Daniel Gómez (ALN).- Fue la Cepal la que divulgó los datos. Y en el informe advierte que la violencia contra las mujeres no sólo es una cuestión de género. El motivo de los asesinatos va más allá, y ahí entran otras cuestiones como el racismo, la pobreza y la religión.
“El feminicidio es la expresión más extrema de la violencia contra las mujeres”. Lo advierte Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas(Cepal).
El último informe del organismo sobre igualdad de género ofrece datos devastadores: en 2017, al menos 2.795 mujeres fueron asesinadas por el simple hecho de ser mujeres. Esa es la definición de feminicidios.
En términos absolutos, la lista de crímenes la lidera Brasil, con 1.133 víctimas confirmadas en 2017. No obstante, en promedio, El Salvador se convierte en el país más cruel de la región en este sentido, con 10,2 feminicidios por cada 100.000 mujeres.
Por su parte, Honduras registró 5,8 por cada 100.000 (los últimos datos de este país son de 2016). “Altas tasas”, dice la Cepal, como también lo son las que presentan Guatemala, República Dominicana y Bolivia. En 2017, en estos tres países se observaron registros iguales o superiores a dos casos por cada 100.000 mujeres.
Venezuela, que rara vez sale bien parada en los rankings de los organismos de derechos humanos, en esta ocasión se presenta como uno de los pocos países de Latinoamérica con una tasa de feminicidios inferior a uno. De hecho, sólo Venezuela, Panamá y Perú tienen un registro igual.
La Cepal pide políticas públicas
En el informe, Bárcena pide políticas públicas orientadas “a prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres en la región”. Y añadió: “Ni la tipificación del delito ni la visualización estadística han sido suficiente para erradicar este flagelo que nos alarma y horroriza cada día”.
La Cepal precisa que las agresiones a mujeres no son una cosa de género exclusivamente. También se deben a las diferencias económicas, raciales, culturales y religiosas frente a otras personas. “De esta forma, las políticas públicas para su erradicación deberían considerar la diversidad de las mujeres y las variadas características en que se expresa la violencia contra ellas”, recomienda el informe.
“Ni la tipificación del delito ni la visualización estadística han sido suficiente para erradicar este flagelo que nos alarma y horroriza cada día”
Por otro lado, la Cepal también propone hacer esfuerzos para sensibilizar y formar a los funcionarios públicos, “especialmente los operadores de justicia”, con el fin de mejorar los registros de feminicidios y dar respuestas acordes al enfoque de derechos humanos y a una cultura de igualdad.
El organismo también reporta datos de los países caribeños que no están ligados a América Latina. En la región la Cepal registró un total de 35 víctimas de feminicidio en 2017.
En Belice hubo nueve víctimas. Una en las Islas Vírgenes Británicas. Cuatro en Santa Lucía. En Trinidad y Tobago ascendieron a 21.
Por su parte, en Guyana hubo 35 y 15 en Jamaica. Pero estos dos últimos países no entran en las estadísticas de la Cepal porque los datos se limitan a feminicidios íntimos, es decir, cometidos exclusivamente por una persona que es o fue pareja de la víctima.