Daniel Gómez (ALN).- “Coincidimos totalmente en el objetivo de contribuir a que haya una transición democrática en Venezuela”, dijo el canciller de Brasil, Ernesto Araujo. “Podemos tener tal vez métodos diferentes, pero coincidimos en ese principio básico”, apuntó el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Felipe Solá.
La relación entre Jair Bolsonaro y Alberto Fernández no comenzó con buen pie. Al presidente de Brasil no le gustó que Fernández, peronista, haya llegado a la presidencia de su principal socio comercial, Argentina. A lo ideológico se suman los pedidos de libertad hechos en favor del expresidente brasileño y enemigo de Bolsonaro, Lula da Silva. Pero como esperaban los analistas, en algún momento la relación entre estos dos mandatarios, por una cuestión de pragmatismo y dependencia mutua, llegaría al entendimiento. Así ha sido. Y a tal punto ha llegado el entendimiento que ya se ponen de acuerdo hasta en el objetivo para Venezuela. Un milagro.
“Coincidimos totalmente en el objetivo de contribuir a que haya una transición democrática en Venezuela”, dijo este miércoles el canciller de Brasil, Ernesto Araujo, en Brasilia. La declaración no la dio solo, sino que le acompañaba su par argentino, Felipe Solá, quien afirmó que “la democracia en Venezuela” es un objetivo común para Fernández y Bolsonaro.
Tive hoje ótima reunião com o Chanceler Felipe Solá da Argentina. Encontramos grande convergência em temas fundamentais: continuação do Mercosul como plataforma dinâmica de negociações, promoção da democracia na Venezuela, combate ao crime organizado e ao terrorismo.
🇧🇷🇦🇷 pic.twitter.com/9SdG3Iltob— Ernesto Araújo (@ernestofaraujo) February 13, 2020
Felipe Solá se extendió más este jueves en entrevista al portal Infobae. “Ambos gobiernos expresamos una convergencia: la democracia. Podemos tener tal vez métodos diferentes, pero coincidimos en ese principio básico. Para la Argentina, la solución pasa por elecciones bien limpias que puedan ser garantizadas por los organismos internacionales que intervienen en estos casos. Consideramos que llegó el momento de redefinir algunas estrategias del Grupo de Lima que no dieron los resultados esperados, y eso será revisado en la cumbre de Canadá. Respaldamos una transición democrática sin que haya sangre”.
Aquí hay un detalle llamativo. El gobierno de Alberto Fernández, pese a reconocer a Nicolás Maduro, seguirá integrando el Grupo de Lima, una alianza americana de países que apoyan la democracia en Venezuela, y que, a excepción de Argentina, reconoce a Juan Guaidó como el presidente encargado.
Pese a este punto, Alberto Fernández no ha dejado de ser crítico con Maduro. Lo fue en campaña, diciendo que su régimen no respeta los derechos humanos, y lo sigue siendo ahora.
“Estoy muy preocupado por la situación humanitaria. Estamos en presencia de un gobierno que ha tomado decisiones arbitrarias, que ha puesto en peligro el Estado de derecho y hay una crisis de convivencia democrática”, declaró al diario Le Monde la semana pasada.
Felipe Solá también apoya este planteamiento. De hecho, este miércoles, el diario Perfil de Argentina reseñó unas declaraciones del canciller argentino en el encuentro con Ernesto Araujo en las que decía: “No es que no somos favorables a Maduro, somos favorables a la democracia”.
Al margen de Venezuela, esta reunión de cancilleres marca el inicio de una relación pragmática entre las dos potencias del sur. De hecho, Bolsonaro le propuso una reunión a Fernández el 1 de marzo en Montevideo en el acto de asunción del presidente electo de Uruguay, Luis Lacalle Pou.