María Rodríguez (ALN).- Unos 550.000 venezolanos se encuentran en territorio colombiano, 62% más que un año antes, pero no todos tienen en mente permanecer en Colombia. Los hay que van, que vienen, y otros que sólo están de paso. En común tienen su huida de Venezuela, sumida en una grave crisis política, económica y social. Hasta seis frentes tiene abierto el drama venezolano en la frontera colombiana. En Cúcuta, la frontera más utilizada, se traduce en un mar de gente. De acuerdo con Migración Colombia, este paso registró más de 10 millones de movimientos de entrada y de salida en 2017.
¿Conocen el ‘Hotel Caracas’? No esperen que disponga de camas -sean cómodas o no-, baños individuales y servicio de habitaciones. Nada del otro mundo. Se trata de un polideportivo al aire libre situado en el barrio Sevilla, al norte de la ciudad colombiana de Cúcuta, frontera con Venezuela. Lo apodaron así los cientos de venezolanos que hasta este jueves dormían en ese lugar en su huida de la grave crisis política, económica y social que padece Venezuela.
Según la prensa de la región, entre 500 y 900 venezolanos estaban instalados en estas canchas desde diciembre, incluidas mujeres embarazadas y niños. El desalojo llegó a primera hora del jueves tras las protestas de decenas de vecinos que querían recuperar el polideportivo. Llevaban tiempo denunciando las pésimas condiciones de salubridad del lugar y el aumento de la criminalidad en la zona. La decisión la tomó la alcaldía de Cúcuta para evitar enfrentamientos directos entre vecinos y foráneos. Según el diario venezolano La Nación, este lunes por la noche unas 80 personas intentaron ingresar en el polideportivo tras lanzar varias bombas molotov.
El ‘Hotel Caracas’ y su desalojo es una historia más de los cientos que salen a la luz bajo el drama humanitario del éxodo venezolano. Esas historias dan vida a los datos que cada cierto tiempo actualiza el Ministerio de Relaciones Exteriores y Migración de Colombia sobre los venezolanos que acceden al país.
Entre 500 y 900 venezolanos estaban instalados en el ‘Hotel Caracas’ desde diciembre
Según el director general de Migración Colombia, Christian Krüger Sarmiento, a finales de 2017 más de 550.000 ciudadanos venezolanos se encontraban en territorio colombiano, un 62% más que un año antes. No obstante, no todos tienen como objetivo permanecer en Colombia, hay varios frentes abiertos y cada uno con su drama.
1. Una cara de este drama es la de los venezolanos que se ven obligados a trabajar en Colombia para cobrar en pesos (y no en una moneda hiperdevaluada como el bolívar) y regresan a dormir a Venezuela. Este ir y venir de venezolanos en la frontera de Cúcuta con el estado Táchira se convierte en un mar de gente.
Se trata de la migración “pendular”, tal como la califica Migración Colombia en el informe Radiografía migratoria Colombia – Venezuela 2017, donde señala que el flujo migratorio de venezolanos se incrementó en un 110% el último año.
Estos migrantes (al igual que los que acceden a Colombia para adquirir bienes) cuentan con una Tarjeta de Movilidad Fronteriza (TMF) específica. Al 31 de diciembre, la autoridad colombiana tenía registrados 1,3 millones de usuarios de la TMF, principalmente procedentes de los estados Táchira, Zulia, Carabobo, Lara y Barinas.
El promedio de ingresos diarios de venezolanos a Colombia utilizando la TMF fue de 37.000 en 2017. Se registraron 35.000 salidas. El Puesto de Control Migratorio ubicado en el Puente Internacional Simón Bolívar, en Villa del Rosario (a seis kilómetros de Cúcuta), fue el que más movimiento de usuarios con TMF acumuló, con más de 10 millones de movimientos de entrada y de salida en todo el año.
2. Una segunda cara son los colombianos que viven o vivían en Venezuela, tienen la doble nacionalidad y por la difícil situación regresan -o lo están intentando- a su país de origen. En declaraciones al diario ALnavío, Luis Chacón, comentarista político venezolano, subraya que las autoridades colombianas los reciben como venezolanos de cara a la galería para evitar que el problema migratorio venezolano salpique también a los colombianos. “Al Gobierno [de Colombia] le beneficia que sean venezolanos”, asegura Chacón.
El comentarista afirma que el grueso del flujo migratorio se lo lleva este frente. Son “gente desplazada que se vino a vivir a Venezuela” por los planes del presidente Hugo Chávez de entregar cédulas a diestra y siniestra. En la obra La frontera caliente entre Colombia y Venezuela, escrita por Ariel Fernando Ávila, se recuerda este capítulo de la historia venezolana en que el chavismo abrió las fronteras sin medida a colombianos, muchos de ellos hoy emigrantes retornados.
