Zenaida Amador (ALN).- La radicalización del régimen de Nicolás Maduro alcanzó un estadio superior este 23 de febrero a pesar de que los ojos del mundo estaban centrados en Venezuela. No sólo bloqueó el acceso al país de la ayuda humanitaria, sino que para hacerlo se valió de colectivos civiles armados y otros grupos de choque con saldo de al menos dos asesinados y 66 heridos. Maduro cerró la puerta a las opciones conciliadoras y, con su respuesta, lanzó un reto a la comunidad internacional.
Mientras en los pasos fronterizos arreciaba la represión para impedir que la ayuda humanitaria entrara al territorio venezolano donde, incluso, las fuerzas públicas llegaron a quemar una de las gandolas que llegaba a Venezuela cargada con insumos médicos, Nicolás Maduro se presentaba en un acto de calle en el centro de Caracas, muy cerca del palacio de gobierno. En la tarima bailó y expresó su alegría por la cercanía del carnaval: “A bailar, a rumbear y a disfrutar la vida en paz”.
Allí, entre funcionarios públicos, milicianos y líderes del Partido Socialista Unido de Venezuela, aseguró que los traidores a la patria estaban tratando de meter al país “comida podrida” en alianza con Estados Unidos y Colombia, países que buscan una intervención de Venezuela. Tras lo cual anunció una ruptura de relaciones diplomáticas con Colombia.
La actitud y el discurso de Maduro mostraban claramente la decisión tomada.
Así que en la medición de fuerzas implícita en la entrada de la ayuda humanitaria Maduro optó por la radicalización. Sin importar que el mundo entero estuviera pendiente de lo que sucede en Venezuela, mostró su peor rostro. Y con la violencia le cerró la puerta a las opciones pacíficas y conciliadoras, y le subió el reto a la diplomacia internacional
Aunque aseguró que “pasarán las semanas y Nicolás Maduro seguirá al frente de la patria cumpliendo con Venezuela”, también hizo una alerta: “es una orden que le doy al pueblo y a toda la Fuerza Armada que, si algún día ustedes amanecen con la noticia de que le han hecho algo a Maduro, salgan a las calles a hacer una revolución”.
Así que en la medición de fuerzas implícita en la entrada de la ayuda humanitaria Maduro optó por la radicalización. Sin importar que el mundo entero estuviera pendiente de lo que sucede en Venezuela, mostró su peor rostro. Y con la violencia le cerró la puerta a las opciones pacíficas y conciliadoras, y le subió el reto a la diplomacia internacional frente a su caso.
De hecho, en los puntos fronterizos hubo ataques violentos no sólo contra los diputados de la Asamblea Nacional y los ciudadanos que se movilizaron para darle apoyo al ingreso de la ayuda humanitaria sino también contra los periodistas presentes y los propios lugareños. Tiroteos, persecuciones y allanamientos de viviendas se reportaron en Ureña y San Antonio del Táchira, así como en Santa Elena de Uairén en el estado Bolívar.
Las cifras preliminares arrojan un saldo de 66 heridos y dos fallecidos en la jornada, donde no sólo hubo participación en primera línea de la Policía Nacional Bolivariana y de la Guardia Nacional Bolivariana, a las que luego se sumaron otros cuerpos de seguridad del Estado, sino que como cuerpos represores se exhibieron sin tapujos los llamados colectivos civiles armados y otras fuerzas de choque encapuchadas.
Este sábado más de 60 efectivos militares y policías pasaron a Colombia para desertar. Uno de ellos, el guardia nacional Miguel Tolosa, aseguró que la orden del gobierno de Maduro es “masacrar al pueblo” y para ello fueron puestos en las calles los colectivos y los presos.
Todas las opciones
Al hacer el balance de lo ocurrido este sábado, Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela, aseguró que la comunidad internacional pudo ver “cómo el régimen usurpador viola el Protocolo de Ginebra, donde se dice claramente que destruir la ayuda humanitaria es un crimen de lesa humanidad”.
