María Rodríguez (ALN).- Latinoamérica es altamente vulnerable a ciberataques. ¿Cómo contrarrestarlo? Manuel J. Gazapo Lapayese, director del International Security Observatory, enumera las claves en una entrevista con el diario ALnavío. Entre ellas está incrementar los fondos destinados a políticas de seguridad en la red y entender que esta lucha es de todos y que, por ello, exige acciones colectivas a largo plazo.
Organizaciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización de Estados Americanos (OEA) e incluso la Interpol alertan de que Latinoamérica es altamente vulnerable a ciberataques, incluidos los perpetrados por el cibercrimen organizado. ¿Cómo contrarrestarlo? Manuel J. Gazapo Lapayese, director del International Security Observatory, subraya la necesidad de una “acción multidimensional” donde también se implique a la sociedad civil.
En otras palabras, “que todos los actores que componen la sociedad, desde los ciudadanos hasta los gobiernos, pasando por las empresas y las universidades, tomen parte en la lucha contra el crimen organizado virtual”, explica Gazapo en una entrevista con el diario ALnavío.
El cibercrimen es “el talón de Aquiles de América Latina en lo que al tratamiento de la información se refiere”
Para ello, el experto enumera las tareas pendientes de América Latina contra esta amenaza, que Gazapo califica como “el talón de Aquiles de la región en lo que al tratamiento de la información se refiere”.
La primera tarea pendiente que menciona el experto es “incrementar los fondos destinados a políticas de seguridad virtual”. Un ámbito que en los últimos años no se ha priorizado en los presupuestos nacionales, entre otras razones, por la crisis económica de la región, ahora en fase de recuperación, según los últimos datos del Fondo Monetario Internacional y la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).
La segunda labor es “incrementar los intercambios de inteligencia entre los Estados de Latinoamérica”. En esta línea, Gazapo afirma que “ningún país por sí solo puede hacer frente a las amenazas y riesgos procedentes de internet por lo que la cooperación entre actores es algo indudablemente necesario”.
El tercer cometido es “expandir los programas destinados a incrementar la cultura de ciberseguridad”. Con esta idea trabaja el BA-CSIRT (Equipo de Respuesta a Incidentes de Seguridad Informática de Buenos Aires), el primer centro de ciberseguridad de América Latina que protege al ciudadano. Surgió en noviembre de 2016, lo conforman 12 profesionales y desde allí orientan sobre los peligros de la red.
La cuarta tarea es “proteger de forma activa las infraestructuras críticas como los cables submarinos”. Es evidente que un ataque exitoso perpetrado contra estas vías de comunicación podría provocar unas pérdidas de miles de millones tanto para gobiernos como para empresas privadas de todo el mundo.
En quinto lugar, “crear los cauces necesarios que permitan actuar de forma simultánea [ante un ciberataque] en todos los países de la región independientemente del nivel de conexión que pueda tener cada uno”. Gazapo insiste en que la amenaza afecta a todos los países por lo que la respuesta ha de ser “coordinada y ejecutada de forma inteligente”.
Una de las tareas pendientes es “expandir los programas destinados a incrementar la cultura de ciberseguridad”
La sexta pasa por “desarrollar los instrumentos necesarios para fomentar la colaboración público-privada”. Según Gazapo, esta modalidad “permitirá reducir notablemente el daño el cibercrimen puede hacer a nuestras sociedades”.
La séptima tarea es “exigir a todos los países de la región que construyan sus propios centros de ciberincidencias”. De esta manera se podrá instaurar un nivel mínimo compartido de ciberseguridad en toda América Latina.
La octava y última labor es la base de todas, “entender que la lucha contra el crimen organizado en internet es una tarea multidisciplinar que exige acciones colectivas a largo plazo”. Es decir, que la única manera de luchar de forma exitosa contra el cibercrimen es mediante la colaboración de todos, independientemente del papel que juegue cada uno en la sociedad.