Fue en el año 2004. “Para esa época estaba caminando un referendo revocatorio contra el presidente Hugo Chávez, así que se decidió otorgar cédula a miles de colombianos y extranjeros que estaban trabajando y residiendo de forma irregular en Venezuela. Algo más de 200.000 extranjeros fueron naturalizados en sólo tres años, aunque fuentes en la región indican que fueron un poco más del doble”, relata Ávila. Chacón eleva esta cifra hasta los cuatro millones de personas. Ahí se incluiría a los colombianos de bajos recursos que viajaron exprofeso a Venezuela, animados por la promesa de una nueva nacionalidad. El referendo revocatorio fracasó y Chávez se mantuvo en el poder.
3. Una tercera cara del drama son los que se quieren ir de Venezuela y tienen que pasar inexorablemente por Colombia. La mayoría lo hace por Cúcuta porque es la frontera más cómoda, ya que hay buena conexión con autobuses para seguir el camino a otros países, como por ejemplo Ecuador.
Según recoge el informe de Migración Colombia, en 2017 se incrementó un 600% el flujo de salida de venezolanos por el Puente Internacional de Rumichaca en Nariño, en la frontera con Ecuador. Así, se pasó de poco más de 32.000 movimientos de salida en 2016 a más de 231.000 el último año. De igual forma, el Aeropuerto Internacional El Dorado, en Bogotá, registró 177.000 salidas de venezolanos en 2017 frente a las 130.000 de 2016. Entre los principales destinos por aire está de nuevo Ecuador, pero también Perú, Chile, Estados Unidos, Panamá, México, España, Argentina, Brasil y Costa Rica.
4. Una cuarta cara la protagonizan aquellos venezolanos que cruzan la frontera para comprar bienes en Colombia ante la escasez de víveres y otros productos en Venezuela. Ahora bien, los precios que se encuentran no son baratos. “Cúcuta es tan caro o más que Manhattan”, dice Chacón. ¿Por qué? Por el precio de la energía en la ciudad, que es muy alto, afirma el comentarista y añade que las tarifas hoteleras “son carísimas”.
Una caja de Nexium pediátrico de 140 miligramos cuesta 53 dólares en Cúcuta, 25 euros en España
5. La quinta cara del drama es la de quienes cruzan media Venezuela únicamente para comprar medicamentos en Colombia. A los kilómetros que se echan a la espalda se suma el precio de los medicamentos que adquieren. Por ejemplo, comprar una caja de Nexium pediátrico de 140 miligramos (un protector estomacal tipo omeprazol) cuesta 53 dólares en una farmacia de Cúcuta. En España ese mismo producto, sin receta médica, se vende a 25 euros.
6. La sexta cara corresponde a los vendedores ambulantes, conocidos como buhoneros. Chacón relata al diario ALnavío la conversación que escuchó a uno de ellos: a diario, esta persona compra en San Antonio del Táchira 50 aguacates. Los mete en un carro y pasa la frontera hacia Colombia, pagando las coimas que sean a los paramilitares con los que se cruza. Con la venta de 12 aguacates paga los gastos que le genera ese viaje (las coimas, principalmente). Lo que obtiene con los 38 restantes es todo ganancia. Una vez ejecutada la venta, regresa a San Antonio del Táchira. Hay días que incluso se lleva un plus al vender otras mercancías.
El negocio que hace es redondo. A él le generan unos ingresos necesarios de manera más o menos sencilla y la venta está prácticamente asegurada puesto que los vende a casi el 50% del precio al que se comprarían en un establecimiento de Colombia. “Para los colombianos es un ahorro y para los [buhoneros] venezolanos, ingresos”, resume Chacón.
Toda esta marea de gente que va, viene, vuelve, regresa, se va… provoca grandes aglomeraciones en Cúcuta. “La ciudad es un revoltillo”, describe Chacón.
Chacón sobre la población de Cúcuta: “Sabe que tienen una calamidad encima”
A ello se suma otro factor más: el aumento de la prostitución procedente de Venezuela. “Cúcuta es el oasis de las prostitutas venezolanas”, reza un artículo de La Opinión de Cúcuta. En dicha nota, una prostituta confirma que la ciudad está llena de mujeres venezolanas que han llegado a dedicarse a la prostitución y han desplazado a las locales, que se marchan a otras ciudades colombianas.
¿Cómo responden los vecinos de Cúcuta ante todos los ejes de este drama humanitario? A pesar de las disputas puntuales, la población se comporta. “Sabe que tiene una calamidad encima”, afirma Chacón, pero, por ejemplo, una reciente convocatoria de marcha xenófoba transcurrió “sin gente”, según apostilló el comentarista político venezolano.
Esto lo respaldan las palabras del ministro de Hacienda colombiano, Mauricio Cárdenas. En declaraciones a la agencia EFE afirmó que Colombia optó por “una política abierta, por la solidaridad” con la “hermana” Venezuela y la intención “sigue siendo la misma”, pero avanzó que si aumenta el nivel de migración “vamos a tener dificultades para enfrentarlo”.
Al margen de declaraciones, hay días en que unos pocos -o muchos- pierden las formas, se agravan las protestas y el ‘Hotel Caracas’ acaba borrado del mapa en la frontera más caliente del continente americano.