Guaidó dijo haber conversado con los militares que “se incorporaron a la ruta constitucional”, quienes le reiteraron que en las Fuerza Armada hay “miedo, necesidad e irrespeto. Son soldados que en algún momento tuvieron ilusión por la carrera militar y hoy son prisioneros del terror”
Guaidó también dejó clara su posición. “Los acontecimientos de hoy me obligan a tomar una decisión: plantear a la comunidad internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta Patria que lucha y seguirá luchando”.
Así que al mundo le tocará también tomar partido.
Este lunes tendrá lugar en Colombia una reunión del Grupo de Lima en la que participará Guaidó y el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence. A propósito de este encuentro, Guaidó les pidió a las naciones que “tengan todas las cartas sobre la mesa”.
El senador estadounidense Marco Rubio indicó que tras discutir en la noche de este sábado con varios líderes regionales quedó claro que los graves crímenes cometidos por el régimen de Maduro abrieron la puerta a varias potenciales acciones multilaterales que no estaban en la mesa 24 horas antes.
Mike Pompeo, secretario de Estado de EEUU, dijo que su país “tomará medidas contra los que se oponen a la restauración pacífica de la democracia en Venezuela (…) Los militares venezolanos deben cumplir con su deber, proteger a los ciudadanos del país y evitar que los titiriteros de La Habana maten de hambre a los niños”.
Por su parte la Cancillería de Brasil, en un comunicado, indicó que el uso de la fuerza contra el pueblo venezolano, ansioso por recibir ayuda humanitaria internacional, caracteriza, de manera definitiva, el carácter criminal del régimen de Maduro, por lo que le pidió a la comunidad internacional “unirse al esfuerzo de liberación de Venezuela, reconociendo el gobierno legítimo de Guaidó” y exigiendo el cese de la violencia contra la población.
¿Qué viene ahora?
Es de esperarse una nueva ronda de alineación internacional para reforzar las acciones de presión que se adoptarán contra el régimen de Maduro. La opción de una intervención sigue siendo altamente costosa para las naciones que cierran filas a favor de un cambio político en Venezuela, pero lo ocurrido este 23F puede subirle el volumen a su evaluación.
Maduro, por su parte, ya ha buscado un espacio de contrapeso desde la ONU con sus aliados para ganar tiempo. Según el discurso de su canciller, Jorge Arreaza, tienen en agenda acciones para las “próximas semanas”. En paralelo, tiene a varios de sus funcionarios de gira por Asia tratando de alcanzar acuerdos que le den algún oxígeno financiero y le permitan un flujo comercial mínimo mientras resiste en el poder.
Guaidó: “Dudo que Hugo Chávez aceptaría lo que Maduro ha traído para Venezuela y la FAN: hambre, violencia, represión y miedo. Maduro ha destruido todo, comenzando por la Constitución del 99 promovida por Chávez en 1999 y defendida por nosotros en 2007 (…) Luego de tanta destrucción me pregunto: ¿Aprobarían esto quienes creyeron en Chávez?”
En el plano local sigue la atención puesta sobre lo que ocurrirá a lo interno del chavismo tras la violencia de este sábado, así como dentro de la Fuerza Armada, que son las bases que sostienen al régimen de Maduro.
Para ambos grupos Guaidó tuvo unas palabras.
Dijo haber conversado con los militares que “se incorporaron a la ruta constitucional”, quienes le reiteraron que en las Fuerza Armada hay “miedo, necesidad e irrespeto. Son soldados que en algún momento tuvieron ilusión por la carrera militar y hoy son prisioneros del terror”.
Para los otros, comentó: “Dudo que Hugo Chávez aceptaría lo que Maduro ha traído para Venezuela y la FAN: hambre, violencia, represión y miedo. Maduro ha destruido todo, comenzando por la Constitución del 99 promovida por Chávez en 1999 y defendida por nosotros en 2007 (…) Luego de tanta destrucción me pregunto: ¿Aprobarían esto quienes creyeron en Chávez?”