Daniel Gómez (ALN).- Raúl Katz, profesor de la Columbia Business School, señala en una entrevista con ALnavío que la región debe apostar por sectores y países estratégicos. “Habrá que posponer la inversión en zonas más retrasadas. Son decisiones difíciles, pero hay que tomarlas para ponernos a la altura”.
El retraso digital de Latinoamérica está mermando su economía. Lo apuntó Raúl Katz, profesor de la Columbia Business School, en una conferencia en la Casa de América de Madrid. Según datos de la consultora que preside, Telecom Advisory Services, la región experimenta índices de consumo de tecnología acordes con los de España, pero sufre problemas a la hora de asimilarla.
Las dificultades, alertó, se encuentran en la producción y la poca cualificación del capital humano. En una entrevista con el diario ALnavío, Katz dijo que, con el objetivo de ponerse a la altura de las naciones desarrolladas, es recomendable tomar “decisiones que no son lo más políticamente correctas”.
– ¿Cómo debe afrontar América Latina la transformación digital?
– Países como Chile, Panamá, Argentina y Colombia se están acercando a las naciones industrializadas en lo referente a la digitalización de los hogares. Pero esto esconde dos dimensiones dicotómicas. Una dualidad urbana-rural, donde el nivel de desarrollo de los centros urbanos no está a la altura de las grandes ciudades. Y las limitaciones de otros países de Latinoamérica que no están tan avanzados. Por otro lado aparece la digitalización de la producción. Las empresas han avanzado en adquisición de tecnología, lo que no significa asimilación en los procesos productivos. Es un desafío importante porque la empresa tiene que llevar adelante cambios fundamentales en la capacitación de los empleados. Toda mejora tendrá un impacto en la productividad y en el desempeño económico del continente.
Raúl Katz abogó por saltarse etapas a fin de acelerar la transformación digital / Flickr: Ministerio TIC de Colombia
– Todos estos cambios requieren tiempo, ¿un tiempo del que carece Latinoamérica?
– Ese es uno de los retos. Por ejemplo, la digitalización de la producción y el desarrollo de la capacitación son variables que requieren tiempo y son muy inerciales. Entrenar ingenieros de sistemas, cambiar los métodos de enseñanza, crear carreras cortas para generar más talento. Todo esto lleva tiempo. La experiencia europea dice que su transformación llevó entre tres y cinco años. Si lo trasponemos a América Latina se alarga la ecuación. Las pymes, a las que se les supone menos capacidad de innovación, representan el 80% de la matriz productiva. Y, desafortunadamente, los ritmos en el ecosistema digital exigen velocidad.
– ¿Cómo pueden acelerar el cambio?
– Tienen que saltarse etapas. Requerirán decisiones que no son lo más políticamente correctas. Con esto me refiero al caso de recursos limitados, donde vamos a invertir en el despliegue de tecnologías infraestructuras, capacitación empresarial. Una alternativa dice que nos enfoquemos en sectores y regiones estratégicas con el objetivo de acelerar el desarrollo. Se privilegiarán los esfuerzos innovadores a las regiones avanzadas del continente latinoamericano. Esto quiere decir todo el corredor que se extiende desde Belo Horizonte hasta la quinta región chilena, pasando por la Mesopotamia, las provincias centrales de Argentina y Uruguay. Por el contrario, habrá que posponer la inversión en regiones más retrasadas. Son decisiones difíciles, pero hay que tomarlas para ponernos a la altura.
– ¿Con qué aliados puede contar América Latina en estos momentos?
“Tomar la relación con Estados Unidos como algo emblemático es erróneo”
– Las relaciones geopolíticas están en un proceso de cambio. Tomar la relación con Estados Unidos como algo emblemático es erróneo. Si uno se fija en la Alianza del Pacífico, los países asiáticos están tomando un protagonismo mucho más importante. Luego está la aproximación con las naciones europeas, cada vez más intensa. Solo hay que ver la presencia activa que tienen los capitales europeos y asiáticos en las economías latinoamericanas. Por tanto, los vínculos históricos entre América del Sur y América del Norte están diluyéndose poco a poco, motivado en cierta medida por los cambios que experimenta EEUU.
– ¿Y qué piensa de la integración comercial de la región?
– La homogenización económica es un objetivo deseable. Sin embargo, considero que no hay una tendencia a la unión como sí hubo en el caso europeo. Existen regiones donde sí. Véase la Alianza del Pacífico y el Mercosur, con sus ventajas y desventajas. El objetivo es crear centros regionales que en el futuro llegarán a converger. Pero alcanzar un contexto similar al europeo me parece un tanto ambicioso.