Daniel Gómez (ALN).- La ayuda humanitaria ya entró en Venezuela mediante las criptomonedas. En el Colegio San Antonio de Caracas 50 estudiantes ahora pueden comer gracias al sistema de donaciones creado por la firma Dash. El profesor Steve Hanke, exasesor del expresidente Rafael Caldera, promueve un fondo de ayuda humanitaria basado en divisas digitales que entregará dinero, de forma directa, a 100.000 venezolanos en riesgo. Luego está Bitcoin Venezuela, una plataforma ciudadana que con donaciones de criptomonedas compra comida y cocina para orfanatos y asilos.
Maribel Cruz, dueña de la cantina del Colegio San Antonio en Caracas, sonríe. “Ahorita los niños sí están comiendo”, afirma en un vídeo para Dash, la plataforma global de criptomonedas que está revolucionando Venezuela. Primero con su moneda digital, y ahora con la apertura de un canal humanitario “verdadero”.
Dash acaba de concluir un proyecto piloto que quiere exportar a toda Venezuela. La iniciativa la emprendió con 50 estudiantes del Colegio de San Antonio con problemas alimenticios. Niños y adolescentes que no tenían nada que llevarse a la boca porque sus familias, como otras muchas en Venezuela, sufren el lado más cruel de la crisis.
Los datos son por todos conocidos. Una inflación que supera el 1.200.000%, según el Fondo Monetario Internacional. Mientras el dinero no vale nada, 87% de los venezolanos son pobres, de acuerdo con la Encuesta de Condiciones de Vida y 11% de la población, advierte la ONU, está azotada por el hambre.
Ante estos datos surgen iniciativas como Dash Text, “el primer sistema de caridad verdaderamente distribuido en el mundo”. Esto es así porque la iniciativa “permite a cualquier persona, sin importar dónde se encuentre, enviar una donación que se distribuirá automáticamente entre las personas que realmente la necesitan, para que puedan comprar alimentos u otros artículos esenciales”, se lee en su página web.
30 días duró el programa. En ese tiempo Dash Text monitoreó 1.056 donaciones que luego sirvieron para comprar 1.600 empanadas, 900 jugos y 500 bocadillos.
Esos son los resultados de un proyecto que tuvo tres fases. Primero, formar a los estudiantes para que supieran usar la aplicación, la cual funciona en todo tipo de móviles. Incluso en aquellos que no cuentan con pantalla táctil. Todo va por SMS.
Hecha la formación, Dash se marcó un objetivo. Que cada uno de los 50 seleccionados recibiera diariamente un dólar a través de las donaciones para que de esta forma compraran en el quiosco de Maribel. Lo consiguieron y por eso ella sonríe.
Dash ahora se encuentra en la tercera fase. En la de aprovechar el piloto para expandirlo por todo el país. Por eso están monitoreando y aprendiendo de los errores surgidos, mientras mantienen habilitado el portal de donaciones.
El blockchain rompe cualquier bloqueo
El éxito de Dash pone de manifiesto la gran bondad de las criptomonedas. Y no es otra que la tecnología que les da soporte: blockchain.
Blockchain, también conocido como cadena de bloques, es una red de información que elimina los intermediarios, acelera el tiempo de las transacciones y garantiza la seguridad gracias a un cifrado de datos infinito e impenetrable. Esto hace que se eliminen los intermediarios y que el dinero llegue directamente a un destinatario. En este caso a los niños del Colegio San Antonio.
“La razón por la que muchas personas no donan a organizaciones benéficas no es porque no quieran ayudar, sino porque realmente no saben qué está sucediendo con el dinero o porque no están lo suficientemente informadas de la situación que viven las personas que necesitan la ayuda”, explica Dash en su web. “Estamos rompiendo esa barrera. Estamos conectando a las personas que desean ayudar con las personas que más lo necesitan”.
Dash rompió la barrera. Incluso el bloqueo impuesto por Nicolás Maduro a cualquier tipo de ayuda humanitaria. En este sentido, cabe recordar que dash (como se llama la criptomoneda de la empresa) es más conocida en Venezuela que éter, ripple y litecoin, y es más útil que un bitcoin y que incluso un bolívar.
Dash es aceptada en 2.573 tiendas de Venezuela. Desde restaurantes de multinacionales como Subways hasta cantinas escolares como la del Colegio San Antonio. Esto es posible porque dash sólo opera con pequeñas cantidades, procesables por un sistema operativo normal. No hacen falta grandes ordenadores como sí los necesita bitcoin. Eso facilita su uso. Para hacer transacciones, y para que triunfen las donaciones.
La clave está en las pequeñas transacciones
La fórmula de Dash también es replicada por Cryptograffiti, un artista anónimo de San Francisco que usa el arte para popularizar las criptomonedas. Este artista también ha enseñado a otros colegas una forma diferente de ganar dinero, que no es otra que solicitar microtransacciones de bitcoins como recompensa por sus obras.
Tres días después del bloqueo de la entrada de la ayuda humanitaria por parte del régimen Nicolás Maduro, Cryptograffiti se fue a Cúcuta, municipio colombiano fronterizo con Venezuela. Allí se hizo viral.
Con bolívares, los cuales no valen nada, elaboró un mural de Maduro en el que aparece con la boca censurada como símbolo de protestas al bloqueo.
En el mural, sobre la cinta de censura, se pintó la etiqueta #AirDropVenezuela. Así se llama la iniciativa con la que el economista Steve Hanke, profesor de la Universidad John Hopkins en Baltimore, EEUU, pretende entregar 10 dólares a 100.000 venezolanos gracias a un fondo de ayuda basado en criptomonedas.
Hanke, quien se desempeñó como consejero del expresidente venezolano Rafael Caldera, asegura que el “100% de las donaciones recibidas a su plataforma son enviadas a destinatarios venezolanos”. Ahora Hanke, con el apoyo de Cryptograffiti y la fórmula de las microtransacciones, abre otro canal de ayuda humanitaria.
Hasta el momento han recaudado 167.000 dólares. El objetivo es llegar al millón y repartirlo directamente a los 100.000 venezolanos que AirDrop Venezuela ha seleccionado y verificado como receptores de esta ayuda. El dinero, como ocurrió con Dash, llega a las personas. No hay intermediarios.
Comida para orfanatos y asilos
Otra iniciativa humanitaria que llama la atención es la de Bitcoin Venezuela. Esta plataforma ciudadana pretende facilitar el uso del bitcoin para todos. Que se pueda usar incluso sin internet y sin electricidad, dos carencias habituales en el país y que quedaron de manifiesto tras el apagón.
Mientras Bitcoin Venezuela desarrolla un sistema que normalizará el uso del bitcoin, han habilitado un portal de donaciones con el que están ayudando a quienes residen en orfanatos, asilos y otros centros de atención especial.
Con las donaciones -que recaudan a través de sus portales, promocionados incluso por Hodlonaut, todo un influencer de las criptomonedas- compran alimentos y contratan profesionales que cocinan para los más necesitados. En las últimas semanas han repartido 200 platos de pasta con caraotas y huesos ahumados.
Bitcoin Venezuela también está trabajando en un fondo de ayuda humanitaria junto con Save The Children y la startup mexicana Bitso, la cual se apoya en la plataforma mediática Talent Land, que se define como “el encuentro de talento más importante del mundo”.