Daniel Gómez (ALN).- Elon Musk revolucionó la industria de los pagos con PayPal, la automotriz con Tesla, y la espacial con SpaceX. Ahora va camino de la cuarta, la de la construcción, con The Boring Company. Pero no le basta con eso. Tiene un plan mayor: colonizar Marte y pasar sus últimos días allí. Por eso siempre dice que “si el futuro no incluye estar ahí entre las estrellas y ser una especie multiplanetaria, me parecería increíblemente deprimente”.
Elon Musk, de 46 años, fundador de Tesla, Space X y PayPal, se alimenta de sueños. Quiere colonizar Marte, conectar Los Ángeles y San Francisco por medio de cápsulas subterráneas súper veloces y convertirse en el próximo Willy Wonka. Son ocurrencias de lo más locas que más pronto que tarde pueden hacerse realidad. O no. “Si las cosas no están fallando, es que no estás innovando lo suficiente”. Esa es la gran consigna de este visionario.
Quiere morir en Marte
“Me encantaría morir en Marte, no sólo estrellándome”, dijo Musk en el Congreso Astronáutico Internacional que se celebró en Guadalajara, México, en 2016. En la conferencia, de poco más de una hora, ilustró el plan con el que busca llevar a un millón de humanos al planeta rojo.
Considera que Marte es un planeta perfecto para vivir. Una de las ventajas es que los días duran casi lo mismo allí, 24 horas y media, y los objetos son mucho más livianos porque la gravedad equivale a un tercio de la de la Tierra.
Luego está la cercanía al Sol, suficiente para que haya vida. Sólo, dice Musk, habría que calentar un poco la atmósfera para vencer el frío y que se dé el agua en forma líquida. Entre los otros detalles expuestos y explicados está el del sistema democrático. “Será una democracia directa”, dijo en una conferencia este marzo.
Para emprender el proyecto, Space X diseña potentes naves que harán los primeros viajes (no tripulados) de ida y vuelta en 2019. Además, cuando se comercialicen, los boletos serán en cierto modo asequibles: menos de un millón de dólares. Y es que, como dice, “si el futuro no incluye estar ahí entre las estrellas y ser una especie multiplanetaria, me parecería increíblemente deprimente”.
Turistas en la Luna viendo Netflix
En 2017, Musk aseguró que enviaría turistas a la Luna con motivo del 50 aniversario de la misión Apolo XI, la cual despegó el 16 de julio de 1968. Esos turistas serían dos personas aún desconocidas que pagaron “un depósito significativo”.
Hoy ese viaje lunar está en el limbo. Sobre todo, después que Musk dijera este febrero que el cohete Falcon Heavy, con el que mandó al espacio el descapotable rojo Tesla y otras 64 toneladas de equipaje, no transportaría personas y que en su lugar iban a usar el Big Falcon Rocket, un sistema mucho más liviano que el anterior.
Faltando menos de dos meses para el aniversario del Apolo, y sin ningún pronunciamiento reciente al respecto, sería extraño que Musk cumpliera las previsiones del viaje lunar. Incluso sería extraño que salga adelante este 2018. No obstante, el probable retraso cuenta con un lado positivo. Los dos turistas podrán ver una serie en Netflix si lo desean. SpaceX, junto con Vodafone, Nokia y Audi, construirán una red 4G en la Luna en 2019.
De Los Ángeles a San Francisco a 1.200 km/h
Este es otro de los grandes sueños de Musk. Conectar Los Ángeles con San Francisco a través de túneles subterráneos por los que circulen cápsulas al vacío. Tubos pensados para unos 15-20 pasajeros que pueden alcanzar los 1.200 kilómetros por hora y que conectarían ambas ciudades en 35 minutos.
La idea, bautizada como Hyperloop, la propuso en 2012 y no tardó en recibir críticas por ser considerada “irrealizable”. No tanto por los costos de fabricación, entre 6.000 y 7.000 millones de dólares, sino por los costos de desarrollo, decían los expertos. Sin embargo, este irrealizable proyecto ya empieza a tomar forma.
En Los Ángeles, donde tiene 4,3 kilómetros de túnel para realizar pruebas, ya comprobó cómo algunas de las cápsulas, menores a las del gran proyecto Hyperloop (su velocidad máxima es de 500 kilómetros por hora), funcionan correctamente para un viaje en el que caben 16 personas y tardaría del centro de Los Ángeles al aeropuerto ocho minutos. Y lo que es mejor, costaría sólo un dólar, como dijo el viernes pasado en una conferencia.
Revolucionar la industria de la construcción
Con PayPal, Musk revolucionó el método de pago. Con Space X, el negocio del espacio. Y con Tesla, la industria automotriz. ConThe Boring Company quiere hacer lo mismo, pero en el mundo de la construcción.
The Boring Company es una empresa de excavación con la que construye los túneles para Hyperloop. Todo surgió porque Musk quería salvarse del endiablado tráfico que se sufre en las grandes ciudades. Como los proyectos de coches voladores no le convencen, por eso de que se caigan en la cabeza, decidió imaginarse el mundo en tres dimensiones y aprovechar el subsuelo como aliviador de tráfico.
Si bien el negocio de los túneles no es ninguna novedad, lo cierto es que son bastante caros de desarrollar. Como solución propone crear túneles de menor diámetro, adaptados para los patines eléctricos, por los que circulan las cápsulas al vacío, así como aprovechar la tierra sobrante para elaborar otra idea disruptiva: ladrillos tipo lego.
El próximo Willy Wonka
Willy Wonka es el famoso chocolatero de la novela de Roald Dahl, Charlie y la fábrica de chocolate. Un personaje al que han acudido muchos fans de Elon Musk tras su última ocurrencia: crear una empresa de golosinas.
Todo surgió tras un conflicto entre Musk y otro famoso multimillonario, Warren Buffet. En un cruce de declaraciones, Buffet desató la imaginación de Musk cuando le dijo que no lo veía capaz de revolucionar el negocio de los caramelos (Leer más: Por qué las criptomonedas enfrentan a Elon Musk y Warren Buffet).
Dicho y hecho. En apenas unas horas, el joven ya tenía la idea montada y la semana pasada compartió en Instagram el resultado: una caja quebradiza con cacahuetes ilustrada con el rostro de Elon Musk. Hoy esa idea fue eliminada de la red social.