María Rodríguez (ALN).- Expertos en política latinoamericana no se ponen de acuerdo sobre si las elecciones ecuatorianas son un espejo de lo que ya ocurre en otros países de la región: castigo o no de los oficialismos, resultados ajustados frente al poder de los indecisos y fuerte personalismo. Con las elecciones de Ecuador a la vuelta de la esquina, se abre un debate sobre qué imagen tienen los observadores externos con respecto al país y estos comicios, y cómo se plasma en las demás naciones latinoamericanas. Para Rogelio Núñez, investigador del IELAT (Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá de Henares), la relación entre lo que ocurre en Ecuador y en América Latina es evidente, tal como señaló esta semana en una ponencia en Casa de América sobre las elecciones ecuatorianas que se celebrarán este domingo. Una postura diferente sostiene Francisco Sánchez, subdirector del Instituto de Iberoamérica y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Salamanca. En declaraciones al diario ALnavío, Sánchez apunta que no cree tanto en un efecto de contagio como en las particularidades de cada país de la región.
El investigador del IELAT afirmó durante su ponencia en Casa de América que el proceso electoral ecuatoriano es un espejo donde toda Latinoamérica se puede mirar. “Están pasando cosas en Ecuador que, o han pasado, o están pasando, o van a pasar en breve en América Latina”, apuntó tras precisar que habitualmente las sociedades piensan que lo que ocurre en sus respectivos países es único e inimitable.
Los expertos no se ponen de acuerdo sobre si estas elecciones son un espejo del panorama en América Latina
Este experto indicó igualmente que Ecuador asiste al castigo de los oficialismos y a la pérdida de fuerza de lo que se ha llamado el socialismo del siglo XXI. “Puede ser que Lenín Moreno [candidato oficialista] acabe siendo presidente, pero también es cierto que lo va a ser en segunda vuelta y en unas elecciones mucho más ajustadas de lo que hemos visto hasta ahora cuando Rafael Correa se presentaba”. El investigador se apoya igualmente en los acontecimientos políticos de los últimos tiempos en los países de América Latina: “En 2013 desaparece Chávez. En 2015 los Kirchner pierden el poder. Las legislativas en Venezuela las gana la oposición. En 2016 Evo Morales es derrotado en el referéndum y en 2017 la salida de Correa, que es todo un símbolo de que el cambio está llegando”.
Núñez ve en las elecciones ecuatorianas un espejo de lo que ocurre en América Latina / Flickr: Casa de América
Por su parte, el subdirector del Instituto de Iberoamérica apunta para ALnavío que este tiempo de desgaste está vinculado “al fin de un ciclo económico y personal”, con las particularidades de cada país y teniendo en cuenta que, por ejemplo, Venezuela y Ecuador no son iguales. Ya en la conferencia que compartió con Rogelio Núñez mantuvo la idea de que el anticorreísmo no es tan fuerte como el antichavismo, considerando a este último como un sistema más complejo. En definitiva, “no creo que las cosas sean tan iguales”, resume Sánchez.
Otra característica de las elecciones ecuatorianas que quiso resaltar Rogelio Núñez en su ponencia es la de los resultados ajustados, como vaticinan las encuestas. Núñez recuerda que, en las elecciones de 2016 en Perú, el opositor Pedro Pablo Kuczynski, ganó por apenas 0,4% a Keiko Fujimori. Ese mismo año en Argentina, Mauricio Macri dio la vuelta al resultado -había perdido la primera vuelta- y acabó por imponerse. “En Ecuador todo indica que va a haber una segunda vuelta, ya veremos si ajustada o no, pero segunda vuelta”, insistió Núñez.
Sánchez también discrepa en este punto. Argumenta que es necesario tener en cuenta el porcentaje de indecisos, que las encuestas cifran en 30%. Asimismo, insiste en que al votante ecuatoriano no le va a influir que haya ganado Macri y que la pugna en Argentina no está tanto entre derechas e izquierdas como entre peronismo y antiperonismo.
Sánchez no cree tanto en un efecto de contagio como en las particularidades de cada región / Flickr: Casa de América
En cuanto a las acusaciones de corrupción “omnipresentes en América Latina, incluso antes de Odebrecht”, tal como puntualizó Núñez en la conferencia, Sánchez considera que sirven para movilizar al votante, especialmente a los indecisos, pero que no hacen cambiar el voto de los electores. En este sentido, Núñez recordó el planteamiento de la población en la región: “Cuando el país va bien, la corrupción se perdona”.
Un último apunte con visiones distintas de los expertos es el personalismo de los mandatarios latinoamericanos. Para Núñez, “una característica que ya se ha convertido en un tópico en la región es la extrema debilidad de los sistemas políticos en América Latina, donde no hay prácticamente partidos políticos, sino que éstos giran en torno a un personalismo muy acentuado”. Por su parte, Sánchez afirma que incluso en sistemas parlamentarios, existen procesos de personalización. Y pone un ejemplo: “En España, nadie se sabe el nombre del segundo y tercer candidato de las listas del partido que votó en las últimas elecciones”, lo que implica, en su opinión, la gran capacidad de personalización de los grupos políticos en torno a sus líderes.