Redacción (ALN) .- El viernes 04 de abril tuvo lugar en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela un acto para celebrar la canonización del Dr. José Gregorio Hernández: El hombre, el académico, el santo.
Se contó con la presencia de las autoridades universitarias: el Rector, Dr. Víctor Rago, la Vicerrectora Académica, Dra. María Fátima Garcés, el Vicerrector Administrativo, Dr. José Balbino León Sosa y la Secretaria, Dra. Corina Aristimuño; así como también con la de decanos, directores de escuela, cuerpo diplomático, representantes de la Iglesia católica, egresados, estudiantes, personal administrativo y obrero.
Este homenaje fue inaugurado con las palabras de la profesora María Fátima Garcés, quien remarcó su formación científica y el ejercicio de la docencia y de la investigación en esta institución, además de resaltar su inmensa vocación de servicio, su legado médico y sus virtudes cristianas que lo llevaron a ser considerado como el “médico de los pobres”, porque su compromiso con los enfermos iba mucho más allá de la consulta, los visitaba en sus hogares, les proporcionaba medicamentos y, sobre todo, les ofrecía consuelo y esperanza, para José Gregorio la sanación del cuerpo debía ir acompañada de la sanación del espíritu.
De igual manera, subrayó que el Dr. José Gregorio Hernández fue pionero en el uso del microscopio en el aula, lo cual otorgó un rango más científico a los estudios de la medicina y a la formación académica basada en la observación y la experimentación.
A continuación, la Dra. María Isabel Giacopini se refirió a la influencia femenina en la vida del Dr. José Gregorio Hernández: madre, tía, cuidadora y la esposa del director de su colegio; mujeres que incentivaron su vocación religiosa, su profundo amor a Dios, su curiosidad por el mundo que lo rodeaba y su dedicación al prójimo.
Más adelante, el Dr. José Sánchez Silva, jefe de la Cátedra de Historia de la Medicina, Escuela José María Vargas (UCV), describió la actuación pedagógica de José Gregorio Hernández, quien fue el creador de la primera Cátedra de Bacteriología en América, de las Cátedras de Anatomía Patológica, Fisiología Experimental y Patología, además de que produjo libros de textos, importantes artículos científicos y disertaciones filosóficas sin alejarse del cuidado de los enfermos y de la difusión de la fe cristiana.
Luego el Dr. Enrique López-Loyo, Escuela José María Vargas, mencionó los estudios de especialización en el área de Microscopía y Bacteriología que desarrolló en Francia, en la Escuela de Medicina de París, en el trascurso de tres años. A su llegada a Venezuela en 1891, el Dr. José Gregorio Hernández fundó el primer laboratorio científico en Venezuela donde durante 18 años ejerció la docencia y practicó el diagnóstico riguroso de sus innumerables pacientes.
En tanto, el Cardenal Baltazar Porras, destacó la trascendencia de la figura de José Gregorio Hernández. Señaló que, pese a desenvolverse en un ambiente positivista con cierto desapego a la religión, él nunca dejó de practicar su fe cristiana y la forma en la que encontró compaginar sus dos grandes intereses –ciencia y religión- fue a través de su vocación laical, estando al servicio de todos y enfocándose en los más necesitados. Y allí es donde está su verdadero milagro: creyentes y no creyentes pueden dar testimonio de su práctica médica, de su meticulosidad y exigencia como profesor y de su empeño en difundir las enseñanzas del Evangelio mediante sus nobles acciones.
Clausuró el acto el Dr. Víctor Rago, quien exaltó el ejercicio docente, su vida dedicada a los pacientes más pobres y su inquebrantable fe, sin desmerecer su faceta más social pues le encantaba la música y disfrutaba de reuniones sociales.
También comentó que mientras el Dr. José Gregorio Hernández transitaba por el camino de la ciencia, nunca se proclamó positivista dado que sus pasos siempre se apoyaron en la doctrina cristiana.
Finalmente, el Arzobispo de Caracas, el Mons. Raúl Biord Castillo, presidió la eucaristía junto con el Padre Javier Fuenmayor, el Padre Reinaldo Gámes, el Padre Gerardino Barrachini y el Padre Jonathan Urquiola. Esta misa estuvo acompañada por la presencia del Orfeón Universitario y de un grupo de estudiantes ucevistas de distintas áreas de la salud, quienes tuvieron un momento estelar al inicio de la misa, formando un pasillo de honor en el momento cuando ingresó la Cruz del Año Santo, llevada por estudiantes de la pastoral universitaria.