María Rodríguez (ALN).- La visita del presidente brasileño Jair Bolsonaro a Israel, el encuentro con el primer ministro Benjamin Netanyahu y el anuncio de una oficina comercial en Jerusalén -primer paso para trasladar la embajada- responden a dos motivos. Uno es la buena sintonía con Donald Trump, que ya abrió la embajada en Jerusalén y con quien Netanyahu se reunió la semana pasada. Y el otro, la propia convicción religiosa de Bolsonaro.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, de visita oficial a Israel, ha dado un vuelco al más de medio siglo de diplomacia brasileña de no intromisión y neutralidad respecto al conflicto entre Israel y Palestina. Y lo ha hecho por dos motivos: “Seguir la estela de Donald Trump y por su propia convicción personal (la religión)”. Así lo destaca al diario ALnavío Ernesto Pascual, analista político y profesor de Ciencias Políticas en la Universitat Oberta de Catalunya.
Bolsonaro llegó este domingo a Israel y junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció que Brasil abrirá una oficina de comercio en Jerusalén. “Reconociendo los vínculos históricos de Jerusalén con la identidad judía y también que la ciudad es el corazón político del Estado de Israel, anuncié que Brasil abrirá allí una oficina brasileña para la promoción del comercio, inversiones e intercambio en innovación y tecnología”, escribió Bolsonaro más tarde en Twitter.
Netanyahu, que acompañó a Bolsonaro a visitar el Muro de los Lamentos, celebró la decisión de Bolsonaro y respondió: “Espero que este sea un primer paso hacia la apertura de la Embajada de Brasil en Jerusalén”.
Pascual considera que este gesto es evidentemente “el primer paso” para trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, algo que ya prometió el mandatario en campaña. Esto supone reconocer la ciudad santa como capital del Estado judío, una polémica medida que Bolsonaro ratificó como presidente electo. Además, implica la ruptura de una tradición de la Cancillería brasileña, que era mantener una postura independiente y neutral en relaciones exteriores gobernase el presidente que gobernase.
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— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) 1 avril 2019
La apertura de esta oficina comercial en Jerusalén también es un gesto más hacia la política de Trump (EEUU abrió la embajada en Jerusalén en mayo de 2018). Una medida que refuerza la buena sintonía entre ambos mandatarios, a lo que se suma la cruzada contra el régimen de Nicolás Maduro y los recelos comerciales sobre China.
Al final, los vínculos entre Trump, Bolsonaro y Netanyahu son una relación a tres bandas. Cabe recordar:
– Que Trump viajó a Israel y se reunió con Netanyahu en mayo de 2017.
– Que Netanyahu se reunió con Trump en EEUU hace apenas una semana.
– El encuentro entre Bolsonaro y Trump en la Casa Blanca se produjo hace un mes.
– Netanyahu asistió a la investidura de Bolsonaro en enero.
– Y que ahora Bolsonaro visita Israel para reunirse de nuevo con Netanyahu. Un encuentro que cierra el triángulo.
“Es una triangulación del escenario. A veces focalizamos en las relaciones bilaterales, Brasil-Israel por ejemplo, pero si miramos más de lejos podemos ver la relación EEUU-Israel y Brasil. O lo que es lo mismo, el cambio de tendencias en la política suramericana, pasar de movimientos populistas de izquierdas a movimientos populistas de derechas y la intención de EEUU de hacer de Brasil la locomotora de un cambio ideológico en América del Sur”, describe Pascual.
Además, el primer viaje oficial de Bolsonaro como presidente de Brasil fue a Estados Unidos. La semana pasada estuvo en Chile en la reunión de Prosur. Pero ya su siguiente viaje no ha sido otro que a encontrarse con uno de los aliados de Trump, Netanyahu.
Al margen de la estela de Trump, las convicciones religiosas de Bolsonaro también pesan y mucho en este viaje. Para Pascual es “un factor fundamental”. Y recuerda los lazos evangelistas de Bolsonaro y el hecho de haberse bautizado en el río Jordán. “En las iglesias evangelistas, hay una iconografía judía muy importante”, destaca este experto. Lo que justifica aún más las decisiones políticas del presidente Bolsonaro.
¿Alejamiento de la comunidad árabe?
Por otro lado, Augusto Heleno, ministro de Seguridad Institucional de Bolsonaro y quien acompaña al presidente en este viaje, negó que Brasil se aleje así del mundo árabe. “Nos interesa ese acercamiento con Israel, sin que eso signifique de ninguna manera un alejamiento de la comunidad árabe. Eso debe quedar muy claro”, afirmó el ministro, según recoge el diario brasileño O Globo.
El ministro alegó falta de tiempo al minimizar el hecho de que Bolsonaro no divida su agenda entre israelíes y palestinos, algo que sí hizo el expresidente Lula da Silva en 2010, cuando se convirtió en el primer jefe de Estado brasileño en visitar la zona.
Pero Pascual no está de acuerdo con el ministro Heleno. “Reconocer de repente la capitalidad de Jerusalén y trasladar la embajada allí (en un futuro) es un golpe a toda la política internacional que había seguido Brasil y un alejamiento clarísimo del mundo árabe”, concluye el experto.