Juan Carlos Zapata (ALN).- Gabriel García Márquez descubrió el miedo cuando niño lo dejaban sentado en un rincón de la casa de Aracataca y le decían que se quedara allí, quieto, tranquilo, porque los fantasmas de la abuela, del tío, de la prima, rondaban por los pasillos, los cuartos, la sala, los corredores. Pero el escritor sacó varias conclusiones de la experiencia del miedo. Una de ellas es que nadie tiene más miedo que los presidentes cuando se levantan en la mañana. En estos tiempos de coronavirus sólo hay que imaginarse el miedo de Nicolás Maduro, Iván Duque, Pedro Sánchez, Emmanuel Macron, Xi Jinping, o del primer ministro de Italia, Giuseppe Comte, entre otros.
En el miedo concreto y real todo el mundo está solo, dice Gabriel García Márquez en una entrevista que le hiciera en 1976 el escritor Germán Castro Caycedo. Es una entrevista que puede ser localizada en YouTube, y ya es todo un clásico. Pero, además, señala, todo el mundo tiene miedo y entre todos los que tienen miedo, “probablemente nadie tiene más miedo al despertarse por la mañana que los presidentes de la República”.
Y de verdad, cabe preguntarse por el miedo que hoy embargará a los presidentes de 180 países, o sea, el planeta en su conjunto, ante la expansión de la pandemia del coronavirus y las consecuencia que ya se están sintiendo sobre la economía. El FMI calcula que esta crisis será peor que la crisis financiera mundial de 2018.
Gabriel García Márquez hace la diferencia entre el miedo abstracto de los muertos conque lo asustaban de niño. Y el miedo concreto de la realidad. Con este se enfrentó a los 23 años siendo reportero del diario El Espectador de Bogotá.
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Esa imagen “del niño sentado”, “muerto de miedo” el Premio Nobel de Colombia la abordó en La Hojarasca, su primera novela, una gran novela corta. Pero dice en la entrevista, que es un tema recurrente en “mi obra”.
-Es una imagen que yo recuerdo perfectamente en la vieja casa de Aracataca. La forma que habían encontrado mis abuelos a partir de las seis de la tarde para no estar pendientes de mí, era que me decían siéntate en esta silla y no te muevas. Porque si te mueves y te vas a ese cuarto, ahí se murió la tía Petra; y acá se murió el tío Nicolás; y allá se murió Petronila. Entonces a mí me mantenían quieto a base del terror.
Sin embargo, la imagen del miedo real, hecho y concreto, aparece después. A los 23 años. El Espectador lo envía a Medellín a hacer un reportaje. Se habían producido unos derrumbes con saldo de muertos. Llegó a la ciudad. Era su primer encargo fuera de Bogotá. “Me instalé en el hotel y hasta entonces todo iba muy bien”. Hasta que se dispuso a salir y “hacer lo que me habían enviado a hacer”. Pero lo sobrecogió el miedo de cómo investigar. Al salir del hotel, estaba lloviendo. Y, cuenta a Germán Castro Caycedo, que la lluvia se convirtió en un “pretexto que me ponía a mí mismo para aplazar” la tarea de averiguar lo que había pasado. Luego comenzó a escampar y ya no había pretexto. Y en la medida que “escampaba me daba cuenta que tenía que enfrentar la realidad”. Ahí ocurre una extraña conexión.
-En ese momento me acordé de cuando estaba en Aracataca sentado en el asientito, temiendo que allá se había muerto el tío, y aquí la tía, y aquí la prima, y yo me daba cuenta que ese terror que yo tenía en aquel momento en Aracataca, y que me lo habían convertido en el terror concreto, en el abstracto terror concreto de los muertos que salían, era el mismo que tenía cuando tenía que enfrentarme por primera vez a la realidad.
Gabo señala que “en ese momento me di cuenta de dos cosas. Una, que a la hora de enfrentar la realidad todo el mundo, absolutamente todo el mundo está solo. Y dos, que todo el mundo, absolutamente todo el mundo, tiene miedo. Y fue una enseñanza muy importante porque durante muchos años yo creía que era solamente yo. Y cuando supe que todo el mundo tenía miedo, pensé que probablemente nadie tiene más miedo al despertarse por la mañana que los presidentes de la República. Y ese día seguí despertando con mucho miedo pero aprendí a tenerle menos miedo al miedo de la mañana”.