Daniel Gómez (ALN).- En 2016, la empresa española realizó sus primeras exportaciones hacia Latinoamérica, un mercado difícil de penetrar debido a la alta calidad de sus maderas. No obstante, la tala masiva de árboles está acabando con el producto y sus chopos aparecen como una opción sostenible. El Grupo Garnica Plywood se adentra en América Latina después de 75 años. La compañía, especializada en tableros de contraenchapado de chopo, inició en 2016 su aventura por la región. “Era algo que teníamos pendiente”, apunta al diario ALnavío Andoni Hernández, responsable de logística de la empresa. Limitados en un principio por el miedo a no ser competitivos, han visto en distribuidores locales una solución para vender y promocionarse.
Los bosques tropicales ocupan grandes hectáreas en Latinoamérica, y es ahí donde se encuentran las mejores maderas. Contra esto Garnica no puede luchar. Sin embargo, la deforestación es un problema que está dañando a Suramérica. Un informe de Naciones Unidas de 2015 muestra cómo cada año se destruyen 15 millones de hectáreas de terreno en el mundo, siendo la región uno de los lugares más afectados.
México, Uruguay, Argentina, Guatemala, Panamá y República Dominicana son los mercados por donde Garnica ha comenzado a moverse
Los compradores de América Latina, cada vez más conscientes de este problema, buscan soluciones alternativas a las maderas tropicales. Por esta rendija asoma Garnica. Los árboles de chopo con los que trabajan son totalmente sostenibles. Las plantaciones crecen con velocidad y “su acabado es de primera”, según Hernández. Una labor recientemente reconocida por la empresa de reparto DHL, que premió su buen hacer con el medio ambiente.
México, Uruguay, Argentina, Guatemala, Panamá y República Dominicana son los mercados por donde la empresa ha comenzado a moverse. No obstante, trabajan a una escala inferior que en Europa, continente en el que son líderes.
Con más de 800 empleados, su producción total supera los 270.000 metros cúbicos e ingresan, al año, 173 millones de euros en ventas (aproximadamente 185 millones de dólares). Datos que son buenos, pero que aspiran a ser mejores. Según Jaime Álvarez, responsable de marketing, en 2017 esperan que el crecimiento se eleve en un 15%, y con la vista puesta al horizonte de 2019, prevén aumentar la producción a 400.000 metros cúbicos.
Todo empezó en el aserradero de los Garnica
Garnica tiene su sede en La Rioja, donde también están tres de sus cinco fábricas. Las dos restantes se encuentran en León y Samazan, Francia. Todos ellos son lugares propicios para el cultivo del chopo. Y es aquí donde reside una de las claves del éxito. La empresa elabora y procesa su materia prima. Después la distribuye y también la aplica en contraenchapados de muebles, barcos y caravanas.
En la actualidad, la producción de la empresa es de 270.000 metros cúbicos. Para 2019 esperan que sea de 400.000 m3
Una cadena de trabajo que poco tiene que ver con el aserradero riojano donde empezó todo. Allí, en 1941, el padre del actual presidente, Pedro Garnica, comenzó a realizar trabajos de carpintería. Pasaron 32 años hasta que la compañía familiar decidió crear la sociedad Maderas Garnica.
En los años 80 comenzaron con las primeras exportaciones hacia Europa y África. Salir de España marcó un nuevo devenir para la empresa. Con los beneficios de sus envíos, abrieron la fábrica de León y otra más en La Rioja.
La profesionalización de la compañía llegó en 2003. Bajo el nombre de Grupo Garnica Plywood centralizaron todos los servicios en Logroño, donde se asienta su sede. En 2010 invirtieron 30 millones de euros (aproximadamente 32 millones de dólares) para ampliar la primera fábrica y crear una nueva al sur de Francia. No fue hasta 2016 cuando la empresa dejó atrás el apelativo de familiar, fecha en la que el capital de riesgo británico ICG entró en Garnica.