(EFE).- Dos meses después de la renuncia de los rectores del Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE), el Parlamento designó a sus sustitutos -tres chavistas y dos opositores como titulares- tras un proceso de selección entre más de un centenar de aspirantes.
El nuevo CNE cuenta con la misma proporción ideológica que el saliente -el más equilibrado en décadas, según políticos y ciudadanos de diverso signo-, que no llegó a dos años de ejercicio, pese a que el período para el que se designa el ente electoral es de siete años.
A continuación, las claves de una inesperada renuncia y de un nombramiento bajo la lupa:
1- El momento
La renuncia de los ya exrectores se produjo a cuatro meses de las primarias opositoras, para las que el antichavismo negociaba la posible asistencia técnica del ente electoral, que quedó descartada tras el intempestivo giro. Con este descarte, surgieron las dudas y cierta desazón en la Comisión Nacional de Primaria (CNP), encargada de gestionar el proceso.
Las reacciones no se hicieron esperar, apuntando, en su mayoría, a una «estrategia» del oficialismo para boicotear las primarias, cuya celebración pende un hilo, debido a las numerosas trabas que el proceso se va encontrando en el camino, entre las que la renuncia de la directiva del CNE fue una más.
2- Los actores
Los primeros en renunciar fueron los rectores chavistas, con la firma de una declaración que explicaba que la decisión se tomó con el «noble objetivo» de que Venezuela «termine de enrumbarse hacia la prosperidad económica y la estabilidad social», una explicación que no convenció. Menos de una semana después, dejaron el cargo los opositores, debido a la «situación irregular» generada en el ente.
Dos meses después, llegó el nombramiento de la nueva directiva, con rostros más radicales del chavismo que se encuentran en pleno ejercicio de distintos cargos, como Elvis Amoroso, actual contralor general de la República; Rosalba Gil, secretaria el Parlamento; y Carlos Quintero, un rostro habitual del CNE, aunque como suplente, que hoy pasa a ser titular.
3- Los argumentos en el CNE
La valía de los 104 aspirantes a ocupar el cargo de rector, entre los que salieron los elegidos, se convirtió en consigna del Comité de Postulaciones Electorales del Parlamento, conformado por 11 diputados -cuatro opositores y siete oficialistas-, entre ellos, Cilia Flores, esposa del presidente Nicolás Maduro.
Además, según el presidente del Parlamento, el oficialista Jorge Rodríguez, el nuevo CNE es «fuerte porque cuenta con el respaldo y el apoyo de las más amplias mayorías de la vida política y social de Venezuela», un argumento del que discrepa la oposición mayoritaria, un sentimiento compartido por el sector antichavista de la ciudadanía.
4- Las consecuencias
Las primeras víctimas de la intempestiva renuncia fueron la Comisión Nacional de Primarias (CNP) -que negociaba la asistencia técnica del CNE para las internas de octubre- y los candidatos a estas elecciones en el seno de la oposición, pese a que no todos querían el apoyo del ente rector, pero sí la mayoría.
Ahora, está por ver si este cambio beneficiará a algún sector político, especialmente, de cara a las presidenciales, previstas para 2024, en una fecha que todavía no está definida. En las últimas semanas, cuando ya sonaban Amoroso y Gil como favoritos para formar parte de la directiva, las críticas arreciaron entre opositores, al considerar que ambos forman parte del ala radical del oficialismo.
5- Las dudas sobre el CNE
Aunque ya ha quedado descartado el apoyo técnico del CNE para las primarias opositoras, el antichavismo ha criticado, de inmediato, la designación del ente, por considerarlo parcial y estratégico, al tener entre sus actores principales a Amoroso, titular de la institución responsable de las inhabilitaciones a opositores, la Contraloría General de la República.
Y pese a que los chavistas celebran y los opositores denuncian, entre la ciudadanía activa en redes sociales, surge la duda de si el nuevo CNE será un elemento desestabilizador de cara a las presidenciales y procesos electorales posteriores que se celebren en los próximos siete años.