(EFE).- El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, tiene mes y medio para reconducir la tensión en las relaciones con México, Venezuela y Argentina, y llegar a la Cumbre Iberoamericana de Ecuador del 14 y 15 de noviembre con los ánimos encauzados.
Pese a estas tensiones, Albares explicó este viernes tras la Semana de Alto Nivel de la ONU en Nueva York, que mantuvo varias relaciones multilaterales y que avanzaron en la coordinación entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), constatando «que en Iberoamérica España juega un papel central», y aseguró que los cancilleres iberoamericanos apoyan de manera «unánime» que España sea sede de la cumbre iberoamericana en 2026.
México fue el último capítulo de estos desencuentros con tres países que son clave para España por los fuertes lazos económicos, culturales y políticos que tradicionalmente mantiene con la comunidad iberoamericana.
El veto de México al rey, un hecho sin precedentes
El veto del Gobierno mexicano a Felipe VI en la toma de posesión de la nueva presidenta del país, Claudia Sheinbaum, el 1 de octubre, tensó las relaciones diplomáticas, por este hecho sin precedentes, puesto que el jefe del Estado representa a España en las tomas de posesión de los mandatarios.
La respuesta del Ejecutivo español fue no participar en la ceremonia como protesta por un gesto que ahonda en la crisis diplomática que ya abrió el presidente mexicano saliente, Andrés Manuel López Obrador, en 2019, cuando pidió a Felipe VI que se disculpara por el pasado colonial de España.
México es el primer destino de las exportaciones españolas en Latinoamérica, según los últimos datos de 2021 del Ministerio de Exteriores, y el segundo inversor tras EE.UU. A su vez, el Estado mexicano es el sexto inversor en España.
Venezuela con Maduro: Constantes desencuentros
La situación diplomática con Venezuela es más agria, con desencuentros constantes desde que gobierna Nicolás Maduro, hasta llegar al momento de tensión actual por los resultados de las elecciones venezolanas del 28 de julio, que no reconoce ni el Gobierno español ni la UE.
Las desavenencias comienzan con Hugo Chávez y el Gobierno de José María Aznar, que se hizo evidente cuando el líder venezolano llamó «fascista» al presidente conservador español en la cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile (1996), y el rey Juan Carlos reaccionó con aquella sonada frase: «¿Por qué no te callas?».
Desde entonces, las diferencias fueron constantes, primero con Chávez y luego con Maduro, por el cuestionamiento desde España de los resultados oficiales de las elecciones presidenciales a las que se ha presentado y el apoyo a los opositores..
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El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, reconoció la victoria de Juan Guaidó en febrero de 2019 y también levantó ampollas que el opositor Leopolodo López se refugiara en la residencia del embajador español durante más de un año hasta que vino a España en octubre de 2020.
Ambos países llegaron incluso a retirar a sus embajadores y, tras un periodo de estancamiento, volvió a inflamarse con las elecciones venezolanas del pasado 28 de julio. de cuya limpieza dudó el Gobierno español y la comunidad internacional y se negaron a reconocer la victoria de Maduro.
El candidato opositor, Edmundo González, que se declaró ganador de los comicios, acabó viajando a Madrid, el pasado 9 de septiembre, donde está a la espera de asilo político.
La cronología del choque diplomático incluye la denuncia de coacción por parte de González Urrutia para abandonar Caracas y la detención de dos españoles en Venezuela tras la llegada del líder opositor a España, acusados de pertenecer a los servicios de inteligencia españoles y planear un atentado contra Maduro.
Las relaciones comerciales con Venezuela son escasas, con exportaciones de 146 millones de euros en 2023, frente a unas importaciones de 619 millones, prácticamente limitadas al petróleo que importa Repsol, según el organismo público ICEX España Exportación e Inversiones.
Argentina rebaja el nivel de tensión pese al choque con Milei
La situación con Argentina parece más calmada; la canciller de ese país, Diana Mondino, aseguró hace unos días que pese a las declaraciones del presidente Javier Milei sobre el Gobierno español, las relaciones bilaterales no sufren ninguna crisis.
España retiró a su embajador en mayo pasado después de que Milei, en una visita a Madrid invitado por el partido ultraderechista Vox, insultara a Sánchez y llamara «corrupta» a su esposa, Begoña Gómez.
Las acusaciones de Milei venían precedidas de unas declaraciones del ministro español de Transportes, Óscar Puente, quien sugirió que Milei tomaba «no sé qué sustancias».
España es el segundo país inversor en Arfentina, por detrás de Estados Unidos y el noveno destino de las inversiones españolas, según las últimas cifras que proporciona Exteriores (2021), mientras que Argentina es el decimoquinto país inversor en España.