se habían centrado en su potencial mortífero, pero no se habían tomado en cuenta factores de edad o género.
Los investigadores analizaron datos de la ONS sobre muertes atribuidas a causas cardiovasculares en junio y julio entre 2001 y 2015 en Inglaterra y Gales, donde las olas de calor suelen ser más habituales en esos meses.
También evaluaron información del condado de King, en Washington (EE.UU.), que presenta unas condiciones ambientales similares, aunque en este caso sólo se estudiaron cifras correspondientes a varones.
En este condado, los científicos descubrieron que un aumento de 1 grado elevaba un 4,8 % la mortalidad entre los menores de 65 años, pero no entre los mayores.
A lo largo de los 15 años observados, las tasas de decesos cardiovasculares bajaron de forma sustancial, lo que se corresponde con un mayor uso de terapias primarias y secundarias en la población general.
Pese a ello, los autores destacan que el riesgo de fallecimientos por esas causas sigue siendo alto, más aún por las noches cada vez más calurosas que se viven en verano.
«Los presentes hallazgos deberían estimular investigaciones similares (…) en otras regiones de latitud media y alta. Considerando la probabilidad creciente de veranos extremos en el oeste de Estados Unidos y el Reino Unido, nuestros resultados invitan a (tomar) iniciativas preventivas y nuevas políticas urbanas», dijeron los autores en un comunicado.